Ť Falta impulso al sector agropecuario, alertan Aserca y centro de estadística
Recomiendan a campesinos mentalidad de administradores
MATILDE PEREZ U.
Productores agropecuarios con mentalidad de administradores, impulsores de programas y sujetos a la planeación son las características que deberán tener quienes permanezcan en el campo; en tanto, las instituciones de los gobiernos federal y estatales tendrán que afinar su coordinación, definir atribuciones, ajustar su tamaño y tener como regla la búsqueda permanente de consensos con los agricultores para no volver a caer en el error de imponer proyectos.
Esas fueron las recomendaciones hechas en el foro Expectativas del sector agroalimentario y pesquero, al que convocaron el Centro de Estadística Agropecuaria (CEA) y Apoyos y Servicios a la Comercialización Agropecuaria (Aserca). Enrique Salinas Aguilera, presidente de la Asociación de Secretarios de Desarrollo Agropecuario, comentó que el campo debe tener mayor participación en el desarrollo del país, ya que mientras en 1995 aportaba 6.5 por ciento, en 2000 bajó a 5.5; consideró que entre los factores que han provocado esa reducción está la desatención gubernamental a las diferencias que hay entre los productores, ya que no se establecieron acciones apropiadas para atender a los minifundistas, de los cuales, 35 por ciento tiene potencial productivo.
El director de Aserca, Francisco Javier Mayorga, dijo que "en el periodo 1990-1999, el sector agropecuario creció a una tasa anual de 1.7 por ciento, mientras que el agroindustrial lo hizo en 3.4 por ciento; la tasa anual de aumento de las exportaciones agroalimentarias fue de 10.1 por ciento, frente a 6.9 de las importaciones".
Entre enero y marzo de este año, la balanza comercial agropecuaria presentó un superávit de 228.1 millones de dólares, cifra menor en 37.5 por ciento respecto al mismo periodo del año anterior, cuando se tuvo un saldo superavitario de 365.3 millones de dólares. El fenómeno se presentó --dijo--por el incremento de 11.4 por ciento de las importaciones agropecuarias. Situación similar tuvo la balanza agropecuaria ampliada; en dicho periodo también registró un saldo negativo de 117.3 millones de dólares, frente a un saldo superavitario de 209.7 millones en el primer trimestre de 2000.
De acuerdo con Mayorga, México disminuyó su dependencia alimentaria en 1994-1999, al pasar de 12.7 a 7.5 por ciento, coeficiente menor al de Japón (9 por ciento), España (11) y Colombia (16). En ese mismo periodo, la inversión extranjera en el sector agroalimentario ascendió a 6 mil 881.6 millones; 96.6 por ciento de la inversión extranjera directa se concentró en el grupo de alimentos procesados, bebidas y tabaco.
El director general de Ganadería, José Luis Gallardo, puntualizó que debido a factores climatológicos negativos, carteras vencidas, elevadas tasas de interés, limitación crediticia y aumento de las importaciones, la ganadería mexicana está en una situación delicada. En la última década, la tasa de crecimiento de ese subsector productivo ha sido de sólo 2.4 por ciento anual.
Por su parte, el representante de la FAO en México, Augusto Simoes Lopes, presentó un panorama mundial poco favorable para la pesca y la acuacultura. Hay una sobrexplotación de los mares, pero además, los países pobres prefieren exportar su producción pesquera a mantener la oferta en los mercados locales, con lo cual se reduce la posibilidad de alimentación de su población de bajos ingresos. En los últimos decenios, el consumo de pescados y mariscos ha aumentado, ahora el reto equilibrar la sobrexplotación.