MIERCOLES Ť 16 Ť MAYO Ť 2001

Ť La empresa desobedeció la conciliación obligatoria para recontratar a 200 cesados

En 10 años, la firma española que controla Aerolíneas Argentinas despidió a 5 mil empleados

Ť Demanda que los gremios accedan a la reducción salarial y flexibilizar condiciones laborales Ť Tanto De la Rúa como Cavallo dijeron que no podían hacer nada

STELLA CALLONI CORRESPONSAL

Buenos Aires, 15 de mayo. La posibilidad de miles de despedidos y del estrepitoso final de la que fuera la línea de bandera del país Aerolíneas Argentinas (AA), colocó al gobierno del presidente Fernando de la Rúa frente a otra situación dramática, en el marco de una profunda crisis económica, y ante una severa presión de los organismos financieros, cuya actuación es calificada por diversos analistas económicos como ''un virtual chantaje para consolidar un golpe de Estado de mercado''.

Anoche volvieron a fracasar las negociaciones entre el Ministerio de Trabajo de Argentina y los técnicos aeronáuticos, después que la empresa española que se quedó con Aerolíneas desobedeciera la conciliación obligatoria para retomar a más de 200 despedidos.

''Sin ninguna consideración el gobierno español anunció recientemente, a través de su Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), que controla Aerolíneas Argentinas y Austral, que las dos empresas cerrarían antes de fin del 2001 si los gremios no accedían a bajar sus salarios, flexibilizar sus condiciones laborales, aumentar sus horas de trabajo, renegociar sus convenios colectivos y negociar supuestos retiros voluntarios. El gobierno español amenaza también con no poner un peso más porque los empleados no cumplen su plan directo de salvataje'', así reseña la situación un documento firmado por Ricardo Cirielli, secretario general de la Asociación del Personal Técnico Aeronáutico de la República Argentina (APTA).

Los trabajadores despedidos y no reincorporados, como ordenó el gobierno argentino, continúan acampando en los aeropuertos Internacional de Ezeiza y nacional del Aeroparque en esta capital, después del paro que mantuvieron recientemente y que se levantó al decretar el Ministerio de Trabajo la conciliación obligatoria, que los españoles no acataron.

Este fin de semana tanto el presidente como el ministro de Economía, Domingo Cavallo, dijeron que no podían hacer nada frente a la situación. Esto puso en evidencia algo que se venía denunciando desde hace tiempo: la corrupción y el verdadero desfalco que significó la privatización de Aerolíneas en 1990.

''La desconsideración'' de España ante la situación planteada en Argentina provocó una fuerte reacción entre los técnicos, que en su documento recuerdan todo lo actuado por el Estado español desde que en 1990 anunciara que ''nacía una nueva línea aérea y que entraba en una senda de inversiones, desarrollo y potencia empresarial''. La promesa entonces fue que en cinco años incorporaría aeronaves de última generación por 556 millones de dólares y que no se iba a pedir dinero al Estado nacional. ''Así se tomó el control de Aerolíneas sin deudas y con un patrimonio de activos por 700 millones de dólares''.

Diez años después la empresa mostraba un déficit de mil millones de dólares. De los 30 aviones originales que tenía Aerolíneas sólo le queda uno propio. Se vendieron activos como cinco edificios muy importantes, las sucursales nacionales y extranjeras, sus simuladores de vuelo. '''Se deshicieron de su transporte de carga de cabotaje y de su sector de informática, además ahora obtuvieron de nuestro Estado nacional un compromiso de pago por 32.5 millones de dólares'', señalan los técnicos.

Recientemente los españoles negociaron con el gobierno argentino que no habría más despidos ''después de que se deshicieron en estos años de 5 mil empleados, pero ahora quieren desprenderse de mil 400'', añaden.

''El gobierno español busca ahora el consentimiento silencioso de este gobierno y trata de encubrir su verdadero papel, el acabar con una compañía -como antes lo hizo con la línea de bandera venezolana Viasa- para apoderarse de su industria y mercado aerocomercial''.

El otro objetivo más ambicioso, señala la APTA, es ''continuar al frente de Aerolíneas por un breve periodo para culminar con los negocios que todavía pueden realizar a sus expensas como la tercerización o franquicia de muchas de esas rutas hacia otras aerolíneas y la venta de sus áreas técnicas, de mantenimiento y reparación a una empresa extranjera. De esta manera construyen una compañía independiente de Aerolíneas, con un amplio mercado nacional y regional obteniendo utilidades tanto por la venta como por la nueva empresa'', dicen los técnicos.

Sostienen además que este proyecto ''sería tan redituable que si no es posible llevarlo a cabo, como señalamos, igualmente se lo concretaría a través de una quiebra fraudulenta... El Estado extranjero depredador disfrazará una vez más la realidad para justificar el trágico final. Será una tarea neocolonialista bien cumplida'', advierte APTA.