Festejan el Día de las Madres en el penal del bordo de Xochiaca
Carcelario amor filial
ARTURO CRUZ BARCENAS
El domingo 6 de mayo se celebró el Día de la Madre en el Reclusorio Neza Bordo (de Xochiaca). Afuera, los hijos que pueden hacerlo, llevarán hoy a sus progenitoras a comer o a cenar, pues ya se sabe que la mercadotecnia explota edipos e ingratitudes. "Porque madre sólo hay una". Y a gastarse por lo menos lo de una rosa.
Los presos del módulo B-7 se preguntaron qué hacer para que el día no pasara como cualquier otro. Y qué mejor que una fiesta para ellas, quienes sufren el encierro de sus vástagos en carne viva. Pero como el mero 10 no hay visita (ésta se efectúa los sábados y domingos, de 10 a 17 horas), la posibilidad más próxima y oportuna fue el 6. Tramitaron lo obligado y se pusieron en contacto con algunos amigos libres. "Además, son puntos buenos para los que participemos", comentaron los guardaditos.
Es la primera vez que a tales prisioneros se les permite organizar algo parecido. Hace dos años (o menos) era imposible, pues el B-7 era considerado peligroso (de alta seguridad). Las cosas han cambiado, para bien.
Pablo, un encarcelado, pidió a sus amigos Chava y Gustavo que tramitaran un permiso para que el soni- do de este último, llamado en Neza comercialmente Charly, ambientara el toquín. "No hay fiesta sin música", dijo tajante. Los cuates del entambado hicieron el compromiso común. Y allá fueron.
Todo está listo a eso de las dos de la tarde. Son 80 presos en el B-7, más sus familias. El sol ya es insoportable. Hay que aguantar vara. Qué ganas de una cerveza. Se anuncia que Sergio Guzmán, de la Costa Grande de Guerrero, cantará Las mañanitas. Su sentencia es de 29 años, por homicidio. Va para diez años, le faltan 19.
Como punto dos del programa, una porra: "Siquitibum...". Varios mandan a volar la pena, ese sentimiento que cohibe, y gritan. Las mamás aplauden a su hijos, esposos, cuñados, amigos... Sigue Fernando Cerón, quien luce unos zapatos bostonianos nuevecitos, de parada, pantalón reglamentario (beige) de caída libre, corbata negra. Canta Gema y Delirio. De una grabadora sale la música; él se monta sobre la pista. Play back tras las rejas. Su mujer no resiste y a la mitad de Gema corre y lo abraza. Sigue acto de mímica con siete actores que se hacen llamar Grupo La Pared. Hacen un círculo y con las manos señalan límites. El fondo musical es el de la canción Buscadme y hallaréis, que cantara hace ya varios ayeres Marcos Vidal. Fueron 15 minutos de histrionismo. El teatro les permite expresar eso que sienten y que han contenido con algo que sobra en el penal: tiempo. Sigue una rifa de regalos, a lo pobre, la verdad. Lo que cuenta es la intención: un bilé, una cajita de chocolates, una jarra para el agua, una bolsa, un alhajero. Los niños, los hijos o hermanos, corren por el patio. Para ellos es un día de campo.
Jesús Miguel, callado de costumbre -"es introvertido", comentan-, lee un "pensamiento" a la madre: "Para la señora Raquel -mira al cielo-, que me dio un consejo..." Aplausos y lágrimas corriendo sobre las mejillas.
Sigue el platillo fuerte: la obra de teatro Así nos tocó vivir, con la participación de nueve presos que ensayaron durante una semana bajo la dirección y autoría de Miguel Carlos Arévalo Sánchez, quien llegó al séptimo semestre de la carrera de derecho. El maneja la tienda del B-7. No falta quien quiera disputársela. El maestro de ceremonias pide respeto, pues algunos presos saldrán vestidos de mujeres, a su modo, con una falda como para baile regional, folclórico, y un sombrero del cual cuelgan unas trenzas.
La obra versa sobre las vicisitudes de la familia de un preso, su pena y su esfuerzo por sacarlo de ese infierno. El mensaje es claro: no abandonen a un reo a su suerte. Toca el abuso de los abogados, de los jueces, e introduce el elemento religioso para no dejarse morir, aunque la condena sea de 30 años. Una de las escenas más dramáticas es cuando los personajes centrales (marido y mujer) platican acostados en un catre y él le pide a ella que comprenda que no tiene caso seguir apoyando a su hijo preso. Están al borde de la ruina.
Sigue el programa con el sonido Charly, que dedica unos temas al Chimbombo, del dormitorio 3. Las primeras parejas se animan a bailar con La paloma, original de la Matancera, pero revivida por Alquimia. Otras más para El Pulga, El Tombo, El Gallo Viejo, El Maromas. Una de Los Angeles Azules. Varias parejas se besan, como cada sábado o domingo.
Un cambio y viene el rock. Los muchachos bailan una de Haragán, otra de Rockdrigo en versión de Heavy Nopal. Recuerdan cuando, libres, lo hacían en tardeadas con sus novias, cuando muchos de ellos eran chavos banda, o simplemente chavos. Hay quien baila solo. "A ese no lo visita nadie desde hace años, por eso baila solo; está pirado".