Lunes en la Ciencia, 14 de mayo del 2001
Creatividad e ingenio en la muestra de trabajos científicos Experimentos para el futuro Mirna Servín ƑQué hace la diferencia entre descubrir cómo se cultiva una flor o poder verificar cuáles son los mecanismos que conservan naturalmente los alimentos o pasar de largo frente a las respuestas de la naturaleza, las matemáticas, la física u otras fuentes de conocimiento científico? Un vistazo, un estímulo, un profesor, un libro, un experimento. La lista es larga y conocida, pero no por ello fácil de encontrar y en otras ocasiones, difícil de ofrecer. Sin embargo, cada vez más aparecen esfuerzos individuales o institucionales dispuestos a trabajar por mejorar está situación. Este es el caso de la primera muestra estudiantil de experimentos de ecotecnias, ciencia y tecnología, organizada por la SEP y el Museo de Historia Natural de la Ciudad de México, que se realizó la primera semana de este mes. No se trató sólo de un evento en el que estudiantes de secundaria de diversos grados académicos presentaron una muestra de los mejores trabajos científicos y para la conservación del medio ambiente, realizados como proyectos de clase, sino de una oportunidad de mirar de nuevo a su alrededor, de crear, investigar y aplicar. "Entrar a un laboratorio, entender de qué se trataba, y trabajar con científicos de verdad cambió completamente lo que yo pensaba que era la ciencia", cuenta alegre Diana Ugalde, alumna del colegio Liceo Mexicano Japonés, quien junto a sus compañeras de equipo realizaron cultivos de tejido para la propagación de violeta africana, con la ayuda de investigadores de la Facultad de Química de la UNAM. Fue divertido y asombroso, dice Diana, "Hasta se nos ocurrió que podemos utilizar este método para plantas que se encuentren en peligro de extinción. Ojalá todos tuvieran está oportunidad". Por su parte, las alumnas de la escuela secundaria diurna 68 Gabino Palma, presentaron el método de conservación de alimentos por esterilización. En su mesa, llena de conservas, explicaban una y otra vez frente al público que se aparecía, cómo el calor esterilizaba los recipientes e impedía la formación de microorganismos que descompusieran sus alimentos. Uno de los experimentos más ovacionados fue el de un cohete disparado por medio de presión de agua, que surgió de darle vueltas y vueltas a la idea de utilizar energía que no fuera contaminante para mover un vehículo. "Fue en nuestra clase de física, no lo vimos en ningún libro, pero creímos que se podía hacer", cuentan los alumnos. "Definitivamente es nuestra materia favorita, el maestro es quien nos inspira", refiere Carlos Mondragón. Y aunque sólo uno de cinco de los integrantes del equipo quiere ser físico, todos se reconocen muy contentos con la experiencia. Otra idea que surgió tan sólo de estudiar el ciclo del agua, fue un pequeño sistema purificador de líquidos con el uso de la energía solar, fabricado con materiales de rehuso como el plástico. Después de explicar su funcionamiento, los alumnos del Colegio Simón Bolívar, turno vespertino, Diego Camarillo, Jonathan Magaña y Humberto Saldívar, cuentan entusiasmados que con ese conocimiento imaginan que podría purificar agua para la gente de escasos recursos, ya que el proceso es económico y fácil de hacer.
Marina Robles, directora de Educación Ambiental de
la Secretaría del Medio Ambiente del Gobierno del Distrito
Federal, enfatizó que aparte de tratar de divulgar la
investigación científica y el cuidado de la naturaleza,
se trata de promover un programa de corresponsabilidad social,
organización y participación de todos. Especialmente, si
se puede lograr a la par, el crecimiento del interés por las
materias científicas para que los jóvenes desarrollen su
creatividad e ingenio.
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