Ť La actriz cederá por tres años la administración del foro fundado por Novo en 1953
Boris Schoemann hará de La Capilla un espacio de referencia: Jesusa Rodríguez
Ť Se va a aventar de un trampolín a una alberca sin agua, pero con calidad teatral, dice
MONICA MATEOS-VEGA
Hay espacios como el teatro La Capilla que nacen con vocación. Desde que Salvador Novo encendió ahí las luces, en 1953, el foro se convirtió, contra viento y marea, en un teatro-laboratorio independiente.
Si bien desde hace 50 años nunca ha tenido un público masivo ni ha sido un negocio económicamente exitoso, Jesusa Rodríguez, heredera de este proyecto, explica: "La Capilla es el escenario más importante de la ciudad de México en cuanto a teatro contemporáneo se refiere, porque ahí se vieron por primera vez obras de Jean Cocteau o del realismo estadunidense.
"Es decir, Novo abrió un espacio peculiar y único para presentar el teatro del mundo que no se veía en México. Esto, obviamente, le interesaba sólo a un grupo muy reducido de personas. El propio Novo tenía el teatro lleno en los estrenos y el último día, pero la temporada era siempre difícil; La Capilla ha vivido con ese espíritu."
Hace 20 años Jesusa debutó como directora teatral en La Capilla con la puesta en escena Cómo va la noche, Macbeth, y desde entonces "he vivido con este destino sobre mí que es el privilegio: sostener un teatro-laboratorio, pero ha sido un lujo porque es muy difícil pagar la renta, durante 10 años, de un teatro esté abierto o cerrado."
En este foro también debutó como actriz María Rojo cuando era niña; con todo y sus historias maravillosas, La Capilla sobrevivió crisis económicas y las dificultades que en el ámbito mundial padece el teatro.
"Mantenerlo también ha sido un lujo, porque ha permanecido alejado de los tumores de la burocracia, de la federación de técnicos, de los sindicatos de taquilleros, de acomodadores, de toda esa fauna que es parásito de los teatros", añade Jesusa.
Otra situación en contra que ha padecido La Capilla es que en el Centro Cultural Helénico se instaló una capilla gótica que se llamó de la misma manera que el foro instalado en el número 13 de la calle coyoacanense Madrid; "fue un error increíble porque la gente se confunde".
Jesusa afirma que La Capilla "nunca ha podido realmente tener una programación constante y con temporadas llenas, porque si me llegaban teatreros jóvenes pidiéndome rentar el espacio les costaba mucho, y entonces tenían que trabajar para pagar la renta, la publicidad, el mantenimiento y no les alcanzaba para la nómina. Resultaba costosísimo para las compañías interesadas en ese espacio porque yo no tenía capacidad de subsidio, además de que no creo en el teatro subsidiado".
La situación a partir de ahora será diferente al quedar La Capilla bajo la responsabilidad de Boris Schoemann, pues él tomará este espacio como su trinchera de lucha durante los próximos tres años.
"Cuando Boris me planteó esto significó para mí encontrarme con un cómplice, con un aliado, es un hombre que admiro y sé que tiene la capacidad de levantar una programación de gran calidad; se va a aventar del trampolín de 10 metros a una alberca sin agua y lo hará con calidad teatral, ¿qué más quiero? Esto es un regalo en mi vida", consideró Jesusa.
En particular, Schoemann presentará teatro contemporáneo, traducciones de textos extranjeros al español, ciclos de dramaturgos extranjeros, lecturas teatralizadas, mesas redondas, sin olvidar dar a conocer a los nuevos creadores teatrales, directores y actores mexicanos.
Jesusa Rodríguez espera que Boris convierta a La Capilla "en un espacio de referencia donde la gente que de verdad disfruta el teatro sepa que cuando acuda se va a encontrar con algo atractivo; en una pequeña luz que transforma".