Ť Marca registrada, primera muestra individual en México
Repudia Ximena Cuevas el mercantilismo en el arte
Ť Busca que su obra sea "lo más congruente", sin incluir en ella elementos desagradables Ť La cámara, parte de mi cuerpo
MERRY MAC MASTERS
Fue el "aparador" del Museo Universitario de Ciencia y Arte, de Ciudad Universitaria, que podría ser el de "cualquier almacén", lo que le atrajo a Ximena Cuevas, invitada a participar en el proyecto Caja Negra, de arte electrónico, interdisciplinario y experimental. "Me encantó porque mi trabajo trata la artificialidad", reitera la artista del video. Así, desde la entrada al museo por el lado de la Facultad de Arquitectura, hay un "comentario" respecto a la mercadotecnia: "lo repugnante que se ha vuelto el mercado del arte".
En el aparador se ve un video y una secuencia de impresiones digitales en donde Ximena se pinta de güera al estilo del Pop Art, como si quisiera poner la cara de algo que "ya es vendible". En Nueva York, sostiene, "veo las tendencias que hay en el arte mexicano. Caminas dos cuadras y te das cuenta de todos los fusiles". No entiende por qué un país con la riqueza de México tiene que pedir prestado a la imaginaria gringa.
Hasta el momento Ximena sólo había presentado sus videos en museos y espacios culturales. Ahora tiene propuestas por parte de dos galerías neoyorquinas. Reconoce que hay cosas que le dan terror: "Siempre he usado el video para exorcizar mi miedo. Al entrar al mundo del arte te das cuenta que eres una marca. No importa la calidad, ni lo que realmente sea el producto, sino todos estos juegos siniestros que se dan. Después de ir a NY me quedé paralizada en mi casa una semana. De allí que haya decidido poner este mismo terror aquí en el museo. Ya no tengo la más remota idea de lo que se supone es el arte. O sea, la tal pureza del artista que trabaja de veras por pasión aunque de qué demonios vive".
Al penetrar las "tripas" de MUCA CU, en medio de la oscuridad de Caja Negra, la artista ha colocado una reciente compra, el video Cómo pensar como Leonardo Da Vinci, que promete convertir al usuario en genio. Sobre la pared cuelgan una hilera de pequeñas bolsas de plástico, cada una con el objeto diferente como el puro de Arturo Ripstein, el peine de Celia Cruz, el cigarro de Jean Moreau, el kleenex de Katy Jurado, la cuchara de Julian Schnable, el maquillaje de José Luis Cuevas, todos visiblemente usados. Se trata de todas las "cochinadas" que, al tener nombre su dueño, adquieren "valor".
En la exposición Marca registrada, la primera individual de Ximena en México, también exhibe un video titulado Contemporary Artist, filmado en el Museo Guggenheim, de NY, en donde la artista se ve "hecha una cucaracha, tratando de llamar la atención del curador John Handhardt".
Con estudios de cinematografía en la New School for Social Research y en la Universidad de Columbia, en Nueva York, Ximena hizo toda su carrera fuera de México justamente porque "nací con una marca específica de la que jamás me he agarrado. Por eso mi obsesión de regresar a México y hacer la mía propia. No sé si Calvin Klein y Anne Klein sean parientes, pero cada quien tiene su marca".
Ximena siempre ha tratado que su obra sea "lo más congruente" con su propio ser, sin "embarrarla con las cosas repugnantes de la vida". Para esto, usa la cámara como parte de su cuerpo. Lo que le fascina del video es su calidad de reproducción. Su sueño dorado, dice, siempre ha sido que lo piratean. O sea, "ir al Tianguis del Chopo y encontrar un video mío, será el triunfo máximo". Del video ama el hecho que "no le tienes que pedir permiso a nadie para hacerlo. A donde quiera que voy, no pueden decir que agarré dinero de nadie para soñar y hacer lo que se me da la gana".