MIERCOLES Ť 16 Ť MAYO Ť 2001
Alejandro Nadal
Crédito del FMI: diez problemas
Hace una semana el gobierno anunció que México era elegible para acceder al nuevo sistema de prevención de crisis del Fondo Monetario Internacional (FMI). Este sistema es un fondo para Líneas de Crédito Contingente (LCC) diseñadas para evitar colapsos financieros como los sufridos por los países del sudeste asiático o México.
Según el FMI, estas LCC están destinadas para economías con políticas macroeconómicas correctas que, sin embargo, pueden sufrir las consecuencias de un contagio por una crisis financiera en otro país. La crisis sobreviene por la reversión en los flujos de capital. El objetivo es prevenir en lugar de remediar.
ƑDe qué crisis habla el FMI? La apertura financiera recomendada (o impuesta) por el Fondo permite mantener un sistema artificial de financiamiento del déficit externo. Cuando se revierte la corriente de flujos de capital, sobreviene la crisis. Pero el método preventivo diseñado por el FMI será ineficaz. Keynes tenía razón: el único sistema preventivo para enfrentar este tipo de crisis consiste en regular la cuenta de capital de la balanza de pagos. Pero eso es anatema para el FMI.
Hay diez problemas asociados a LCC. Los primeros seis son reconocidos por el FMI a través de Stanley Fisher, director, y Jack Boorman, responsable de desarrollo de políticas.
Primero, los vencimientos son de corto plazo (un año), con lo cual sólo se proporciona un breve respiro para una economía en crisis. Segundo, LCC no es gratis: hay una comisión y cargas financieras que aumentarían durante el periodo en que no se liquide el crédito contingente. Tercero, acceder a LCC puede ser interpretado como señal de debilidad de una economía. En el segundo caso, desataría la estampida de los inversionistas, que se pretende evitar. Cuarto, LCC entraña un premio para los especuladores, toda vez que se prolonga el lapso de tiempo durante el cual continuarán obteniendo beneficios por las disparidades de tasas de interés y tipo de cambio. Quinto, existe el riesgo de incrementar el llamado "riesgo moral": algunos países pueden ver en el colchón financiero un incentivo perverso a relajar la disciplina y a comportarse de manera irresponsable. Sexto, será muy difícil para un país retirarse de LCC porque eso puede ser interpretado erróneamente por los mismos inversionistas que se busca tranquilizar.
Séptimo, aunque no se piden metas cuantitativas, se exige al país beneficiario mantener las políticas macroeconómicas que el FMI considera adecuadas. Es decir, LCC impone la continuidad de la política económica que genera la adicción a los flujos de capital.
Octavo. Otro problema grave, que el FMI no reconoce, es la falacia del tipo de cambio flexible y las reservas internacionales. Uno de los criterios de acceso a LCC es que el tipo de cambio no se encuentre sobrevaluado. Pero en el mundo de la apertura financiera, los flujos de capital aprecian el tipo de cambio y los intereses para mantenerlo sobrevaluado son demasiado fuertes. LCC será un factor adicional para contribuir a mantener la sobrevaluación.
Noveno. Los problemas no sólo sobrevienen cuando se revierten los flujos de capital. También surgen mientras dura el financiamiento artificial de la capacidad importadora a través de esos flujos de capital. El financiamiento artificial del déficit externo por los flujos de capital de corto plazo arrastra múltiples efectos nocivos sobre la estructura del aparato productivo. Al sostener artificialmente las importaciones, se contribuye al desmantelamiento de la estructura productiva por un efecto análogo al del multiplicador Kahn-Keynes. Inicialmente las importaciones tienen efectos negativos sobre algunas ramas de la actividad económica. Ese impacto se traduce en menor crecimiento, menos ganancias, menos empleo y menos salarios en esas ramas. Finalmente, el efecto se transmite a todas las ramas orientadas a la demanda interna.
Décimo. Este año el gobierno no solicitó autorización para endeudamiento externo. Pero cinco meses después, funcionarios del FMI confirman que México manifiesta interés en LCC. Es un mal presagio porque el gobierno requiere autorización del Congreso para aceptar esa línea de crédito contingente. El gobierno de Fox comparte con su antecesor la idea equivocada de que tratándose de un crédito contingente, se puede ignorar al Congreso. Una consecuencia de esta interpretación fue el Fobaproa-IPAB. El artículo 73 constitucional y los artículos 1 y 2 de la Ley General de Deuda Pública son muy claros: se requiere autorización del Congreso.
Son sólo diez los problemas de la línea de crédito contingente del FMI. Por lo demás, la economía mexicana está más fuerte que nunca.