DOMINGO Ť 13 Ť MAYO Ť 2001
Leonardo García Tsao
La competencia se anima
Para romper el sentimiento de sopor que había dominado a la sección competitiva llegó Shrek, el nuevo largometraje de animación por computadora producido por DreamWorks. Armados de un guión que rebosa ingenio, los directores debutantes Andrew Adamson y Vicky Jenson han hecho un clásico instantáneo: una parodia de los cuentos de hadas que al mismo tiempo funciona como una socarrona puesta al día del género. Centrada en el rescate de una princesa efectuada por el ogro epónimo y su patiño, un burro parlante, Shrek se burla con malicia de las convenciones disneyanas, evita las canciones ñoñas (en su lugar, hay rock/pop interpretado por Smash Mouth, Joan Jett y hasta John Cale) y, a la vez, cuenta una graciosa historia de amor sobre la belleza interna.
Además de divertida (sobre todo para adolescentes y adultos), Shrek es un despliegue de los increíbles avances de la animación digital. El efecto es de un hiperrealismo tridimensional de infinitas posibilidades expresivas. ƑQué habrá sentido Cameron Díaz cuando le prestó su voz a la princesa y vio que el dibujo era bastante mejor actriz que ella?
Quien haya sido el responsable de programar Shrek en el solemne -y hasta ahora aburrido- contexto de la competencia de Cannes, se anotó un acierto.
En cambio, si algo acertado tuvo la película francesa La répétition (La repetición) fue su título. Dirigida por Catherine Corsini con esa cursilería neurótica muy propia de las cineastas de este país, este melodrama enfadoso repite variaciones sobre la misma situación: Louise (Pascale Bussières) está enamorada de su amiga de la infancia, la actriz Nathalie (Emmanuelle Béart) pero no se atreve a salir del clóset; al mismo tiempo, la segunda manipula los sentimientos de la otra por egoísmo e inseguridad. Así se la pasan, entre líos con dramaturgos y escenas teatrales que sólo existen en el cine malo. Vaya, La répétition ni siquiera satisface el honesto morbo de ver a dos atractivas actrices como Bussières y Béart haciendo el amor. Esperemos que las otras cuatro concursantes del país anfitrión muestren un mejor nivel.
La curiosidad me llevó a colarme a una función exclusiva para distribuidores de El espinazo del diablo, la película dirigida en España por Guillermo del Toro y que en ese país ha resultado un éxito de taquilla. Aunque ya habrá oportunidad de un comentario más amplio, baste decir que es un paso significativo en la madurez del cineasta, una fascinante combinación entre un cuento tradicional de fantasmas, un relato de la guerra civil española (con una crueldad digna de Goya) y referencias a El señor de las moscas. A veces, el mercado ofrece mejores títulos que las secciones oficiales.