LUNES Ť 14 Ť MAYO Ť 2001

Ť Analiza las lecciones de la marcha zapatista y la ruptura generada por la ley indígena

Prevé Montemayor posibles alianzas entre el EZLN y otros grupos armados

Ť Pocas veces en nuestro país los legisladores se han equivocado de manera tan brutal, dice

BLANCHE PETRICH

La lupa del escritor Carlos Montemayor se detiene en una frase que emitió hace apenas 14 días la Comandancia General del EZLN: como consecuencia de la ''ley Bartlett-Fernández de Cevallos'' en materia indígena, los legisladores federales y el gobierno ''dan razón de ser a los diferentes grupos armados en México al invalidar un proceso de diálogo y negociación''.

Se trata --señala-- de una advertencia nítida: ''Es un recordatorio de que no existe uno sino varios Méxicos y, de ésos, algunos están en pie de guerra. Ya durante la marcha zapatista al Distrito Federal el EZLN estaba avisando de manera clara al gobierno de Fox que además de ellos, los zapatistas, había otras organizaciones en pie de lucha que era necesario tomar en cuenta. Hoy, con su actitud tan montemayor3irresponsable, los legisladores le dan razón de ser política, histórica, a la lucha armada''.

Mensaje ineludible

Y más aún, detecta en el seguimiento de la información que tiene al alcance, estas organizaciones ''están en este momento en una fase de análisis muy intenso, justamente sobre las posibilidades de autodefensa armada y las posibilidades de negociación política''.

No es, subraya, ''un mensaje bélico, sino un mensaje de análisis político y social ineludible''.

El escenario que hace algunos años hubiera parecido improbable, de presenciar un posible acercamiento y una búsqueda de alianzas entre el EZLN y otras formaciones guerrilleras activas en otras latitudes del país más allá de Chiapas, hoy parece estar en el horizonte: ''Supongo que es un logro de las administraciones de Ernesto Zedillo y Vicente Fox'', ironiza.

Montemayor es uno de los intelectuales que ha seguido con mayor atención la evolución histórica de las distintas expresiones de lucha armada en el México contemporáneo. Guerra en el paraíso es ya un clásico sobre la guerrilla de los 70 en Guerrero. Los informes secretos da cuenta de la estrategia contrainsurgente que se aplicó puntualmente el sexenio pasado. Entre su larga bibliografía está también Chiapas, la revelación indígena de México.

Y desde hace varios meses, el autor nacido en Parral vive dedicado a dar cuerpo a un libro que concibió dos años antes de empezar a escribir sobre la gesta de Lucio Cabañas en la Costa Chica: una novela aún sin nombre sobre la guerrilla de la sierra chihuahuense de fines de los años 60, una obra ''que tiene que ver con mi vida, mi destino pasado, mi destino futuro, mi presente ineludible''.

En un análisis que comparte con La Jornada, además de revisar las lecciones históricas de la marcha zapatista y la ruptura generada por la contrarreforma indígena, Montemayor ve con detalle los procesos que se dan en el eje Chiapas-Oaxaca-Guerrero, que no es sólo un eje de lucha armada, sino de militarización, represión y hambre.

De las ''recurrencias guerrilleras'' en los ''varios Méxicos'', transita desde el Yucatán de la guerra de castas y la actual pasividad de los mayas peninsulares, hasta las luchas agrarias de Durango y Chihuahua, y algunos segmentos de radicalización en los 70, por supuesto, por la efervescencia insurgente en Oaxaca, Guerrero y Chiapas.

El error del Congreso

Con la reforma indígena se marcó un hito en el proceso de pacificación en Chiapas: ''Pocas veces en la historia de nuestro país los legisladores se han equivocado de manera tan brutal y tan total como en estos días''. Más grave aún, el error del presidente Fox y de sus asesores:

''Creo que no han tenido tiempo de estudiar a fondo lo que ocurre ni lo que significa el movimiento del EZLN, el CNI y la marcha zapatista. El EZLN inicia su marcha porque va al Congreso de la Unión. Su mensaje es muy claro: en tus manos está el retiro de las siete posiciones militares y la excarcelación de zapatistas, pero la aprobación de la ley no está en tus manos, sino en las del Congreso. Por eso allá vamos. Hagámoslo juntos.

''Fox no lo entendió. Envió una iniciativa al Senado sin invertir 15 minutos en convencer a Diego Fernández de Cevallos que esa era la ley que había que aprobar''.

