viernes Ť 18 Ť mayo Ť 2001

Luis Javier Garrido

El cebo

La "transición política" desde un régimen autoritario, que en algunos países permitió cambios significativos en el último tercio del siglo XX, en México está conduciendo, por el contrario, a una reconversión del autoritarismo por la debilidad y la falta de visión del gobierno foxista.

1. El discurso de Vicente Fox en Los Pinos (16 de mayo), que pretendió ser un "informe sexenal" y que no fue más que el enésimo llamado a la oposición priísta para que negocie la reforma fiscal que tanto le urge, tuvo una caracterización del proceso político que vive el país, según la cual ya hay una plena democracia, y que mal logró encubrir el sentido de su convocatoria a la cúpula priísta, que no podría entenderse más que en el marco de la grave situación económica por la que atraviesa México.

2. La estrategia foxista puede ser aclarada por la (no tan) velada advertencia hecha al PRI hace unos cuantos días por el canciller Jorge G. Castañeda, conminándolos a negociar su forma de relacionarse con el nuevo gobierno (y de respaldar sus objetivos estratégicos) o a atenerse a las consecuencias. En el curso de un debate organizado por el diario madrileño El País, el titular de Relaciones Exteriores (RE) lanzó una serie de tesis sobre "las transiciones", que en su conjunto fueron entendidas como una precisión de la oferta del gobierno a la oposición priísta a fin de negociar de manera formal la impunidad de los principales responsables del antiguo régimen a cambio del apoyo del PRI a las iniciativas legislativas de Fox. De acuerdo con él, la primera etapa de "la transición mexicana" habría concluido con éxito, pues tras las "elecciones democráticas" de 2000 la alternancia culminó con la entrega pacífica del poder y la consolidación del "nuevo régimen", y ahora está empezando una nueva etapa de dicha "transición" con un supuesto debate sobre los contenidos y el rumbo del proceso mexicano, y es en torno a esto que expresó la propuesta oficial.

3. A fin de hacer más clara la posición presidencial ante la gravedad de la situación económica por la que atraviesa México, Castañeda publicó además estas precisiones en El País (15 de mayo). Toda transición política, escribió, tiene "un precio indeludible", que es el establecimiento de un pacto, explícito o implícito, entre los que calificó como los "opresores" (es decir, los responsables del antiguo régimen) y los que bautizó como los "oprimidos" (los que se apoderaron del aparato del Estado), y como según él, dicho pacto no se ha dado en México, el nuevo régimen foxista se fue viendo obligado a "imponerse un voto de silencio" con el costo de que se estaba presumiendo una "complicidad" de Fox con "el pasado". Añadió que ya llegó el momento de hacer "un corte de caja" para decidir el camino a seguir, que no puede ser sino el de a) un pacto explícito, o bien el de b) llevar a la justicia a los responsables de corrupción luego de crearse una "comisión de la verdad" que evalúe el pasado inmediato. Y a ese respecto adelantó que para el foxismo el "legado más pernicioso de los años de autoritarismo priísta" no es "la represión", sino "el problema de la corrupción".

4. La concepción que tiene el equipo foxista de lo que acontece en el país es tan evidente como su urgencia por lograr el apoyo del PRI a su iniciativa de "nueva hacienda distributiva", pues los recursos que ella supone son fundamentales para que pueda mantener el control social necesario para seguir imponiendo los programas neoliberales del Banco Mundial. Las afirmaciones que se están haciendo no extrañan por ello, ni siquiera cuando el titular de RE afirma que la presión ejercida por la sociedad civil o por los medios es "importante" en el contexto actual en el plano "moral", pero que los "procesos de transición" dependen de "la correlación de fuerzas" existente.

5. La paradoja de la versión foxiana de "la transición mexicana" estaría así en el hecho de que el cambio de gobierno (y de régimen) sólo habría servido para a) lograr en los acuerdos (implícitos o explícitos) entre el gobierno y el PRI la impunidad de quienes en el pasado inmediato saquearon y corrompieron al país, y a fin de que b) se sigan aplicando las mismas políticas antipopulares del régimen priísta.

6. La pretensión de que el estilo y el patrón en la toma de decisiones ha cambiado en estos seis meses es, por el contrario, una advertencia en el sentido de que no se quiere aceptar en realidad que cambie lo esencial, sobre todo cuando las políticas económicas y sociales siguen siendo las mismas y la mecánica del poder no se ha modificado sustancialmente, pues todo se sigue urdiendo y negociando al margen de la sociedad.

7. Y cuando el presidencialismo mexicano es, más que nunca, el pilar fundamental del nuevo "sistema", que tanto se asemeja al anterior, Vicente Fox decía en su reporte en Los Pinos que el mayor logro de estos (casi) seis meses es el hecho de que "el presidencialismo autoritario" y la prepotencia en sus relaciones con la sociedad y con los partidos ha quedado atrás, pero se olvida que las presunciones no son hechos.

8. ƑNo es presidencialista, acaso, el derrochar los recursos del pueblo en propaganda presidencial tan sólo para forjarse una imagen? ƑY, sobre todo, no lo es el pretender imponer su voluntad de arriba abajo y organizar al país con la visión de un presidencialismo empresarial? ƑO qué otra cosa es la reforma constitucional en materia indígena sino lo opuesto por completo a los acuerdos de San Andrés que presuponen organizar al país desde las comunidades?

9. ƑO no es tampoco presidencialista la actitud de Vicente Fox de negociar en el exterior, y a espaldas del Congreso, reformas legislativas a cambio de apoyos a su gobierno? The Wall Street Journal informó el 14 de mayo que en la última visita de Fox a la Casa Blanca (3 de mayo), el llamado supervicepresidente Dick Cheney fue llamado por el presidente George W. Bush al salón oval, y que éste logró el compromiso del mandatario mexicano para apoyar el "plan nacional energético" de la administración Bush y cambiar la Constitución y las leyes mexicanas a fin de hacerlo viable.

10. La lección verdadera de estos seis meses es muy clara, aunque no la quieran entender los foxistas. El único cambio profundo a la actual mecánica del poder vendrá no por los mecanismos legales de frenos y contrapesos ni por las negociaciones de hecho, sino cuando la sociedad logre controlar a los gobernantes y los obligue, por fin, a rendir cuentas.