LUNES Ť 7 Ť MAYO Ť 2001

Elena Urrutia

Acerca de la educación sexual

La Declaración de los Derechos Sexuales1 establece en su punto número diez el derecho a la educación sexual integral, considerándola como un proceso que se inicia con el nacimiento y continúa a lo largo de la vida, y que debería involucrar a todas las instituciones sociales.

La Secretaría de Educación Pública, en una ejemplar iniciativa, ha dedicado en los libros de texto gratuitos correspondientes a Ciencias Naturales y Desarrollo Humano, de quinto y sexto año de primaria, y en los libros de Educación Cívica y Etica, de primero, segundo y tercero de secundaria, sendos capítulos sobre educación sexual, dosificada de acuerdo con las edades de alumnas y alumnos correspondientes.

Es cierto que la educación sexual impartida en la escuela significa un paso fundamental, pero requiere de un complemento indispensable: la educación en casa, empezando por la formación de los padres y madres en este campo del conocimiento mantenido hasta no hace mucho tiempo como un tema tabú, y siguiendo con el diálogo padres-madres-hijas-hijos.

En un ejemplo de involucramiento de algunas instituciones sociales, como quiere la Declaración de los Derechos Sexuales, el Consejo Nacional de Población (Conapo) de la Secretaría de Gobernación, la Fundación Mexicana para la Planeación Familiar (Mexfam), prototipo de organismo no gubernamental centrado en la salud reproductiva, con apoyo financiero de los clubes rotarios La Herradura y Los Gatos, ha sido posible el libro de Luz María Chapela: Hablemos de sexualidad en familia (Conapo-Mexfam, México, 2000, 189 pp). El interés de las instituciones involucradas ha sido proporcionar el desarrollo de una nueva cultura de la sexualidad basada en valores de respeto, responsabilidad, equidad y búsqueda de armonía en las relaciones humanas.

Siendo la sexualidad tema tabú, era de esperarse toda clase de desinformaciones y malentendidos en torno a la misma o, en el mejor de los casos, de reducciones, como asociar al sexo exclusivamente con la reproducción o sólo con el placer masculino, o bien relacionarlo con población y planeación familiar.

Hablemos de sexualidad en familia busca facilitar, en ese espacio acotado justamente, poder hablar de una sexualidad que va más allá de la reproducción, que incursiona en el campo de la comunicación, la fisiología, el erotismo, la cultura y la ética, y que puede propiciar la salud, la alegría, la pertenencia y el desarrollo humano.

Para que un instrumento sea efectivo, debe ser fácil de manejar y comprensible en su contenido y alcances. Hablemos de sexualidad en familia, mediante una lectura fluida, lleva de la mano a lectores y lectoras de diversas edades -idealmente jóvenes que inician la pubertad en adelante- en el camino de la comprensión de la familia y de la necesidad de una intercomunicación dentro de la misma; de la sexualidad (su componente biológico y otros aspectos relacionados como identidad, género, construcción de la identidad de género, orientación sexual, placer sexual, masturbación, amor y sexualidad, comunicación, intimidad, marco ético, declaración de los derechos sexuales, etcétera); de sexualidad y curso de vida; de temas que se relacionan con la sexualidad como depresión y pensamientos suicidas, violencia en la familia, abuso sexual, aborto, adicciones, VIH y sida; de biología de la sexualidad (además de la descripción e ilustración de los órganos sexuales externos e internos femeninos y masculinos trata de fertilidad, fecundación, embarazo, estrategias y métodos de planificación familiar, menopausia y climaterio).

Hay temas que provocan cierto nerviosismo y de los que, aun ahora, se prefiere no hablar. Hablemos de sexualidad en familia se ocupa con toda claridad y respeto de orientación sexual, placer sexual, masturbación o aborto. Respecto a este último, y luego de establecer lo que es un aborto espontáneo o uno provocado, se señala que de acuerdo con nuestra legislación, el aborto inducido constituye un delito penal y no se acepta ni promueve bajo ninguna circunstancia "como método de planeación familiar". En vista de las cifras que hacen pensar en el alto costo en vidas humanas que reclama el aborto (en 1998 la cuarta parte de las muertes asociadas con problemas de embarazo estuvo relacionada con esa prácticao), se apunta que la legislación mexicana hace suyos los derechos sexuales y reproductivos internacionales que establecen el derecho de todos y todas a tener relaciones sexuales sin riesgo de embarazo. Se señalan, por otra parte, los estados en los que no se sanciona el aborto inducido cuando peligra la salud de la madre; aquellos que lo permitan cuando el producto presenta trastornos genéticos o congénitos; los estados que no lo sancionan cuando el embarazo es resultado de un acto imprudencial por parte de las madres; los que lo permiten cuando es producto de una inseminación artificial no consentida y, finalmente, el estado de Yucatán que no lo sanciona cuando la mujer embarazada tiene al menos tres hijos y no puede sostener económicamente a otro más.

Para redondear la utilidad del libro, que se pretende sea colocado al alcance de cualquier miembro de la familia que lo quiera consultar, se enlistan al final del mismo direcciones de una red de servicios constituida por organismos gubernamentales y no gubernamentales, una bibliografía publicada básicamente por Conapo y Mexfam, y cuatro lugares para ser visitados por cibernautas.

 

1 Establecida en el 13 Congreso Mundial de Sexología, 1997, en Valencia, España; revisada y aprobada por la Asamblea General de la Asociación Mundial de Sexología el 26 de agosto de 1999, en el 14 Congreso Mundial de Sexología celebrada en Hong Kong, República Popular China