MELON
El lujo de México
Ť Luis Angel Silva
EMPEZABA LA EPOCA del chachachá y también el despegue de los Tres Ases. Cosa curiosa, este trío de características diferentes a sus antecesores grababa haciendo coro con Enrique Jorrín (que llegó a México solo, sin acompañamiento, con la idea de adelantarse a la Orquesta América) un número precioso llamado Isabelita, que desgraciadamente no se popularizó.
LA LETRA, SI MAL NO RECUERDO, decía: "Qué bonita tú te ves mi china cuando sales a bailar el son/qué bonita tú te ves mi china cuando bailas el rico danzón". El montuno era así: "Cuando tú bailas, chinita, yo siento aquí una cosita".
AUNQUE MEXICO ha sido famoso por sus tríos, los Tres Ases, según mi modesta opinión, fue otra cosa. Como dijo Justo Betancourt, "distinto y diferente", ya que la forma de cantar y tocar los distinguía de los demás. Juan Neri, requinto y primera voz, Héctor González, segunda voz y guitarra, con Marco Antonio Muñiz, tercera voz, guitarra y encargado de la mayoría de los solos, trajeron al ambiente con su estilo propio, frescura y calidad, una novedosa forma de interpretar no sólo boleros, también otros ritmos.
DESPUES DE COLABORAR con Jorrín, llegaron los éxitos propios y el reconocimiento que su calidad merecía, hasta que Marco Antonio decidió abrirse paso como solista. Desde 1960 a la fecha lo tiene convertido en el lujo de México. Poco antes de su separación del trío, lo conocí en la tienda que la RCA Victor tenía en sus instalaciones. Puedo decir que lo que ha logrado es muy merecido: no le han regalado nada. Soy testigo de sus principios ya solo en el Teatro Blanquita, donde hizo de todo: cortinas, participó en sketches, anunció la actuación de figuras, y para qué le sigo, sin omitir los momentos en que con su bis cómica hizo reír hasta a las paredes de los camerinos.
COINCIDIMOS en el "Bellas de los pobres" cuando este coliseo presentaba una marquesina impresionante, y dígalo si no, caro lector, Lucha Villa, Javier Solís, Mona Bell, Carlos, Neto y Titino, Kipy Casado, Pompín y Nacho y Borolas. Cuando en un sketch hacía el papel de Poncho (sic) Pilatos, robándole cámara a tan distinguidos comediantes.
SIN AFAN DE BALCONEARLO, fue compañero de destrampe del "zoológico musical", pasando mo-mentos inolvidables de bohemia. Les aseguro que pude escucharlo cantar como no lo ha hecho en ningún escenario.
AFORTUNADAMENTE, su éxito llegó rápido. Las canciones Escándalo y Luz y sombra fueron el punto de partida que merecidamente lo tiene en el sitio que hoy ocupa, lo que no impide un reproche de mi parte para productores, empresarios, etcétera, pues si es el lujo de México, merece por lo menos un trato preferencial como el que le dan al borreguito Julio Iglesias, Luis Miguel y amigos que le encampanan (sic). De mi parte, felicidades, Marco Antonio, por tus 55 años como profesional. Te deseo una larga vida llena de éxitos.
PASANDO A OTRO TEMA, le diré, amable lector, que a veces las circunstancias de la vida me permiten asistir a espectáculos que, aunque no son de mi onda, me proporcionan solaz y esparcimiento envueltos en asombro, como fue la actuación de la bailaora Sara Baras, que me hizo estar con un ojo al gato y otro al garabato, y los oídos abiertos a toda su capacidad.
CONFIESO NO SABER de danza un ápice, pero me gustó lo que vi. En la presentación de Juana la Loca, en el Teatro de Bellas Artes, me robaron la atención los músicos Jesús del Rosario y Mario Montoya, guitarristas, Raúl Márquez, violinista, y en la percusión Pepe Motos. En especial este último, que tocó el cajón como es, por si alguien duda que Africa y España nos han legado sabrosura en títi (sic), hasta llegar a lo que ahora llaman salsa.