Hace notar que el anuncio de la ruptura por parte del EZLN no llega sino hasta después de que Fox aplaude una reforma indígena ''ciento por ciento opuesta'' a su propia iniciativa. ''En ese momento, por los hechos objetivos que observa en el comportamiento presidencial, el EZLN, con toda responsabilidad y congruencia rompe comunicación con el gobierno federal. Creo que eso no hubiera ocurrido si el Presidente en lugar de celebrar esa reforma falsa hubiera lamentado que los legisladores le hubieran dado la espalda a los puntos medulares de los acuerdos de San Andrés, de la iniciativa Cocopa, a los reclamos del CNI y del EZLN. Ese fue un tremendo error''.

Sobre las perspectivas, el escritor opta por un moderado optimismo: ''La reforma no se ha consumado aún. Hay la posibilidad de que los Congresos locales detengan esta ley indígena y que regrese al Congreso de la Unión. El Presidente tiene una nueva oportunidad de no volver a mandar señales equívocas al EZLN''.

¿En marcha una nueva alianza guerrillera?

-La mención del EZLN a otros grupos armados en su último  comunicado no es única. Ya el subcomandante Marcos había enviado un saludo desde Iguala, durante la marcha hacia el Distrito Federal...

-Y muy bien dicho, por cierto. Fue la primera vez que el EZ hace un reconocimiento a los grupos guerrilleros de Oaxaca y Guerrero. Fue una sorpresa para muchos. Hace tres años no era posible imaginarlo. Fue un aviso al gobierno de que había otras organizaciones a tomar en cuenta. No es que esos movimientos necesariamente se puedan propagar como el incendio de los bosques de una montaña a otra. Quizás lo que debemos entender es que hay varios Méxicos y que varios de estos Méxicos están en guerra.

''Y la guerra tiene varias fases. Una es la pobreza extrema, la violencia social institucionalizada. Otra, la inconformidad social. Otra más, la resistencia armada. No es un mensaje bélico, es un mensaje de análisis político y social ineludible para entender a los Méxicos que se empobrecen más cada día.

-¿Cree que se tendría que entablar una negociación no sólo con el EZLN sino con las otras formaciones armadas?

-A su manera, el actual gobernador de Oaxaca, José Murat, decidió desde su toma de protesta iniciar una política de negociación con las fracciones del Ejército Popular Revolucionario que están en ese estado. Hay muchas regiones en el país en donde podemos descubrir focos rojos y para los cuales se necesita una atención de varios pisos. No solamente desde una perspectiva federal, sino también estatal, municipal y regional.

-De una inicial animadversión que se expresaba hace algunos años del EZLN hacia el EPR, esta situación ha cambiado. ¿Podemos pensar que hay posibles alianzas entre los grupos armados?

-Supongo que Zedillo y Fox han conseguido el acercamiento del EZLN con las otras organizaciones.

-¿Qué consecuencias puede tener una articulación de los grupos armados existentes?

-Creo que los grupos armados están en este momento en una fase de análisis muy intenso, justamente sobre las posibilidades de autodefensa armada y las posibilidades de negociación política. Debemos recordar que uno de los puntos claves que los movimientos guerrilleros mexicanos buscaron durante el siglo XX fue la coordinación nacional o suprarregional. Una de las búsquedas más importantes de Lucio Cabañas fue formar un gran frente nacional.

Hoy los movimientos armados siguen en esa perspectiva. El EPR fue la organización que más se aproximó a esa idea. Las alianzas o coordinaciones o acercamientos que pudieran tener los grupos guerrilleros mexicanos tendrían que partir de análisis y principios que vayan más allá de posiciones teóricas irreductibles y que se acerquen más a las características de las regiones donde su trabajo político ha sido más intenso y de mayor penetración y más fecunda.

-¿Hay un eje insurgente Chiapas-Oaxaca-Guerrero?

-No sólo es un eje insurgente. Es un eje de ocupación y represión militar, de concentración y continuidad caciquil y, lo más grave, el eje del hambre. Las dos últimas encuestas de alimentación del medio rural en los últimos cinco años han arrojado el resultado de que los estados con mayor desnutrición infantil en zonas rurales, particularmente en comunidades indígenas, corresponden a Oaxaca., Guerrero y Chiapas. En cuarto lugar aparece Yucatán. En tres de esos estados hay mo-vimientos armados y en los tres la respuesta gubernamental ha sido militar.

Yucatán y la guerra de castas

-En esta geografía de la inestabilidad no siempre se experimenta esta recurrencia de la lucha armada. Entre los mayas pe-ninsulares que protagonizaron la guerra de castas, por ejemplo, no hay expresiones de inconformidad organizada.

