LUNES Ť 21 Ť MAYO Ť 2001

ENTREVISTA

José Angel Pescador, ex cónsul en Los Angeles

La protección de México a migrantes es limitada

El personal de las representaciones nacionales en Estados Unidos parece actuar bajo la consigna de "no hacer ruido", afirma el ex diplomático, quien señala insuficiencias en la defensa de los derechos humanos de los trabajadores indocumentados

ROSA ELVIRA VARGAS

Como único argumento a la crisis que enfrentan hoy las 45 oficinas consulares de México en Estados Unidos, la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) esgrime la insuficiencia presupuestal determinada por el Congreso para este año. En razón de esa astringencia justifica que los servicios de protección a migrantes, la repatriación de personas vulnerables y la expedición de documentos, entre otros, se han visto seriamente limitados.

Sin embargo, el ex cónsul José Angel Pescador disiente de esa versión oficial. Esto, porque "nunca ha habido bonanza en la cancillería" y, en cambio, tiene la impresión de que, de un tiempo para acá, los cónsules cumplen la consigna de "no hacer ruido" cuando se violan los derechos de los connacionales, debido a las expectativas del gobierno federal de que "las cosas van a cambiar en materia migratoria".

"Y bueno -completa la hipótesis-, tan no han cambiado que en el momento en que Jorge G. Castañeda visitaba a Jesse Helms en Washington, en Arizona se iniciaba la operación Encrucijada para interceptar indocumentados. De este modo, hoy no sólo se despliegan las operaciones Detente en la Línea, Portero, en San Diego, Salvaguarda y Río Grande, sino que se suma aquella, a la que por cierto no se le ha hecho eco y que arrancó desde febrero".

Protección, con la ley en la mano

Con más de siete años sumados en dos etapas como cónsul general en Los Angeles -donde vive la comunidad de mexicanos más grande de Estados Unidos-, Pescador Osuna elabora un detallado análisis de la situación que atraviesan los consulados y ratifica por, experiencia y certeza, que en Estados Unidos "en la protección de los mexicanos se debe ser agresivos con la ley en la mano, con la seguridad de que esa es la mejor forma de lograr la confianza y el respeto de las autoridades" de aquel país.

Y no obstante que la protección a los mexicanos es el tema central en el trabajo consular, hoy sólo se atiende, según sus estadísticas, entre 3 o 4 por ciento de los casos que se presentan cada año. Quien fuera secretario de Educación Pública en el último tramo del gobierno del Carlos Salinas de Gortari remarca, sin embargo, su percepción de que Relaciones Exteriores apuesta a lograr, vía negociación entre gobiernos, un acuerdo que conceda amplios derechos a los migrantes mexicanos, lo cual asegura, ha influido en la dinámica de los consulados.

Puede ser que algo se logre, coincide el político sinaloense, pero mientras tanto persiste una total indefensión y desconocimiento de los derechos que tiene un connacional en Estados Unidos y en su propio país.

Pescador comparte, cauto, el optimismo del canciller Jorge G. Castañeda de alcanzar ese acuerdo migratorio. Pero no se dará "ni en el corto plazo ni en la forma en la que se está pensando. Ante todo, hay que cabildear mucho con las organizaciones mexicano-estadunidenses que de-mandan igualdad en el trato con quienes tienen residencia legal, pues jamás aceptarán ser afectados con los menores salarios que ganan los recién llegados".

Y apunta un elemento para sustentar ese resquemor: "no es fortuito que en la frontera 40 por ciento de los agentes de la Patrulla Fronteriza sean de origen mexicano. Son ellos, precisamente, los que tratan más mal a los mexicanos. Ocurre lo mismo con los agentes del Servicio de pescador_angel Inmigración y Naturalización. Ven a los indocumentados como intrusos, como 'ilegales' y como gente que va a provocar desequilibrios mayores en el mercado de trabajo".

-ƑQué antecedentes ubicaría en la actual situación de los consulados?

-El servicio consular en Estados Unidos adquiere mayor significación a finales de los ochenta y principio de los noventa. A partir de 1986 empiezan los grandes flujos migratorios de 150 mil, 250 mil mexicanos por año y esto, junto con la recesión que por esos años vivió el país del norte, endureció muchísimo el problema por la violación a los derechos humanos y laborales de los migrantes.

"Ya desde el sexenio de Díaz Ordaz cada presidente había hecho algo en la materia. Luis Echevarría, por ejemplo, visitó Los Angeles, San Antonio y Nueva York, y dejó estatuas de Benito Juárez en el ayuntamiento de las dos primeras; José López Portillo estableció las becas Aztlán y siguió Miguel de la Madrid, quien con Porfirio Muñoz Ledo se preocupó por los derechos laborales de los migrantes e inició los contactos formales con las organizaciones de mexicano-estadunidenses.

