viernes Ť 11 Ť MAYO Ť 2001

OBSERVATORIO CIUDADANO DE LA EDUCACION

Comunicado No. 54

Salario magisterial

Ť ¿Qué esperar de la primera negociación entre las nuevas autoridades y el SNTE?
Ť Poco conocido lo que se discute y acuerda
Ť Ingresos y prestaciones superiores al promedio; equipamiento escolar deficiente

El próximo 15 de mayo es el Día del Maestro y seguramente, como cada año, se anunciarán los resultados de la negociación salarial entre la SEP y el SNTE. La directiva sindical ha expresado que buscará alcanzar los seis salarios mínimos para todo el magisterio, pero que ese logro no es para agotarse en una sola revisión. En la mesa de negociaciones, además, se discuten otros aspectos sobre las condiciones laborales y el mejoramiento de la infraestructura escolar, que son igualmente importantes.

La cifra exacta de cuánto ganan los maestros y cuáles son sus condiciones laborales son poco conocidas. Tanto el SNTE como la SEP acostumbran guardar silencio sobre el tema, y la información precisa no se transparenta al público. Por otra parte, persiste un debate internacional sobre si los maestros ganan poco o mucho; si trabajan poco o mucho, o qué tan bondadosas son sus condiciones de trabajo. En torno a este debate se pueden identificar dos posturas antagónicas, sostenidas cada cual por expertos en el tema: de un lado, investigadores del Banco Mundial aseguran que, en relación con los ingresos promedio de la población de los países subdesarrollados, los maestros tienen ingresos muy superiores; del otro, estudiosos de la Organización Internacional del Trabajo denuncian las enormes pérdidas en los ingresos producidas como efecto de la restructuración productiva y el debilitamiento del Estado.

imagenObservatorio recupera en esta ocasión las escasas investigaciones que existen en México sobre el tema y tuvo acceso a un documento publicado por el SNTE, denominado Negociación salarial de educación básica. Respuesta a una demanda integral, que aunque corresponde al año 1998, puede dar una noción completa de los rubros que se negocian anualmente, aunque las cifras exactas se hayan incrementado en los últimos dos años. Sometemos a consideración de nuestros lectores información básica sobre las condiciones salariales y laborales de maestros.

Inamovilidad e ingresos básicos

Al estar regidos por la Ley Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado, los maestros tienen derecho a la plaza de base definitiva a los seis meses de prestar sus servicios. Ello se conoce como definitividad o inamovilidad en el cargo, que les autoriza a conservar esa plaza hasta la muerte. La ley incluso establece la posibilidad de "heredar" la plaza al cónyuge o hijos, quienes "en igualdad de circunstancias" (respecto de los requisitos de ingreso) tendrán prioridad en la asignación de la plaza vacante. Para acceder a la plaza, sin embargo, se requiere contar con la formación profesional establecida. En 1984 se estableció que esta formación debería tener como requisito de ingreso el bachillerato y otorgarse a nivel de licenciatura.

Conviene hacer notar, sin embargo, que no todos los maestros de nivel básico tienen una plaza definitiva. Algunos, como los maestros comunitarios, ejercen la docencia sin más requisito que la secundaria y recientemente la preparatoria; otros, acceden a la plaza docente sólo como "interinos" para cubrir las ausencias de otros colegas. La ley autoriza licencias sindicales sin goce de sueldo por tiempo indefinido y no se sabe el número de maestros que por años, y a veces toda la vida, conservan la titularidad de su plaza, pero no la ejercen.

Ingresos básicos. En mayo de 1998, los profesores frente a grupo recibieron como sueldo tabular la cantidad de 2 mil 512.50 pesos, equivalente a 2.77 salarios mínimos del Distrito Federal. Pero ese ingreso aumentó a 3 mil 538.55 pesos (3.9 salarios mínimos) al integrar otras remuneraciones (despensa, material didáctico, previsión social múltiple, asignación docente, servicios curriculares, compensación provisional compactable, entre otras).

A ello se suman los ingresos derivados del programa Carrera Magisterial (CM), que incrementan el sueldo tabular entre 24 y 198 por ciento, según la categoría asignada al profesor. La clasificación deriva de una compleja evaluación anual que incluye: formación inicial, antigüedad, capacitación, conocimiento profesional y desempeño profesional. La mayor parte de los profesores ha quedado en la categoría A de carrera magisterial, por lo que en realidad el sueldo tabular era de 3 mil 417.15 pesos, equivalente a 3.7 salarios mínimos en mayo de 1998. Los demás componentes del salario profesional no se modifican, por lo que en los hechos el salario profesional fue de 4 mil 501.15 pesos, equivalente a 4.97 salarios mínimos.

Conviene señalar que un análisis comparativo de la percepción integrada bruta anualizada de los maestros entre 1988 y el 2000, a precios constantes, indica diferencias significativas según nombramiento y categoría de CM. Mientras que el salario promedio ponderado recuperó ya la pérdida causada por la crisis de 1994, las percepciones de los maestros de plaza inicial y nivel A de CM todavía están ligeramente por debajo de lo que recibían en aquel año.

Antigüedad y prestaciones anuales. Además de las cifras indicadas, los profesores de grupo reciben: un aguinaldo equivalente a 40 días de sueldo tabular, el equivalente a 10 días como prima vacacional; a 20 días como bono anual; a cinco días por concepto de organización del ciclo escolar; de 20 a 25 días como compensación docente de fin de año, más los quinquenios de antigüedad como lo establece el artículo 34 de la Ley Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado. Todo lo anterior incrementó ese año el ingreso mensual de los profesores a un promedio de 5 mil 605.73 pesos, o sea 5.82 salarios mínimos (tabulador de la zona II).

