jueves Ť 10 Ť mayo Ť 2001
Adolfo Sánchez Rebolledo
Otra vez la crisis
De aquí en adelante el gobierno del presidente Fox tendrá que hacer mucho más que mercadotecnia a manos llenas para llevar a buen puerto sus planteamientos. Luego de prometer irreflexivamente que la economía crecería a ritmos insospechados durante el sexenio, ahora anuncia recortes, un nuevo periodo de ajustes y austeridad, que se parece mucho a los que ya nos tenían acostumbrados los viejos gobiernos del PRI. A fin de cuentas, muy a pesar de las pretensiones fundadoras del foxismo, en esta materia no hay ruptura sino continuidad.
En rigor, tales medidas son la respuesta obligada a la desaceleración estadunidense, cuyas consecuencias negativas sobre la economía nacional se habían desestimado mediante un gesto de patético voluntarismo insular, el mismo que subyace en otras acciones presidenciales que se obstinan en no admitir que tras la virtualidad de la imagen hay fuerzas sociales y políticas con intereses específicos diferentes.
Las reacciones en torno a la reforma fiscal, por ejemplo, debían servir a la autoridad para modular la propuesta de aumentar significativamente la tasa del IVA, pero hasta hoy el gobierno no lo ha hecho, y más bien ha sido insensible a las protestas que alcanzaron un punto crítico el pasado primero de mayo.
En lugar de una razonable rectificación, las autoridades insisten en promover a través de los medios la "nueva hacienda redistributiva", oximorón que no convence a nadie. ƑQuién es el genio capaz de inventar que los pobres saldrán beneficiados con la devolución "copeteada" de los impuestos? ƑNo es hora ya de abandonar el argumento de la pobreza como coartada para introducir reformas que polarizan el ingreso y reproducen la desigualdad?
Sin embargo, la Presidencia sigue cantinfleando, ahora con los créditos del FMI, igual que lo ha venido haciendo con otros asuntos importantes, como el nombramiento de connotados empresarios al consejo de Pemex, a quienes ahora da la gracias como si nada hubiera pasado. ƑHasta cuándo seguirá estirándose la legitimidad del gobierno para eludir una comunicación sana con la sociedad?
En el fondo, aunque obviamente hay inexperiencia, lo peor es que falta una orientación que en otros tiempos podríamos llamar "programática". Como ésta no aparece por ninguna parte, el gobierno se mueve según el sentido del viento dominante, sin fijar una postura clara sobre sus objetivos, un rumbo preciso, de modo que el cambio prometido se desvirtúa en un activismo abrumador carente de puntos de llegada. Es imposible, por ejemplo, que el gobierno procure presentarse de modo creíble como el portador de una alternativa al modelo económico vigente y en los hechos sea el campeón de la globalización, según la concibe Estados Unidos bajo la presidencia del joven Bush.
El gobierno de Vicente Fox suele referirse a la necesaria solidaridad de la ciudadanía en la obra de "reconstruir" al país, pero sus palabras no corresponden a un proyecto nacional, capaz de repartir las cargas y beneficios. La democracia es condición necesaria pero no suficiente para resolver problemas históricos y sociales para los cuales, por desgracia, no existen atajos ni vías rápidas. La discusión de la reforma fiscal, por ejemplo, tendría efectos mucho más positivos, incluso antes de pasar al Congreso, si en vez de cerrarla con el candado del aumento genereralizado al IVA, se hubiera presentado en el marco de un ejercicio de economía política que tanta falta hace, más aún si el gobierno persiste en la idea de dar un "golpe de timón".
Si la magnitud de la pobreza, por citar el caso extremo, exige sacrificios de la sociedad, éstos no se darán mientras siga cargándose la mano del fisco contra los que viven de un salario sin afectar los fabulosos ingresos de los menos. La reforma fiscal es imprescindible, pero el gobierno tiene que hacerse cargo de la realidad y buscar soluciones menos lesivas que el aumento indiferenciado al impuesto al valor agregado que evita la evasión, pero castiga más a los que menos tienen.
En las próximas horas el gobierno anunciará un paquete de medidas para contrarrestar los inevitables efectos negativos de la desaceleración, en un intento de impedir que las malas noticias que llegan del norte se conviertan en las peores realidades de la crisis en nuestro país. Pero ésa es una vieja historia que ya estamos cansados de oír. ƑNo es hora de promover una verdadera reflexión nacional sobre el rumbo de México y su futuro?