"Con todo, en ese sexenio la atención disminuyó porque México vivía su propia crisis económica y los migrantes no enviaban las grandes remesas de dinero que luego han alcanzado

"La clave de la expansión de la labor consular está en 1986, cuando el Congreso estadunidense aprueba la Ley Simpson-Rodino, con la cual regularizaron su estancia, por la amnistía, 2.3 millones de mexicanos. Todos necesitaban su pasaporte o identificación y empieza entonces una gran demanda en los consulados.

"Al mismo tiempo muchos son regresados a México y es cuando padecen vejación en el propio territorio nacional. Es hasta la llegada de Carlos Salinas cuando un llamado grupo Impacto 2000 le plantea, en Tijuana, la necesidad de que se intensifique la protección a los trabajadores y que los consulados mejoren sus servicios, así como que no se les maltrate cuando llegan acá. Se crea así el Programa Paisano, se forma el grupo Beta y se impulsan acciones de apoyo a los consulados, porque ya entonces todos aquellos grupos, que no eran simpatizantes del PRI, realizaban sus protestas fuera de esas oficinas, que se convierten en cajas de resonancia de lo que ocurre en México".

Los cambios de los últimos años

-ƑQué modificaciones ha sufrido la labor consular en los últimos años?

-Los grandes objetivos de la política exterior en materia consular nunca han cambiado y son los de dar protección a los connacionales, proyectar la imagen de México y contribuir a los procesos de desarrollo de las comunidades, proporcionando actividades educativas y culturales.

"Aquí el punto está en que si una gran proporción de los migrantes (2.3 millones de los 3 millones que tenía censados el Servicio de Inmigración y Naturalización) se regularizó en 1986, y en el censo de 1996-97 las cifras oficiales marcan la existencia de otros 3 millones de indocumentados en Estados Unidos, eso quiere decir que en diez años llegaron a ese país 2.5 millones de mexicanos. Ahí está el parteaguas de la labor consular''.

-En los consulados labora el llamado personal de carrera (diplomáticos) y aquel que se le denomina auxiliar. ƑCuál es la situación de unos y otros?

-Un punto esencial en la revisión que se realiza a la Ley del Servicio Exterior consistirá en reconocer y dar mejores condiciones de trabajo al personal auxiliar. De acuerdo con los últimos tabuladores sa-lariales, el personal de carrera que menos

gana supera los 4 mil dólares mensuales (y el cónsul llega a ganar más de 11 mil dólares), mientras un auxiliar alcanza, en contados casos, sólo 2 mil dólares y tiene la misma responsabilidad que aquellos. Mucho del trabajo descansa en lo que ellos hacen. En Los Angeles, y estoy seguro que lo mismo ocurre en San Antonio o en Chicago, todos los cónsules dependen fundamentalmente del trabajo auxiliar.

"Afirmo que gran parte de la crisis en los consulados se debe a que desde principios del año pasado llegaron nuevos cónsules a tratar de quitar a los auxiliares para poner a su propia gente. Pero ellos son necesarios. En el mejor momento yo tuve diez personas para atender los cientos de casos de protección que se presentaban, lo que demuestra que como servicio exterior, como gobierno de México estamos muy pequeños frente al problema y a la demanda que representa la protección".

-ƑPero apenas hace unos días el canciller Castañeda habló de las acciones que se realizan para superar la "situación ignominiosa" del personal auxiliar?

-Hay ciertas actitudes en la cancillería que tienen que cambiar. Lo cierto es que no hay una real supervisión a la labor de los consulados y la evaluación es ficticia. Y lo digo con autocrítica, pues aunque te mandan formas para que califiques al personal, siempre les das las notas más altas porque de ello depende su evolución en el servicio exterior. En cambio, hacia el personal auxiliar siempre ha habido menosprecio. Así, por ejemplo, cuando el embajador José Luis Bernal llega a Los Angeles en 1999, despidió a 13 personas, casi todos auxiliares, con largos años de experiencia, sin argumentos ni indemnización.

"Eso se hizo en varias partes y yo intercedí por ellos, pues es muy difícil convencer a la cancillería de que se haga justicia a los auxiliares, los ven como personal de segunda y, reafirmo, muchos de ellos tienen mejor desempeño que el personal de carrera. Hoy, además del escaso sueldo, sólo se les otorga seguro médico y un mes de aguinaldo y ninguna otra prestación".

