REPORTAJE
Envió un comunicado desde Brasil; es una fanfarronada: su abogado
Tras huir durante 35 años, el legendario ladrón del tren postal quiere entregarse
Ronnie Biggs, el legendario ladrón del tren, quiere
entregarse a la justicia británica luego de huir durante 35 años,
informó el diario inglés The Sun después de
un comunicado de las fuentes del Scotland Yard.
"Me gustaría entregarme. Necesito un pasaporte
para el viaje de regreso a Gran Bretaña. Estoy dispuesto a dejarme
detener de inmediato cuando aterrice en el aeropuerto de Heathrow", dijo
Biggs en un correo electrónico al cual le agregó su firma
y su huella digital.
No obstante, el abogado del ladrón, Wellington Mousinho Lins, afirmó este jueves que se trataba de una "fanfarronada" de la prensa inglesa, la información según la cual Ronnie, quisiera volver a casa. Los medios ingleses publicaron una entrevista del hombre en la que dice: "Soy un hombre enfermo. Mi última voluntad es poder entrar en un pub (bar) de Margate y pedir una cerveza. Espero vivir lo suficiente para hacerlo. Desde hace treinta años trabajo honestamente".
Dice el jurisconsulto de Biggs: "Se trata de una fanfarronada. En los últimos seis meses de 1997, nosotros trabajamos en el Supremo Tribunal Federal, la máxima corte de justicia del país, para impedir la extradición de Biggs. Mosinho Lins también dijo "extrañar" que su defendido, quien está enfermo y quien luchó "casi como animal" por el derecho a vivir en libertad en Brasil, con un hijo brasileño y una nieta brasileña, haya optado ahora por regresar a Inglaterra "para vivir hasta los 99 años de edad encarcelado".
El abogado precisó que Biggs está en casa de unos amigos en la región serrana de Río de Janeiro, a unos 70 kilómetros de la ciudad.
Sostuvo que mantiene contacto con él y que este jueves por la mañana comentaron la información aparecida en la edició del diario The Sun.
"Biggs me dijo que si los periodistas me preguntaban algo, les diese el teléfono de Mister Kevin (un inglés que representa a Biggs en Londres) para que lo interrogasen al respecto", prosiguió Mosinho, quien agregó que "para mí que esta información fue inventada por Kevin".
Biggs sufrió dos derrames cerebrales y padece secuelas que le dificultan los movimientos y el habla, es por eso que se niega a dar entrevistas, argumentó el abogado. Recordó que después del veredicto de la máxima corte de Brasil, negando la extradición, quiso hacerle un "pasaporte legal", pero se negó a ello. "Para qué quiero un pasaporte ahora. No voy a salir de Brasil. Ya tuve tantos falsos, para qué voy a querer uno verdadero", habría dicho Biggs en esa oportunidad, de acuerdo con su abogado.
Mosinho Lins dijo que la hipótesis de que Biggs quiera volver a su país sólo sería posible si fuese "perdonado por la reina de Inglaterra. Sería una oportunidad para volver al Reino Unido, para encontrarse con los hijos de su primer matrimonio y con los amigos", concluyó el abogado.
Biggs había sido condenado a 30 años de cárcel luego del robo y después de que el maquinista del tren postal, quien fue golpeado con una barreta en la cabeza, muriera en 1970. (DPA Y AFP)
El gran asalto
En agosto de 1963, 15 hombres asaltaron un tren nocturno que viajaba de Glasgow a Londres para llevarse 2.6 millones de libras (casi 30 millones de dólares). Un mes después, los ladrones fueron detenidos por el comisario Slipper, y Ronnie Biggs, uno de los que dirigieron la operación, fue condenado a 30 años de prisión. Sin embargo, tras 15 meses de cárcel logró escapar. Un cirujano plástico le cambió el rostro y huyó a Brasil vía Australia y Argentina.
Llega a Brasil en 1970 y, pese a los pedidos de Londres, no fue extraditado, porque en esa época Brasil no tenía tratado de extradición con el Reino Unido. En el 74, tras la firma de un tratado de extradición, Slipper lo encontró en la habitación de un hotel con la palabras: "Hace tiempo que no nos vemos, Ronnie. Creo que sabes quién soy". Pero, como la novia carioca de Biggs (una bailarina exótica de 19 años) estaba embarazada, fue causa para que se imposibilitara la extradición.
En el 84 el fugitivo fue secuestrado por mercenarios ingleses para sacarlo clandestinamente de Brasil y llevarlo a Londres, pero las autoridades brasileñas obligaron a los ingleses a devolver al ladrón, que ya estaba en Barbados con rumbo a su país. Slipper no pudo regresarlo, y cuando el policía ya estaba jubilado, irónicamente fue a tomarse unas copas con el fugitivo.
Se preguntarán, ¿qué pasó con el botín? Pues éste desapareció a los pocos años. "Me pasó como al anciando de Hemingway. Había pescado un pez gordo, pero los tiburones se lo comieron todo". (DPA Y AFP)
Fiesta en la obra negra
Una cruz coronó ayer los esqueletos de concreto
y tabique de la ciudad de México para celebrar y bendecir el trabajo
de hombres y mujeres que modelan a fuerza de cemento, colado, pala y cuchara
el rostro de la gran urbe.
Día de fiesta en la obra negra. Día de la Santa Cruz. Más de 35 mil personas reunidas en el Estadio Azul, en rezo por el buen fin de los trabajos en las alturas, al pie de los cimientos.
Aunque en la ciudad se ignora el número exacto de trabajadores de la pala, dadas las características irregulares de su trabajo, el INEGI calcula que en el país más de 255 mil personas se emplean en la industria de la construcción, entre obreros y profesionales de la arquitectura y la ingeniería.
Poco se sabe, en cambio, de aquellos que dejan la vida en largas jornadas, la mayor de las veces de más de 12 horas, por salarios que apenas alcanzan pa'l taco y la cerveza, desprovistos de cualquier tipo de seguridad social. Y casi siempre, con la cruz del desempleo a cuestas.
Como los cimientos de las obras en construcción, también quedan bajo tierra las historias de violencia que encierran paredes a medio construir. Muertes por accidentes, peleas que acaban con la vida de uno de los contrincantes, violaciones no sólo de mujeres, sino de menores que muchas veces sirven de ayudantes en la obra. Y casi siempre, el alcohol como su cómplice.
Pero ayer fue día de fiesta. El tequila y los curados corren. Van y vienen las viandas de carnitas, tacos y barbacoa. Que ya habrá tiempo para concluir la obra. (ELIA BALTAZAR)