Ť Tuzos empató 1-1 en el pletórico Azteca y calificó con global de 3-1
América suma 12 años de fracasos; Pachuca, a la final del Verano 2001
Ť En juego bajo lluvia, Braulio Luna anotó al minuto 4, pero Victorino empató en tiempo extra
MARLENE SANTOS A.
Ante inmejorable marco, lleno en el estadio Azteca, el América repitió su historia del "equipo ya merito" y se quedó otra vez en semifinales. Esta vez la suerte no le dio para más y en un juego bajo lluvia apenas empató 1-1 con Pachuca, que de esta forma calificó a la final del torneo Verano 2001 con marcador global de 3-1.
Y mientras América suma 12 años de desgracias, Tuzos esperan ahora al ganador del partido dominical entre Santos y Puebla.
En efecto, 12 años de frustración sepultan al América, que se quedó a dos goles de la gran final, y que desperdició inmejorable escenario. En contraste, contra viento y marea, los Tuzos redondearon la hazaña y conquistaron su segunda final en apenas un año.
Imposible ver un escenario más hermoso. El preludio del partido fue el canto vibrante de 110 mil almas, ondear de banderas, papel picado, los ya infaltables fuegos pirotécnicos y el grito de "¡sí se puede-sí se puede!", que opacaban la voz de los aproximadamente 15 mil seguidores visitantes.
Pachuca hizo un colchón del 2-0 a su favor logrado en el juego de ida y se durmió en él. América en cambio arrancó como estampida y al minuto 4 el Bam Bam Zamorano retrasó el balón para el arribo de Braulio Luna, quien disparó cruzado para vencer al arquero Miguel Calero e imponer el 1-0.
Los festejos en la banca local fueron de auténtica catársis. El alma y la esperanza les volvió al cuerpo; en las tribunas la pasión desbordó encendida y ni la lluviosa tarde la pudo apagar.
El agua tampoco logró mitigar la furia de Javier Aguirre, quien saltó de su banca como fiera herida, manoteó al aire y lanzó gritos a Marco Garcés y Alfonso Sosa. El Vasco ya no se movió de su área y aguantó a pié firme la tempestad climática y futbolística.
Dos amonestaciones a Pável Pardo y Víctor Santibáñez provocaron que el timonel Alfio Basile hiciera lo propio y desde su área pidió calma y concentración a sus pupilos.
Pachuca fue una nulidad al ataque. Tuvo apenas un par de oportunidades: un tiro pésimo de Sergio Santana y otro disparo muy desviado de Cesáreo Victorino.
Sólo el portero Calero lució por los visitantes, pues las Aguilas amenzaron con peligrosos tiros a gol, que el guardameta colombiano desvió. La más clara fue al 25, cuando Zamorano mandó un tiro que Calero desvió apenas y el esférico pegó en dos ocasiones en el travesaño.
Pese a una leve mejoría de Tuzos, América siguió con la iniciativa anticipándose, robando balones y marcando 3 contra 1. Sin embargo, no pudo anotar más en ese periodo inicial.
Para el complemento, ambos salieron a jugarse la vida. Tuzos se desprendió de la tensión y jugó con soltura. A los 51 de acción Andrés Chitiva centró desde la derecha, pero el novato Sergio Santana no llegó a tiempo para conectar.
Al minuto 60 Pardo cobró una falta, el colombiano Frankie Oviedo remató, pero el balón chocó con Luis Hernández, quien le quitó el efecto al balón que Calero recogió sin problemas.
Tuzos, ya sin complejos, siguió volcado al ataque y mató los impulsos azulcremas con buena labor por los costados de Gabriel Caballero y Chitiva. El grito de "¡sí se puede!" pronto se apagó, porque el minuto 68 Pachuca realizó su mejor arribo y el portero Pineda se batió entre rechaces y todavía derribado, con su cuerpo impidió la anotación.
El estadio enmudeció ante el grave peligro y el Coco Basile ya no toleró la improductividad de Luis Hernández y lo relevó por Jesús Mendoza.
A los 70, el estadio entero vivió un espejismo. Tras un remate con la cabeza de Zamorano que pasó rozando el poste izquierdo de Calero, rebotó en los anuncios y chocó por detrás en las redes. Todos los seguidores amarillos festejaron creyendo que había sido gol.
La expulsión
Con el ingreso de Mendoza América tuvo más llegada, por lo que Aguirre replicó sacando a Chitiva para dejar en su lugar al defensivo Omar Arellano.
Las cosas le favorecieron, ya que al minuto 82 Sánchez Yacuta fue expulsado por fuerte barrida sobre Victorino.
Literalmente el diluvio llegó para los amarillos. Basile apeló al último recurso, sacó al volante Oviedo e ingresó a su compatriota José Luis Calderón, pero enseguida recibió la estocada mortal, cuando ya en tiempo de reposición, Victorino recibió un largo balón desde la defensa, aprovechó la floja marca de Santíbañez y bombeó a Pineda que se encontraba a mitad de camino para el tanto del empate.
Al final, los tuzos se abrazaron sobre la cancha, mientras la Porra Monumental y la Fenomenal aplaudieron a jugadores como Estay, Ricardo Rojas, Zamorano y Luis Hernández, pero al presidente americanista Javier Pérez Teuffer lo recibieron con gritos de "¡Cuauhtémoc-Cuauhtémoc", en recuerdo del jugador cedido al Valladolid.
Después, los americanistas se encaminaron a la salida, cabizbajos, al sumar 12 años de fracasos.