miercoles Ť 16 Ť mayo Ť 2001

José Steinsleger

Bandidos de ley

No coincido con la ironía de Mark Twain cuando dice que "...hablar de principios es otra manera de referirse a los prejuicios". El escenario de la humanidad se está vaciando de principios y me explico. ƑNo le parece una vergüenza que el legendario ladrón inglés Ronald Biggs, "cerebro del robo del siglo" (aquel magnífico asalto al tren postal Glasgow-Londres, 1963), haya optado por entregarse a Scotland Yard a sus 71 años? šQué inconsecuencia!

Ya está. Ronald Biggs dejó de figurar entre mis íconos. Me queda el consuelo de otros bandidos notables: Butch Cassidy, jefe del Consorcio de Asaltantes de Trenes (sic, 1895) y el Sundance Kid, alias de Harry Longabaugh o Henry Place, su leal amigo de origen sueco, que fueron látigo de la Union Pacific Railroad y las diligencias de la Wells Fargo Co.

Nacido en el estado de Utah en el seno de una familia mormona, Butch Cassidy era un tipo de palabra. Capturado por el sheriff John Ward, que pudo probar ante un tribunal que había robado 30 caballos, la sentencia fue de dos años en la penitenciaría de Laramie (Wyoming). Antes de ser llevado a presidio, Butch pidió permiso por doce horas bajo palabra de honor y se le otorgó.

Volvió puntualmente y tras la conmutación de la pena antes de los dos años, formuló una declaración: "No puedo prometer que caminaré siempre apegado a la ley, pero sí prometo que no molestaré al estado de Wyoming". Pero los asaltos de Cassidy contra los trenes y las diligencias que circulaban por el Far West se vieron súbitamente interrumpidos cuando Estados Unidos entró en guerra con España para apoderarse de Cuba.

Inflamados de patriotismo, los cuatreros se reunieron en un bar de Steamboat Springs (Colorado) para discutir si se enrolaban en defensa del país. Butch Cassidy y el Sundance Kid opinaban que la guerra de Cuba era un "problema de los millonarios de este país", y no de ellos.

Algunos acudieron a los cuarteles. Como especialista de asalto en trenes, Butch limpió parte de su expediente en las escoltas militares que protegían los convoyes ferroviarios del ejército. Otros ingresaron a la agencia de detectives de Allan Pinkerton, precursora del FBI, que inauguró la modalidad de contratar a delincuentes y asesinos que por un sueldo mensual, y la recompensa ofrecida por las autoridades, perseguía a delincuentes y asesinos.

Butch Cassidy despreciaba a Pinkerton. Decía que en lugar de perseguir a los bandidos, invertía su tiempo en "romper huelgas y en la infiltración del movimiento obrero". Sin embargo, convencido de que en Estados Unidos tenía los días contados, pensó que los únicos lugares donde podía vivir en relativa paz estaban en Australia o en América del Sur.

En febrero de 1901, con el apoyo de la comunidad mormona y el botín de un último asalto a un tren, Cassidy se embarcó en el vapor Soldier Prince que zarpó hacia Buenos Aires, en compañía del Sundance Kid y su mujer, Etta Place, con quienes estableció un singular triángulo de amistad y lealtad.

En la capital rioplatense, se alojaron en el hotel Europa. Pasearon por la Avenida de Mayo y obtuvieron del gobierno argentino seis mil hectáreas en Cholila (Chubut), paradisiaco pueblito de la cordillera andina de paisaje similar al de las montañas de Utah. "No eran muy comunicativos pero sí eran sociables, simpáticos y de humor, siempre dispuestos a aceptar las bromas de los paisanos... Butch Cassidy (Santiago Ryan, en Argentina) hacía gala de su destreza con los caballos, exhibía pulcritud en su vestir y se lavaba las manos agregándole al agua unas gotitas de colonia", declaró Raúl Víctor Cea, cuyo padre llegó a compartir el té con el famoso trío de delincuentes (Clarín, Buenos Aires, 14/8/95).

"Tengo 300 cabezas de vacunos, mil 500 ovinos, 28 caballos de silla, dos peones, una casa de cuatro habitaciones, galpones, establos y algunas gallinas. Lo único que me falta es una cocinera, ya que todavía sigo en estado de amarga soltería", escribió Cassidy a una amiga presa en una cárcel de Ashley (Utah).

Alertados de que los sabuesos de Pinkerton ya estaban en Buenos Aires y le habían puesto precio a sus cabezas con fotografías que fueron publicadas en diarios de la época, la banda se dispersó.

En Valparaíso, Etta Place se embarcó rumbo a California y Butch Cassidy se juntó con Sundance Kid en Santiago de Chile, previo asalto a la bodega de la Compañía Mercantil de Chubut y del Banco de la Nación de Villa Mercedes, provincia argentina de San Luis.

En el norte de Chile, el dúo robó el banco de Antofagasta, donde las cosas salieron mal. El alcalde de la ciudad murió en el tiroteo, Butch se quebró una pierna cuando su caballo fue muerto por un policía y el Sundance consiguió huir. Pocos días después Cassidy escapó de la cárcel con ayuda de su compañero y ambos ingresaron a territorio de Bolivia, donde en el pueblo de San Vicente robaron una de las minas de estaño del magnate Aramayo.

Al verse rodeados y malheridos por 50 elementos de la policía boliviana, Butch Cassidy mató al Sundance Kid y se suicidó tras agotar el parque. Corría noviembre de 1907, año en que por sus escenarios Hollywood se convertía en meca del cine estadunidense y comenzaba el rodaje de un nuevo tipo de filme: el western.