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México, D.F. viernes 18 de mayo de 2001 
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Editorial
 
BANAMEX: REQUIEM DE LA BANCA NACIONAL 

SOL El anuncio de la adquisición del Grupo Financiero Banamex-Accival por el gigante financiero Citigroup constituye la culminación del ciclo de privatización, quiebra, rescate y remate de los bancos mexicanos, en el curso del cual el país perdió sus instituciones financieras y los mexicanos, en general, una suma cercana a los 80 mil millones de dólares. 

Con la venta de Banamex --en 12 mil 500 millones de dólares, lo que representa menos del 50 por ciento del valor de sus activos declarados--, el único banco significativo que permanece en manos mexicanas es Banorte. 

Ello evidencia el enorme engaño del principal argumento empleado por la administración de Ernesto Zedillo para esquilmar al país en la operación Fobaproa: el propósito del rescate bancario, dijeron entonces el propio Zedillo y sus secretarios de Estado, era preservar el sistema financiero nacional. Hoy, con el país hipotecado para pagar la ineficiencia y la corrupción de los banqueros, la banca mexicana no existe más, y con ello, la nación ve estrecharse los márgenes de su soberanía e independencia. 

Si hubiera que buscar ejemplos de lo anterior, basta con voltear a lo ocurrido ayer, cuando el Estado y sus instituciones se ven empequeñecido por la absorción bancaria efectuada por Citibank, el cual proyectó mucho más poder de regulación (y alteración) de los mercados cambiarios que el propio banco central. 

En efecto, como consecuencia de la desregulación de Banamex-Accival, operación que significó la promesa de inyección de más de 6 mil millones de dólares en México, la divisa estadunidense se desplomó en los mercados nacionales por debajo del piso de 9 pesos, hasta alcanzar cotizaciones semejantes a las de agosto de 1998. 

Con ello, de paso, se propinó un golpe adicional al sector exportador, a la balanza comercial y a la estabilidad de la economía, toda vez que la sobrevaluación del peso induce distorsiones evidentes en el desempeño económico general. 

Pero, volviendo al punto principal, el hecho es que, tras apuntalar su banco con recursos extraídos de los bolsillos de los contribuyentes, los dueños de Banamex recibirán ahora 6 mil 500 millones de dólares en efectivo y otro tanto en acciones de Citigroup. Quienes urdieron el desfalco, el engaño y la inmoralidad del Fobaproa --Zedillo, José Angel Gurría, Guillermo Ortiz y otros-- reciben hoy en día jugosas pensiones o sueldos procedentes, también, de los impuestos ciudadanos; en tanto, el presente gobierno, privado de recursos por las obligaciones creadas a raíz del rescate bancario del sexenio anterior, se desgañita tratando de lograr la aprobación de una reforma fiscal que le aporte los dineros requeridos para funcionar con mínima eficiencia. Y los legisladores panistas, no hay que olvidarlo, fueron decisivos para legalizar, en su momento, aquel monumental despojo a la nación.
 

 

 

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