-Esto se debe a que a principios de siglo hubo una desestructuración de las haciendas henequeneras con los cambios políticos que impulsaron los primeros gobiernos revolucionarios y que continuaron después con Alvarado y Carrillo Puerto en el periodo cardenista. Produjeron un nuevo estado, crearon muchas poblaciones basadas en un crecimiento ejidal. El fracaso del cultivo del henequén da al traste con el equilibrio de desarrollo económico de la península pero no con la capacidad de autosubsistencia de las comunidades.

-A diferencia de lo que ocurre en Guerrero, donde la recurrencia guerrillera es casi ininterrumpida...

-Ahí los movimientos armados se concentraron durante dos siglos en las montañas que se extienden en la Costa Grande, Coyuca y Atoyac. Pero en este momento las organizaciones campesinas indígenas están creando focos de efervescencia social importantes en las zonas de Metlatónoc y del Balsas. Gran parte de la zona ocupada por las fuerzas del EPR y el ERPI no está en áreas indígenas. Hay que recordar que el EPR era una coordinación de bases regionales que al desaparecer éste se recomponen en sus núcleos originarios.

-El alzamiento en Chiapas ¿es otro ciclo de rebeliones recurrentes?

-Cada una o dos generaciones ha habido luchas armadas entre los mayas chiapanecos. En 1972 en las cañadas de Las Margaritas hubo un levantamiento en contra del decreto presidencial de la Lacandona. Fue el núcleo fundamental de lo que hoy es el EZLN de Las Cañadas. Pero en la década de los cincuentas hubo otra re-sistencia en el norte de Chiapas, en la zona chol. Y en el 36, en el periodo cardenista, se da otra lucha muy importante para sentar las bases de una reforma agraria que va a ir lentamente desarticulando las condiciones prácticamente medievales de las haciendas chiapanecas. Y a principios del siglo XX hay otro levantamiento en Los Altos, que refiere Rosario Castellanos en Oficio de tinieblas. Y así podemos ir hasta el siglo XVIII.

Como la guerra de castas o la guerra del Valle del Yaqui, son luchas indígenas muy importantes porque se extienden por varias décadas y esto habla de la capacidad de recomposición generacional de contingentes y de líderes. La guerra del Yaqui en el siglo 19 se extiende desde 1942 a 1903. Y la guerra de castas de ex-tiende de 1845 a 1906. Con el EZLN no estamos frente a un grupo más, sino con un eslabón más de una larga lucha que no terminará en 15 minutos.

-¿Sólo ve estos fenómenos en el sur, o también en el norte?

-Se sabe por documentos que han llegado a mi alcance por muchos vericuetos que en algunos momentos investigadores de seguridad nacional señalaban también a Chihuahua como un enclave de movimientos subversivos. Pero no he podido comprobar cuál es el referente real en el que se han basado estos análisis.

-¿Cómo fue la experiencia guerrillera de los setentas en el Norte?

-Son luchas que tienen objetivos muy firmemente anclados en regiones específicas. En el momento en que se empiezan a fraccionar los grandes latifundios, la efervescencia política en la sierra de Chi-huahua era enorme. Una parte de las luchas campesinas de la Sierra se radicaliza y se levanta en armas. Es el caso del grupo que decide asaltar el cuartel de Madera. De acuerdo con los análisis políticos de la época, pensaban que se necesitaba una chispa para incendiar el pajar entero y ellos decidieron ser esa chispa.

Una de las tesis centrales de Montemayor en sus distintos ensayos es la recurrencia de las experiencias insurgentes. Así la explica:

"Un manejo político equivocado de los gobiernos sucesivos del siglo XIX hasta la fecha ante los movimientos armados campesinos produce estas recurrencias de las luchas guerrilleras. ERPI, FARP, EPR y EZLN son una demostración contundente de que los mecanismos y decisiones políticas y militares tomadas en la década de los setentas fueron equivocadas. En el análisis gubernamental priva el cálculo de capacidad de fuego y la extensión territorial de los movimientos y nunca toman en cuenta los vectores sociales que generan ese estallido armado. No vemos como violencia social la marginación y creemos que el estallido social es el que inicia la violencia. Hay una constante de caciquismos familiares y decisiones de cúpula regional que se superponen a decisiones federales. La resistencia tiene también una gama de redes familiares, gremiales, regionales que no desaparecen. Así que en el momento que transcurre el tiempo de una generación a otra se vuelven a tomar las armas, se rehace la resistencia ante poderes caciquiles que también han permanecido prácticamente intactos.