-Con frecuencia se oye hablar de grupos de poder al interior de Relaciones Exteriores, Ƒusted advirtió ese fenómeno?

-Es cierto: no todos los que están en el servicio exterior merecen pertenecer a él y mucho menos ocupar un consulado, así tengan el rango de embajador, de cónsul general o de ministro. El problema presupuestal es real, pero también está el problema de las presiones que ejerce gente del servicio exterior. Dentro de la cancillería hay un grupo que domina la Dirección General de Personal, se protegen entre sí, se promueven y no mantienen una lealtad institucional sino de camarilla.

"Hay grupos, todo mundo lo sabe, que se pelean por ocupar posiciones, y si bien la selección ha mejorado, hay mucha gente que llega a un consulado o a una embajada y le gusta ponerse el moño, ir a los cócteles, pero ahí el asunto es ante todo que los migrantes dejen de ver a los consulados -como ocurría hasta hace algunos años- con desconfianza, pues creen que por esa vía son susceptibles de que se les identifique como ilegales".

-ƑCuáles son, en el actual contexto, las actividades que absorben mayor tiempo a un consulado en Estados Unidos?

-La primera forma de protección que debe dársele a los mexicanos es un servicio eficiente y atento en la expedición de sus documentos. Luego está todo lo que incluye desde localización de niños, cartas rogatorias, responder los exhortos que te envían las autoridades. Debes visitar las cárceles, atender enfermos y los innumerables conflictos laborales que se dan cuando ya se trata de residentes legales.

"Y ni qué decir de los problemas de discriminación. En materia de vivienda ese asunto es gravísimo. Cuando hay violaciones a derechos humanos, ahí sí los propios cónsules tienen que ponerse al frente. Por eso digo que no se vale que por querer mantener una buena relación con las autoridades algunos ni siquiera se atrevan a presentarse ante el sheriff para reclamar.

"Pero además están los problemas que enfrentan los indocumentados con las comunidades ya establecidas, quienes los ven como ilegales, como gente que va a provocar mayores desequilibrios en el mercado de trabajo, porque el mexicano que acaba de llegar acepta todo tipo de empleos. Mientras un negro no quiere emplearse por menos de 7.50 dólares la hora, el mexicano lo hace hasta por 4.25, que no es ni el mínimo.

"En síntesis, que la protección debe verse en un sentido integral, no sólo cuando se presenta el problema, sino también con un enfoque preventivo. En los consulados se manifiesta la soberanía y la integración territorial. Por eso yo tuve muchos pleitos con la policía. La denunciaba en los periódicos, citaba a conferencias de prensa. Tal vez a veces hasta me excedía. Cuando Casablanca, por ejemplo, antes de que todo el mundo lo dijera, yo aseguré que se había violado la soberanía nacional y recomendé a los acusados que no se declararan culpables y que, en cambio, buscaran abogados defensores.

"Insisto: gran parte de lo que está pasando es responsabilidad de los propios cónsules".


Crisis laboral e inconformidad de usuarios

A principios de este mes, un grupo de empleados auxiliares de diversos consulados de México en Estados Unidos despedidos en el último año, dirigieron a Gustavo Carvajal Moreno, presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados, una misiva para denunciar la "crisis consular" que se vive sobre todo en las representaciones de Seattle, Los Angeles, San Diego, Portland y Chicago.

Señalan que los trabajadores despedidos cubrían una antigüedad de entre dos y 20 años y responsabilizan de los ceses al embajador José Luis Bernal Lizárraga y a la embajadora Alma Patricia Soria Ayuso.

Tras referir que la situación económica y de prestaciones de un trabajador auxiliar es muy dispar respecto a la del personal de carrera, plantean que el personal con que fueron cubiertas sus vacantes carece de la capacitación suficiente, razón por la cual en los consulados ha deccrecido la prestación de servicios como la expedición de pasaportes, matrículas consulares, visas, poderes notariales entre otros, "provocando gran inconformidad entre los usuarios".

Al reclamar en su misiva una solución apropiada y justa ante tales despidos, piden además que se corrija la situación en los consulados, "cuya función elemental es la de defender y proteger los derechos de los mexicanos en el extranjero".

Denuncian que en Portland se ha despedido a cinco personas, cuatro más en San Diego y 13 en Los Angeles, de los cuales sólo tres han recibido alguna indemnización. Destacan el caso de Oscar Mejía, quien fue retirado de su puesto con más de 20 años de antigüedad. "El despido más reciente es el de la compañera Eloísa Peña Schultz, también de Los Angeles, que se dio en una actitud de venganza por parte del embajador Bernal Lizárraga". ROSA ELVIRA VARGAS