VIERNES Ť 11 Ť MAYO Ť 2001

Ť La artista española trae su espectáculo Juana la Loca (vivir por amor) a Bellas Artes

Sin corazón, la bailarina de flamenco no va a ningún lado, dice Sara Baras

Ť ''Cualquier mujer de hoy que padezca como esa reina, se suicida o deprime hasta la parálisis''

Ť Estar en ese importante escenario es un sueño que ni aun despierta logro vislumbrar, cuenta

CESAR GÜEMES

Es una niña de 29 años, con tenis rojos, calcetas que no llegan a los tobillos, pescador de mezclilla y playera corta. Sin una gota de maquillaje, radicalmente distinta de la mujer que aparece en los carteles que anuncian su espectáculo, toma asiento y enciende un cigarro.

-ƑFuman las bailarinas, Sara?

-Algunas, sí. Las personas que no hacen ejercicio tienen un resultado en contra, pero yo trabajo muchísimo físicamente. A lo largo del día sudo y respiro y pienso que por eso ya no percibo ningún efecto en la condición física.

Amor más allá de las perrerías

Sara Baras está en México luego de recibir hace apenas un par de semanas tres premios Max, conferidos anualmente a lo mejor de las artes escénicas por parte de la Sociedad General de Autores Españoles. Viene a presentar un espectáculo de flamenco con el que pronto dará la vuelta al mundo, Juana la Loca (vivir por amor), basada en la historia de la reina española que fuera traicionada por sus seres más cercanos, padre, hijo y esposo, destronada y hecha presa a lo largo de varias décadas, circunstancias que sin embargo no lograron derrotarla.

-ƑQué te seduce de la figura de Juana la Loca?

-Quería por principio un personaje español y lo que más me llamó la atención de ella fue su fuerza para anteponer los sentimientos a cualquier adversidad e incluso al hecho mismo de reinar, de ejercer su poder. Creo que en ese sentido su comport baras_sara1 amiento se acerca a lo que pienso del flamenco, que en gran medida es sentimiento.

-Aunque no sólo eso, requiere de academia, de técnica.

-Por supuesto que sí. Personalmente me gustaría seguir aprendiendo. Llevo en esto toda la vida y parece que no acabaré nunca de sorprenderme con los cantos, los bailes y las formas de tocar de cada región de España y no sólo de Andalucía. Mucho de lo que uno ofrece es técnica, es verdad. Aunque, insisto, sin corazón una bailarina de flamenco no va a ningún lado.

-Una de las características de la historia de Juana la Loca es la traición que la rodea. ƑEso también pesó en tu ánimo para elegirla?

-Sí, desde luego. Eso es fundamental. Veo que no tuvo buena suerte con los hombres de su vida. Creo que en la actualidad si una mujer es traicionada por su esposo, su padre y su hijo, como le ocurrió a ella, lo normal es que se suicide o por lo menos que se deprima hasta la parálisis. En la época que le tocó vivir a ella no había psicólogos, así que aguantó. Su vida es alucinante, estuvo más de 40 años encerrada. Hoy cualquier mujer se enfermaría nada más de pensarlo. Su figura me daba, en ese sentido, una tristeza enorme. Ahora ya no tanto, he aprendido a desconectarme, porque no me costaba ningún trabajo entrar en el papel de Juana pero sí me era muy difícil salir de él. Cuando termina la obra el público, generoso, aplaude pero en las primeras representaciones yo no podía siquiera sonreír para dar las gracias porque eso que había actuado en el escenario era real, le había pasado a una mujer española que encima era reina. Y luego está la participación de Felipe el Hermoso, a quien ella le profesaba un amor muy firme. Me parece muy impresionante que con todas las perrerías que él le hizo ella siguiera amándolo.

Una compañía se vuelve familia

El papel de Felipe el Hermoso lo representa en escena el joven maestro José Serrano, quien para el caso colaboró en la coreografía tanto de su solo como del paso a dos.

