VIERNES Ť 4 Ť MAYO Ť 2001
Ť Reducción de impuestos, la prioridad legislativa en este lapso de su administración
A 100 días de gobierno, la conclusión es obvia: Bush "es un conservador", sostienen analistas
Ť La derecha, entusiasmada, aunque esta presidencia podría ser la que polarice más al país desde los tiempos del santo del conservadurismo, Ronald Reagan, estiman expertos
JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES
Washington, 3 de mayo. ƑEs Bush más reaganiano que Reagan? Todo mundo está evaluando los primeros 100 días de la presidencia de George W. Bush, con la noción de que el primer trimestre de un mandatario marca el tono de su estancia en la Casa Blanca.
Lo conclusión es la obvia: es un conservador. Lo dijo, lo repitió mil veces durante su campaña, y ahora la conclusión de los expertos es, pues, que es un conservador. Siempre recordó que se oponía al aborto, favorecía la pena de muerte, rechazaba controles para armas personales, y buscaba un gobierno menos instrusivo y más pequeño; temas fundamentales para entrar al club de los conservadores reales.
La prioridad legislativa de estos primeros 100 días es la propuesta para reducir impuestos federales, tema favorito del santo de los conservadores Ronald Reagan (no el edificio, ni el aeropuerto con ese nombre, sino el hombre). Al parecer, la propuesta inicial que consideraba una reducción total de 1.6 mil millones se dólares se negociará con el Poder Legislativo y quedará en alrededor de 1.3 mil millones durante 11 años.
Ahora, como en tiempos de Reagan, la idea es que al regresarle más dinero a los contribuyentes, promoverá la inversión y el consumo (lo que se llamaba el "escurridero de arriba hcia abajo" o trickle down). Claro, nadie disputa que el uno por ciento más rico de la población recibirá más de 50 por ciento del beneficio de esta reforma. Al parecer, lo que es bueno para los más ricos es bueno para la nación.
El nombramiento de John Ashcroft, ex senador ultra conservador, como procurador general, más el de Donald Rumsfeld como secretario de Defensa, entre otros, ha provocado gran satisfacción entre las bases conservadores del Partido Republicano. Se espera conocer pronto la primera lista de jueces federales nombrados por Bush, lo que se espera marcará su intención de fortalecer la mano conservadora en el sistema judicial.
En el ámbito ambiental, claro, está la declaración de que Estados Unidos se retira del protocolo Kyoto sobre reducción de emisiones contaminantes que contribuyen al calentamiento global. También ha cancelado o revertido una serie de órdenes ejecutivas y otras medidas supuestamente dirigidas a proteger el medio ambiente, incluso la famosa decisión de suspender una medida para reducir el nivel de arsénico en el agua potable. Igualmente ha favorecido el plan de permitir la perforación de petróleo en una reserva de la biosfera protegida en Alaska.
Más allá de eso, los encabezados de varias notas publicadas en periódicos del país brindan un panorama de los "logros" de Bush: cerrar las oficinas de la Casa Blanca para sida, y la de racismo; cancelar asistencia al exterior que pudiera ser utilizada para consultas sobre aborto; cancelación de algunos programas de asistencia para niños; reducción de medidas para protección de la salud y seguridad en el trabajo, etcétera.
Con su manejo torpe del idioma, con su comentado hábito de dormirse temprano y tomar siestas, de las continuas sospechas de que este hombre no tiene gran experiencia ni talento administrativo, cunden las dudas de quién está gobernando. Uno de los primeros chistes sobre su gobierno fue que "los adultos" el este gabinete era el equipo encabezado por su vicepresidente Dick Cheney. De hecho, a ocho semanas de su toma de posesión, una encuesta del diario The New York Times-CBS News reportó que 50 por ciento de los encuestados pensaba que otros, y no Bush, estaban administrando el gobierno la mayor parte del tiempo.
Según The Economist, la transición de gobierno ha sido manejada muy eficientemente por el equipo de Bush, a pesar de la larga pugna por el resultado electoral en Florida que demoró la decisión oficial sobre el ganador de la Casa Blanca. Sin embargo, de 488 nombramientos que requieren la ratificación del Senado para altos puestos en el nuevo gobierno, sólo se han aprobado a 29, o 6 por ciento. Al mismo tiempo, el gabinete y el equipo más cercano al presidente fueron colocados en sus puestos a un mes de transición.
ƑPero quién está manejando la estrategia? Se habla de pugnas entre conservadores y moderados (Cheney y Rumsfeld contra el secretario de Estado Colin Powell, por ejemplo), y de que la impresión de que Bush es un presidente aún más conservador de lo que se esperaba es sólo una maniobra para consolidar el apoyo del ala derecha de los republicanos, para después virar hacia "el centro", con propuestas para ofrecer mayor énfasis a las políticas de educación, entre otras iniciativas.
Lo que nadie disputa es que hay una fuerza de derecha sumamente bien organizada y efectiva que no está dentro del gobierno, pero que diseña y promueve la estrategia conservadora con gran influencia sobre el gobierno de Bush. El principal asesor político del jefe de la Casa Blanca, Karl Rove, mantiene relaciones muy cercanas con un agrupamiento de conservadores que se reúne cada miércoles -tal vez el acto político más importante en esta capital-, para dibujar sus estrategias de "ayuda" al gobierno de Bush.
La reunión es convocada por Grover Norquist, presidente de Americanos por la Reforma Tributaria (Americans for Tax Reform), y es considerado ahora como el estratega derechista más importante de Washington, señala la revista The Nation.
Norquist ha logrado construir una alianza entre el ala ideológica de la derecha y representantes del gran empresariado estadunidense. "Lo que ha logrado hacer es encadenar a los conservadores ideológicos junto a los tipos empresariales, que tienen el dinero, y poner ese dinero a trabajar en servicio del movimiento conservador", declaró el analista político Roger Hickey a The Nation.
Según la revista, Norquist tiene amplias credenciales: hombre clave de Newt Gingrich, y de sus sucesores como los líderes de la Cámara Dick Armey y Tom DeLay. "Fui un anticomunista primero, y después me convertí en un conservador económico. Creo que me he vuelto más radical con los años", ha dicho. Trabajó en alianza con la Casa Blanca de Ronald Reagan, en apoyo de movimientos guerrilleros anti-soviéticos en Pakistán y Afganistán, promovió el apoyo estadunidense de grupos contrarrevolucionarios como RENAMO en Mozambique, y UNITA en Angola (fue cabildero oficial de este último en Washington). También trabajó a lado de la red extraoficial de apoyo de la contra nicaragüense encabezada por Oliver North.
Ahora, sus reuniones son el epicentro de la estrategia de derecha en Washington. Se verá en los próximos cientos de días del gobierno de Bush si esta influencia crece, o si habrá un viraje hacia "el centro" que margine un poco a Norquist y a sus amigos.
Los primeros 100 días de Bush han entusiasmado a la derecha. Se sienten que están "en casa" con el ocupante de la Casa Blanca. Pero esto apenas comienza. Algunos pronostican que al seguir igual, esta presidencia podría ser la que polarice más al país desde los tiempos de Ronald Reagan.