VIERNES Ť 18 Ť MAYO Ť 2001

Ť Mayor madurez en su concepto musical

Armando Rosas presenta La balada del pez

CESAR GUEMES

Sin el nombre y la presencia de Armando Rosas no se entiende a plenitud el desarrollo de la música contemporánea mexicana. Antes acompañado por la Camerata Rupestre y hoy por la Baldobanda, ha dado a conocer su más reciente disco, La balada del pez, una grabación madura y por cierto distinta de sus anteriores trabajos, más por el concepto que por la calidad interpretativa que con rigor ha cuidado el compositor e intérprete. Lo acompañan ahora Baldomero Jiménez, Sergio Hidalgo y Mario Chanes. Además del motivo celebratorio de la aparición de un nuevo trabajo suyo, la plática se vuelve necesaria por el concierto que habrá de realizar con su nuevo trabajo, hoy a las 20:30 horas en la sala Silvestre Revueltas del Centro Cultural Ollin Yoliztli, trabajo que abrirá Carlos Arellano.

En cuanto a las variaciones que ha experimentado, dice Armando Rosas: "Cobré conciencia del cambio con este nuevo disco, que no me sorprende porque lo he ido trabajando quizá de manera inconsciente. Y me doy cuenta de él cuando escucho las opiniones acerca del disco".

-ƑTe sientes menos académico?

-El rigor para grabar tiene que ser el mismo, a lo mejor se percibe así el nuevo trabajo porque letrísticamente el resultado es más directo para los escuchas. En ese sentido es un logro de la madurez. Atrás de eso hay un trabajo que está tan bien pensado como es posible.

-Hay una transición entre el disco Payola no y tu cercanía con Baldomero Jiménez. Hoy ha desaparecido la Camerata Rupestre para dejar paso a la Baldobanda.

-Es una historia larga que viene de la enorme suerte que he tenido al trabajar con muy buenos músicos. Agradezco la posibilidad de que personas con alta calidad como ejecutantes se hayan acercado a mis proyectos. Baldomero era estudiante de la Escuela Superior de Música cuando yo estaba terminando mi carrera de composición en el mismo sitio, fue muy sencillo establecer el contacto. Por cierto, dentro de las magníficas casualidades del destino cuento con que Arturo Márquez, uno de los más grandes compositores de música de concierto en el país me daba clase. Precisamente después de escuchar mis primeras composiciones para piano, Baldomero y yo nos dedicábamos a jugar con el blues y otros ritmos que nos unieron primero como mi acompañante, después como proveedor de ideas y en el nuevo disco como arreglista. Está involucrado en todo el proyecto. Desde antes de hacer el disco nos fuimos complementando en equipo. Y en ello tienen que ver los demás integrantes de la banda, Sergio Hidalgo en el bajo y Mario Chanes en la batería. Las bandas son como los equipos de futbol: para que Baldomero consiga meter goles, necesita una defensa rítmica precisa, en lo cual tienen mucho que ver Chanes e Hidalgo. Mi trabajo es el de repartidor de balones, en el medio campo, pensando en estrategias para que el espectáculo y las grabaciones funcionen bien.

-De modo que La balada del pez es resultado también del crecimiento que compartes con la Baldobanda.

-Eso más algunas vertientes alimenticias extra: la música que hice para dos largometrajes, uno de título Conejo y otro de nombre Los maravillosos olores de la vida. Paralelamente a esas dos pistas compuse canciones complementarias y elegí piezas que en mi opinión tenían que ver con estas dos fuentes. Así se perfiló el disco.

-Hasta hace un tiempo los espacios para compositores contemporáneos eran muy reducidos. ƑPercibes algún cambio ahora que el país entró en una nueva etapa?

-No, finalmente uno se sigue atrincherando en dos o tres lugares porque el resto de los que existen no cuentan con las características técnicas, ni la seguridad económica como para que uno trabaje.