-ƑCómo es tu relación con Serrano, tomando en cuenta que representa a Felipe?

-Al principio me costaba trabajo. Mira, cuando empezamos el proyecto decidimos que desde la llegada al teatro para los ensayos nos llamaríamos como los personajes. Pero se terminaba el trabajo y en el vestidor nos seguíamos llamando igual, por los nombres ficticios. Conseguimos meternos mucho en la historia. Por fortuna encontramos una salida: dentro de la obra hay un bis en el cual ya no somos Juana y Felipe sino José y Sara, en ese momento bailamos normal, contentos, hermanados. En cuanto termina la obra formalmente, nos desconectamos de los personajes. Luego, con José y con Luis Olmos, el director de escena, pasamos muchos días encerrados para detallar el montaje. José es un profesional, ha estado mucho tiempo en el Ballet Nacional, ha bailado con las maestras más grandes y es muy Felipe a la hora de representar. Ha sido muy acertado combinar su estilo y el mío en los momentos que compartimos en el escenario.

-Si eso te deja José Serrano, Ƒqué de tejó Antonio Canales, con el que trabajaste casi tres años?

-Aprendí mucho sobre el carácter y la técnica. Estuve con él en Gitano, Torero y Romancero gitano. He bailado con él como invitada. Antonio es un pedazo de artista que siempre llena de ganas de avanzar. Es impresionante su fuerza.

-Di cómo va tu compañía, ahora que has cumplido ya cuatro años de haberla fundado. ƑPrefieres coordinar un equipo a la libertad de estar una temporada con Canales y otra con Merche Esmeralda?

-Cuando empecé creía que era un privilegio hacer sólo aquello que deseaba. Pero con el tiempo me di cuenta que no era así. Cuando se dirige una compañía no sólo hay que preocuparse por interpretar bien, sino por el cuerpo de baile, los músicos, el teatro, los técnicos, las luces. Y cambiar de familia, porque finalmente una compañía se vuelve eso luego de pasar juntos temporadas enteras, años. Hoy, si se enferma alguien del grupo, me inquieta pero se puede solventar. ƑPero y si me enfermo yo? Pues hay que suspender y eso deja sin trabajo a una cantidad de personas en las que debo pensar. Ahora, por ejemplo, venir a Bellas Artes me tiene muy preocupada, además de que no me lo creo.

Gusto por el riesgo

-Has ganado todo lo que hay que obtener en el flamenco, tienes reconocimiento y público. ƑQué te atemoriza?

-El cartel. Estar en Bellas Artes es un sueño que ni despierta he logrado vislumbrar. Cada vez que miro el cartel afuera del teatro me da un miedo espantoso, aunque por otro lado también me da satisfacción. El escenario es puro riesgo, la equivocación está siempre latente. Acepto que me gusta el riesgo, por supuesto, pero así como hoy las cosas pueden salir muy bien, mañana no, pese a todos los ensayos y al profesionalismo que se haya conseguido. Lo más complejo a estas alturas de mi desempeño no es mejorar a cada función, sino al menos hacer un buen espectáculo dos días continuos.

La bailarina proviene biológica y artísticamente de Concha Baras, su madre, quien tiene una academia de baile en Cádiz. La hija de la maestra, Sara Baras, se presentará hoy, mañana y el domingo en el Palacio de Bellas Artes. Dice que dentro de sus preocupaciones no está lo que digan los puristas del flamenco, porque ''lo que he buscado es aprender, bailar lo mejor que puedo e incluso hacer propuestas atrevidas, como presentar una farruca con pantalones, que podía parecer escandaloso pero no es nuevo".

-Si decimos que eres una niña de 29 años que baila, Ƒestarías de acuerdo?

-Me veo como una niña muchas veces, pero no bailando. Y sin embargo interpretar el papel de niña me sale muy bien y me gusta.