Al considerar los indicadores de percepciones y prestaciones del gremio magisterial es claro que reciben mayores beneficios que el promedio de la población ocupada. Es más, su nivel salarial se ubica en el tramo medio superior de la tabulación de ingresos de la población ocupada: aunque la información varía notablemente según la fuente (censo de población, encuestas de ingresos y gastos, estadísticas de la Secretaría del Trabajo o de la Secretaría de Hacienda) se estima que no más de 15 por ciento de la PEA ocupada recibe ingresos superiores a los cinco salarios mínimos y que más de 30 por ciento de dicha población carece de prestaciones laborales. Debe considerarse, sin embargo, que el maestro es un profesional calificado, cuyos ingresos son inferiores a los que reciben los demás profesionistas.

Jornada de trabajo vs ingresos

Un argumento expresado reiteradamente sobre los ingresos relativamente elevados de los maestros es que su jornada de trabajo es de cinco horas diarias, 25 semanales. Sin embargo, en descargo de los maestros, habrá que señalar que su labor es intensa, puesto que es frente a grupos que pueden ser de hasta 50 alumnos. El resto de la jornada deberían realizar otra serie de actividades como preparar su clase, revisar trabajos, diseñar medidas especiales para los alumnos que así lo requieran, pláticas con los padres de familia, participar en organización escolar, entre otras.

También es oportuno recordar que una parte muy importante de los maestros trabaja doble turno. La normatividad correspondiente autoriza 20 horas semanales en cada caso, a quienes trabajan doble turno, sin menoscabo de su sueldo profesional. Los datos disponibles para el DF en 1995 señalan que 52 por ciento de los maestros tenía un segundo turno, y 66 por ciento tenía un segundo turno o una segunda y hasta una tercera ocupación; a nivel nacional se estima que el 35 por ciento trabaja doble turno. Entonces, si bien un buen porcentaje de maestros percibe el doble de lo señalado anteriormente, también debe mencionarse que atiende al doble de niños diferentes por día. Un dato importante es que, aun cuando se habla de "el maestro" o "los maestros", se trata en su mayoría de profesoras, mujeres, casadas y con hijos, que desempeñan además una doble o triple jornada de trabajo. Otro dato importante es que maestros y maestras realizan, además, actividades orientadas a su superación y actualización por las noches y fines de semana.

Se argumenta también que los profesores tienen muchas vacaciones, tantas como los alumnos: 15 días en Semana Santa, 15 días en Navidad y dos meses en verano. En realidad estos últimos se reducen a un mes y medio puesto que los maestros toman cursos de capacitación y actualización durante 15 días antes del inicio de cursos.

Según la Ley General de Educación, los maestros deben cumplir con 200 días efectivos de clase. Cabe la posibilidad de que individualmente puedan disfrutar de ausencias justificadas, como los "días económicos" (entre nueve y 12 por año) o bien argumentar actividades sindicales o "razones de estudio legítimas" para no asistir algunos días salteados, lo que puede incrementar considerablemente los días de ausencia.

Infraestructura, material didáctico y equipamiento escolar. Las condiciones a este respecto no son fáciles para la mayoría de los maestros. Las escuelas casi nunca cuentan con baños o salones específicos para los maestros, y su construcción, pese a diferentes iniciativas, todavía sigue pendiente. Si bien todos los niños y los maestros cuentan con los libros de texto gratuitos, el material didáctico adicional y el equipamiento escolar son sumamente deficientes, en particular en las escuelas rurales o urbano marginales. Es bien sabido que con frecuencia los profesores aportan de su bolsillo para contar con los materiales elementales.

Servicios médicos, pensiones y jubilaciones. Como todo trabajador del sector público, los maestros se benefician de los servicios médicos que presta el ISSSTE, la posibilidad de pensionarse en diferentes momentos y de jubilarse a partir de los 28 años de trabajo para las mujeres y 30 para los hombres. La temprana edad a la que iniciaban su actividad profesional, cuando la formación de maestro era de nivel medio superior, permite pensar que muchos están jubilados antes de los 50 años de edad. Sin embargo, los estudios sobre el profesorado del DF señalan que muchos prefieren conservar su carrera como tales y persisten en el desempeño profesional por 40 y hasta 50 años o más.

Asegurar ingresos y condiciones laborales

En síntesis, los profesores de educación primaria perciben ingresos y prestaciones superiores al promedio de la PEA del país y cuentan con una estabilidad laboral asegurada de por vida. Sin embargo, no hay que olvidar que los maestros tienen una elevada escolaridad y no tienen posibilidad de acceder a los salarios equivalentes a 10, 15 y más de 20 salarios mínimos que alcanzan otros profesionales del país e incluso profesores de otros niveles escolares.

Tampoco hay que olvidar que los maestros tienen una de las mayores responsabilidades sociales del país. Las condiciones de trabajo ?independientemente de que la jornada de trabajo formalmente pueda ser más reducida que la de otros profesionales? son en general poco propicias y muy exigentes de un esfuerzo intelectual y emocional muy intenso. Aparte, las importantes funciones de preparación individual y colegiada de la docencia diaria y de seguimiento y evaluación de la misma no les son remuneradas. La posibilidad de mejorar la calidad del desempeño del docente y hacer un uso más eficiente de su tiempo son prácticamente nulos, y las condiciones materiales de trabajo son, por lo general, muy poco propicias para la labor de educación integral de los nuevas generaciones. De lo anterior se desprende que más que expresar los ingresos de los maestros en términos de salarios mínimos equivalentes o de compararlos con los que perciben otros trabajadores, sería indispensable asegurarles los ingresos y las condiciones de trabajo que les garanticen mejor desempeño de su profesión.


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