Ť Empleados de la Secretaría del Trabajo presentaron querella ante la Secodam
Denuncia por peculado contra equipo de Abascal
Ť Señalan que uno de los funcionarios contrató a su compañero de juegos de dominó
ELIZABETH VELASCO C.
A sólo cinco meses de haber asumido la Secretaría del Trabajo, Carlos Abascal enfrenta una denuncia en contra de su equipo de colaboradores, presentada en la Secretaría de la Contraloría (Secodam) por presunto peculado, nepotismo, contratación fuera del organigrama de la STPS, asignación "irregular" de los recursos institucionales, "amenazas y despidos injustificados" de personal, y otras irregularidades.
Recibida por la Secodam el 26 de abril, la denuncia en poder de La Jornada fue promovida por 10 trabajadores de la STPS, que imputan las "irregularidades" descritas a funcionarios de la Dirección General de Capacitación y Productividad (DGCP), encabezados por su titular hasta hace unos días, Roberto Grijalva Sánchez; Rafael Hernández, coordinador de la Subdirección de Registro; Eugenio Voticky, director de Vinculación; Miguel Mier y Terán, subdirector de Vinculación, y Julio Hernández, sin cargo institucional ni funciones específicas.
La DGCP --dependiente de la subsecretaría de Capacitación que encabeza el ex consejero público y privado José Mario Garza Benavides-- es un área estratégica de la STPS, ya que administra el programa de Calidad Integral y Modernización (Cimo), este año con un presupuesto de 300 millones de pesos proveniente de préstamos de los bancos Mundial (BM) e Interamericano de Desarrollo (BID), para dar asistencia técnica y apoyo financiero a programas de capacitación y productividad dirigidos a micro, pequeñas y medianas empresas.
A Grijalva, nombrado anteayer subcoordinador de Documentación en la CGPEE de la STPS, se le acusa de haber contratado entre sus colaboradores a "su contador privado, Rafael Hernández; su compadre, Miguel Mier y Terán; su amigo de juegos de dominó (según expresiones del propio Grijalva), Eugenio Voticky Vives", mientras que Julio Hernández carece de función bajo el argumento de Grijalva de que se justifica "porque 'se trata de un investigador fiel como un perro'", se asienta en la denuncia.
Para la contratación de aquellos se crearon seis direcciones: Manuales Técnicos, Manuales de Desarrollo Humano, Diseño, Vinculación, Estudios y Planeación, según organigrama de la STPS que se anexa a la denuncia.
Los denunciantes subrayan que "Mier y Terán, contratado bajo el régimen de honorarios con nivel de director (15, equivalente a 34 mil pesos mensuales), no ha comprobado sus estudios más allá de la educación primaria".
Antes del ingreso del equipo de Grijalva fueron despedidas por "órdenes" de éste más de 20 personas. Posteriormente se contrató a 12 ?algunos como directores de área?, a quienes se solicitó "su renuncia obligada (...) como represalia por la reunión que tuvo uno de los directores para informar al subsecretario de Capacitación (Garza Benavides) sobre las irregularidades".
En uno de los 14 puntos que integran la denuncia señalan que "el programa Cimo, eje central de las actividades de la DGCP, ha sufrido innumerables cambios, destacando el nombramiento de cinco directores en un periodo de tres meses". Dos de esos directores (Patricia Morales Peinado y Eugenio Voticky) "no toman posesión de manera oficial", como figura en el acta de entrega de recepción de esas direcciones que anexan.
Tras su nombramiento, Voticky dio la orden de liberar el presupuesto para los programas de Cimo (con 72 oficinas en el país) a empresarios que solicitan apoyo para cursos y financiamiento, "sin revisar los programas" y bajo un criterio ceñido sólo para "cumplir con el calendario presupuestal, precisando que: 'no importa el destino final de los recursos o si éstos son robados, al fin y al cabo siempre se los han robado' (sic)", se cita en la denuncia. Ante la negativa de cumplir esas "instrucciones, los responsables centrales del programa Cimo, Gustavo Vázquez, José Ignacio Salgado, Alvaro Castro, Jesús Rodríguez y Carlos Calderón, se ven obligados a renunciar a sus cargos".
Además, Voticky otorgó los recursos del programa a las entidades "bajo criterios arbitrarios y carentes de sustento, lo que dio por resultado una menor asignación en un 20 por ciento y un incremento en sólo 12 de ellos, pese a que el presupuesto global del programa para el presente ejercicio se incrementó en casi 10 por ciento" con respecto al 2001. Como ejemplo, al Distrito Federal le restan 2.9 millones de pesos, mientras que a Nuevo Léon le agregan 2.6 millones, según el comparativo presupuestal del programa Cimo a los estados.
A su vez, "en dos ocasiones el director general Roberto Grijalva giró instrucciones para que se compraran boletos de avión a nombre del personal de la DGCP, que finalmente no serían utilizados por ellos, sino por personas externas" a esa dirección. "Uno de los casos es el boleto México-Monterrey-México a nombre de Pablo Galván, con fecha 2-4 de febrero o del 9-11 de febrero, que no fue utilizado por él. El segundo caso es el del boleto México-León-México, a nombre de Rosa María Sánchez, el día primero de marzo y que presuntamente fue utilizado por la señora Maité Arenas de Grijalva, esposa del director general".
A Irina Arias, también responsable del programa Cimo, Grijalva propuso que "con tal de que no renunciara a su cargo se fuera de vacaciones por 15 días, que él se las pagaba". Luego citó a Arias, en horas de trabajo, "a una reunión en el bar del hotel Nikko".
El "personal adscrito a la DGCP --tanto de confianza incorporado con la nueva administración, como de base-- fue tratado con tono amenazante y maltratado" durante las reuniones con Grijalva, quien los intimidó, "empleando frases como 'el que critique se larga' y 'aquí los errores serán premiados'", dice la denuncia.
Estas y otras irregularidades se informaron al regiomontano Garza Benavides en varias ocasiones antes de presentar la denuncia ante Secodam, aseveran los denunciantes Irina Arias, Claudia Mir Lincoln Fontanills, Pablo Galván y otros, que entregaron a este diario diversas cartas enviadas también a Carlos Abascal, quien nunca los escuchó ni los recibió.