EL NUBARRON ECONOMICO
El
informe de la Secretaría de Hacienda sobre las poco halagüeñas
perspectivas económicas, y en particular sobre el crecimiento del
desempleo en el país, deben dar lugar a una reflexión sobre
las maneras para enfrentar las tendencias recesivas internacionales --estadunidenses,
principalmente--, así como sobre la forma como el actual gobierno
habrá de distribuir los costos de esta nueva etapa crítica
de la economía.
El hecho de que --como consecuencia de la desaceleración
económica en el país-- 96 mil personas se quedaron sin trabajo
en los primeros tres meses de este año, debiera suscitar un reajuste
de los programas y políticas sociales en curso, a fin de atender
a estos damnificados de la crisis y a los que habrán de sumárseles,
si las tendencias recesivas se mantienen, en los meses próximos.
Más allá de este dato puntual, es claro
que millones de mexicanos, especialmente asalariados, campesinos y sobrevivientes
de la economía informal, se verán afectados en su nivel de
vida y en sus expectativas por la desaceleración en curso. La forma
en que las autoridades respondan a esta parte de su población indicará
a cuánta distancia política e ideológica se encuentran
de la insensibilidad y la arrogancia tecnocráticas que imperaron
durante los últimos tres gobiernos priístas, en los cuales
la sobrevivencia de la sociedad y de sus elementos fue supeditada a los
intereses del capital financiero nacional e internacional.
Cabe esperar, desde esta perspectiva, que el vuelco democrático
protagonizado por la sociedad el 2 de julio del año pasado se traduzca
en actitudes económicas, políticas, sociales e informativas
más sensibles e inteligentes por parte del actual gobierno, y que
los costos inevitables de la crisis en curso se distribuyan, esta vez,
de manera menos injusta; que no se distorsione, desde el poder, el panorama
real de la economía --como lo hicieron de manera sistemática
los neoliberales priístas-- y que se atienda el sentir de la sociedad
en el diseño de las estrategias para enfrentar la desaceleración.
Un paso concreto en esta vía sería una reformulación
acorde con las nuevas circunstancias de la reforma fiscal propuesta por
el Ejecutivo, y que diera al gobierno, de cara a los tiempos difíciles
que vienen, un mecanismo realmente eficaz de redistribución y protección
a los más pobres.
|