ASTILLERO
Julio Hernández López
AYER VOLVIO Ricardo Rocha a la radio. La manera como lo hizo merece reflexión, por cuanto da luz sobre el terreno espinoso del conflicto entre los intereses comerciales que dominan la operación de los consorcios radiofónicos nacionales y la libertad informativa que discursivamente avanza pero cada vez está más sujeta a criterios empresariales regidos por la búsqueda del lucro.
COMO ES SABIDO, el periodismo de calidad de Rocha no ha encontrado abrigo adecuado en las dos poderosas firmas en las que se ha desarrollado: de Televisa, que fue su plataforma principal, hubo de salir luego de una larga carrera, y en el grupo Acir no suscribieron más un convenio de prestación de servicios que sólo duró un año.
AHORA, Detrás de la Noticia (DDN), el informativo que produce la agencia del mismo nombre que fundó y dirige Rocha, y a cuyo equipo de comentaristas pertenece este tecleador parlante, pasará de seis a diez de la mañana a través de dos estaciones del Instituto Mexicano de la Radio (IMER): Opus 94, que pasa en el 94.5 de frecuencia modulada, y se especializa en la transmisión de música clásica, y La Candela, en el 660 de amplitud modulada, cuya programación sonora es de corte tropical.
MUEVE A REFLEXION el hecho de que el retorno de este periodista se dé en espacios de poca audiencia --como Opus 94-- y que además pertenecen al gobierno federal. Una primera lectura podría sugerir decaimiento del proyecto que ha hecho surgir esa agencia noticiosa (DDN) y, sobre todo, la presunción de arreglos o negociaciones de índole política que comprometieran independencia y sentido crítico.
LA REALIDAD ES más compleja y sugerente. Detrás de la Noticia ha decidido comprar --o rentar, según la terminología que se prefiera-- el tiempo de dos estaciones de IMER --mediante un pago que al año será mayor a los 800 mil dólares-- para transmitir allí con entera libertad su producto informativo y comercializarlo mediante una empresa especializada en esos menesteres.
NO ESCOGIO Detrás de la Noticia ese camino por falta de opciones. Distintas propuestas recibió de empresarios de la comunicación electrónica, pero nunca alguna que combinara plenamente la legítima búsqueda de la ganancia económica con el enfoque periodístico necesario para estos momentos de transición política.
LA APUESTA planteada por Rocha y su proyecto tratará de demostrar que es económicamente sustentable el ejercicio de un periodismo como el que hasta ahora ha hecho. El mejor sitio disponible fue el de dos estaciones de IMER, el organismo público descentralizado que fue creado mediante decreto presidencial el 23 de marzo de 1983. En un marco de restricción en el gasto de la publicidad pública y privada, y con una gran competencia en otras frecuencias, Rocha intentará, entre sinfonías y cumbias, consolidar un esfuerzo periodístico que no siempre ha resultado grato a los intereses que dominan el mercado de la comunicación. Más que atarse a grandes consorcios o diluirse en ellos, intentará construir, desde pequeños niveles de audiencia (que es de esperarse irán creciendo aceleradamente, como ya sucedió ayer en el primer día de transmisiones) una libertad empresarial que garantice buen periodismo.
EN OTRO SEGMENTO del cuadrante radiofónico también hay movimientos. Carmen Aristegui y Javier Solórzano han sido invitados a participar en la tarea de reconstrucción que José Ramón Fernández está desarrollando en Televisión Azteca. Ambos, Carmen y Javier, han sido figuras estelares, a lo largo de varios años, del proyecto que Pedro Ferriz de Con ha encabezado primero en Multivisión y ahora en Imagen, grupo radiofónico éste al que se sumaron los tres en un ensayo de asociación empresarial que ahora sería justamente el principal obstáculo para que dos de ellos dejen la radio y pasen a las pantallas del Ajusco. Fernández, el nuevo director de noticias de la empresa de Ricardo Salinas Pliego, desea que la credibilidad de Aristegui y Solórzano suplan estilos que al parecer están en vías de ser desplazados.
PERO, HASTA AHORA, pláticas y negociaciones continúan, sin que haya ningún hecho cierto como sí lo es, en cambio, la incorporación de José Cárdenas, quien ya antes estuvo en las propias instalaciones del Ajusco y luego condujo diversos noticieros radiofónicos, el más reciente de ellos en Radio Fórmula (mismo que mantendrá a la par de su trabajo en televisión, como lo hace, por ejemplo, Joaquín López Dóriga, quien combina su desempeño en Televisa con un programa de mediodía en la misma Radio Fórmula). Cárdenas era en la barra vespertina-nocturna el conductor con más oficio y sensibilidad política, características estas que le ayudarán en su nueva etapa, en la que este domingo se encargó de la emisión nocturna de Hechos, que anteriormente encabezaba Javier Alatorre, quien podría seguir con esa responsabilidad entre semana, aunque siempre bajo la mirada vigilante y deseosa de cambios de José Ramón Fernández.
ASTILLAS:
Andrés Manuel López Obrador ha llevado a niveles extremos su postura de combate a la corrupción y de austeridad en el manejo de los recursos públicos. No es pose su rechazo a la comodidad y al bienestar derivados del uso de lo que el poder provee. En realidad, si a alguien ha sometido el tabasqueño a restricciones es a su familia, sujetándola siempre a vivir en el nivel estricto que corresponde a sueldos que él mismo se ha encargado de disminuir. Ahora, sin embargo, una ironía del destino le ha hecho aparecer en el dificilísimo papel de predicador implacable de la honestidad y de padre de un hijo en problemas. No parece haber mucho espacio para Andrés Manuel, pues sin duda hubo una persona --su hijo-- que tomó un bien público y causó daños, así éstos vayan a ser pagados por las aseguradoras, y además se afirma que el curso del incidente no fue el que correspondería a cualquier hijo de vecino, sino que hubo consideraciones especiales en razón del cargo de su padre. Por instrucciones del propio jefe de gobierno, la contraloría capitalina atenderá el caso, en el que parece haber responsabilidad del acompañante de siempre de Andrés Manuel, Jesús Falcón, el Chuy de todas sus confianzas a cuyo cargo habría estado la Gran Cherokee que fue impropiamente prestada al hijo del político tabasqueño. Desde luego, el incidente ha servido para que desde diversos flancos, partidistas y periodísticos, se hagan ajustes de cuentas contra el atribulado pejelagarto mayor... Empieza a sospechar el autor de estas líneas que el presidente Fox usa el lenguaje con sentido discriminatorio, según sus conveniencias. Frente a audiencias a las que no les tiene exagerado respeto, suele comenzar sus discursos saludando con el uso desenfadado de la palabra "jóvenes" (no sólo a los diputados y senadores a los que en la toma de posesión presidencial dijo, "Sí, jóvenes, Juárez, Juárez", cuando estos coreaban el apellido del zapoteco, sino también en diversos actos a los que llega diciendo "Buenos días, jóvenes", aunque la audiencia sea de edad madura). Pero en otras circunstancias no juega. Por ejemplo, ayer, frente a la comunidad israelita, a cuyos integrantes comenzó llamando "amigas, amigos".
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