VIERNES Ť 11 Ť MAYO Ť 2001

Ť Circula libro con su lírica, prologado por el escritor Antonio Muñoz Molina

Joan Manuel Serrat es un trovador de la poesía desde los Pirineos hasta la Tierra del Fuego

Ť Incluye fotografías del catalán y una cronología relativa a la aparición de sus álbumes

MONICA MATEOS VEGA

Las canciones de Joan Manuel Serrat ''abren anchas avenidas de tiempo, perspectivas de lejanía hacia el ayer y el mañana, despiertan en nosotros el eco de lo que sabemos que somos y también el de lo que podríamos ser o haber sido".

Las palabras son de Antonio Muñoz Molina y se encuentran en el prólogo del Cancionero Serrat, que recientemente editó el grupo Santillana. El libro reúne las letras de toda la discografía del cantante y compositor catalán desde 1965 hasta su más reciente disco; incluye fotografías y una cronología de los acontecimientos sociales contemporáneos a la aparición de los diferentes álbumes de esta especie de trovador medieval.

Agrega Muñoz Molina que las grandes canciones son muy difíciles de hacer, aunque se escuchen con suma facilidad, pero una vez logradas son indestructibles. En este sentido, ''las mejores canciones de Serrat tienen algo de esa suprema fortaleza de lo muy ligero, que, como se ha subrayado a veces, no es lo contrario de lo serio ni de lo profundo, sino de lo pesado".

Serrat no sólo es uno de los intérpretes más queridos de varias generaciones de españoles y latinoamericanos, sino el trovador que difunde de manera popular la poesía: desde Antonio Machado hasta León Felipe. Versos cariñosos o críticos, enfurecidos o desenfadados que son cantados desde los Pirineos hasta la Tierra del Fuego. serrat-1

En 1965, cuando ocurrieron los primeros ataques masivos de Estados Unidos contra Vietnam, Serrat grababa su primer disco Una guitarra; ese mismo año se integró como miembro número 13 en Els Setze Jutges, movimiento musical que fue el germen de la nueva canción catalana y debutó, en público, en mayo.

Al año siguiente, el éxito del tema Ara que tinc vint anys, incluido en su segundo disco, determina de forma definitiva la vocación del cantante, que decide dedicarse de tiempo completo a su carrera artística.

Exilio en México

En enero de 1968 Serrat es designado representante de Televisión Española para el Festival de Eurovisión de Londres. Sin embargo, surge el escándalo cuando renuncia a participar al negársele la posibilidad de cantar en catalán la canción elegida (La, la lá, compuesta por el Dúo Dinámico). Ello tuvo como consecuencia que se le vetara en la radio y la televisión oficiales durante un lustro.

No obstante, en 1969 aparece la primera obra de Serrat en español. Se trata de un disco dedicado al poeta Machado, con el que logra una gran popularidad que lo lleva a una gira de cinco meses por Latinoamérica; en palabras del cantante, es el inicio ''de una historia de amor afortunadamente correspondida".

En septiembre del 1975, como protesta por los fusilamientos de dos miembros de ETA y tres del FRAP, durante otra de sus giras por Latinoamérica, Serrat emite declaraciones en las que expresa ''su absoluto repudio a la pena de muerte, a la violencia establecida y oficial". Sus palabras provocan duras medidas por parte de las autoridades españolas, entre ellas, ordenar su aprehensión en caso de que regrese a España. Ante ese panorama, el compositor se exilia en México.

Un indulto real pone fin a las condenas por ''delitos de opinión" y Serrat vuelve a su país en agosto de 1976, año en el que aparece su disco Cancóns d'amor, que recoge sus mejores temas.

Santiago Alcanda afirma que el Cancionero de Serrat es ''la colección de las serrat-3 hu serrat-2 ellas sonoras del caminante Juanito, canción a canción, golpe a golpe, verso a verso: pasará el hombre imitado de su época, el defensor de las libertades, el niño vivo burlador de esquinas, el hijo predilecto de pueblos desde Acapulco a la Tierra del Fuego, el estudiante sexador de pollos, pasará 'el franco tirador que se ha resistido a acomodarse a la poltrona del éxito', en palabras de Antonio Gala, la figura referente de una o varias épocas, pasará el seductor, el cantador de voces ajenas, el concertista de recitales miles por doquier. Pasarán todos estos Serrat, quedarán sus canciones, las aquí impresas y las que se añadirán.

''Canciones, canciones, canciones. Ciento ochenta y tres canciones, cada cual, como el propio Serrat asevera, autónoma de sus compañeras en cada tiempo de su carrera, cada una con su luz, su estrella".

Poesía que suena a yerba

A la muy vasta y noble y leal discografía del artista catalán, se suma la edición, recién salidita del horno, de un álbum doble de título rotundo: Serrat antología 67-81 (EMI). He ahí, de una sola sentada como el libro de la vida, algunas de las obras maestras del maestrísimo que nació en el Mediterráneo, creció en la literatura y dio a conocer a varias generaciones de adolescentes una de las maneras mejores de aspirar a vivir bien: la poesía.

Sentado junto a las bocinas, uno puede recordar cómo escribían las novias púberes con el pudor del crédito al trabajo ajeno: esto lo escribió un señor de apellido Machado, yo solamente lo transcribo, decían con su caligrafía de reinas. Serrat transpuso para oídos femeninos (los hombres también podemos tener oídos femeninos) a Machado, a León Felipe, a Miguel Hernández, pero no sólo a ellos, su canto mismo es una gran, intensísima poesía que sigue escribiendo mientras en muchos puntos del planeta, hoy y mañana, alguien lo deletrea.

Mediterráneo, Piel de manzana, Tu nombre me sabe a yerba, Penélope, Para la libertad, Cantares, Señora, La saeta, entre las 32 canciones maestras del maestro catalán, que también canta en este disco doble que hace a uno oír triple, en su lengua madre, el catalán, donde se oye la poesía con la majestuosidad del mar pegando a media tierra, en el Mediterráneo.

PABLO ESPINOSA