LUNES Ť 21 Ť MAYO Ť 2001
Ť León Bendesky
Dominación
Me preocupa el asunto de la libertad. Las libertades formales que tenemos están muy limitadas por el sentido claro de dominación que prevalece en la sociedad. Nos hemos acostumbrado a pensar en la libertad como la ausencia de interferencias, partiendo así de un elemento negativo. No es tan común pensar en términos positivos, o sea, en cuanto a la capacidad de ganar el control de nosotros mismos, ya sea individual o colectivamente, y actuar en consecuencia. En esta dicotomía, tal y como la planteó Isaiah Berlin, se puede perder el aspecto de la dominación que tiende a quedar escondido, a pesar de ser tan pernicioso.
Philip Pettit explicó el tema de la dominación como factor que restringe la libertad en su libro Republicanismo: una teoría de la libertad y el gobierno. En su forma extrema la expresa en la relación que existe entre el maestro y el sirviente. En el límite la parte dominante puede interferir de modo arbitrario en las posibilidades de elección del dominado, incluso puede hacerlo a su voluntad y hasta con impunidad. Pero antes de eso, interferencia y dominación pueden distinguirse como dos formas distintas de restricción de la libertad.
El liberalismo predominante es muy claro en su expresión económica, por ejemplo, en la idea de eliminar las interferencias al funcionamiento del mercado para alcanzar la máxima eficiencia general y elevar el bienestar de los participantes. El discurso de la política económica es muy insistente en este punto, pero, las contradicciones son sin embargo, patentes, como puede verse en el caso de la competencia, que es un ámbito privilegiado de su ejercicio. A medida que avanza el modo actual de gestión económica, la competencia es cada vez más grande para los agentes económicos más pequeños, los que tienen menos poder en el mercado, pero es, en cambio, más reducida para los agentes más grandes y con mayor poder y hay un fuerte proceso de concentración en las principales esferas del campo económico sean de la producción o de los servicios, como es el caso de los financieros. El liberalismo de hoy oculta toda manifestación de dominio que se ejerce en el mercado y en ese sentido contradice su propia esencia.
Esta contradicción que surge de la práctica del liberalismo económico no es nueva, por supuesto; el capital tiende a concentrarse por su propia naturaleza y la ideología tan globalizada, como lo están las transacciones comerciales y las inversiones, así como la concepción del Estado y las políticas económicas refuerzan abiertamente esa tendencia e incluso la toman como una muestra del buen funcionamiento del sistema capitalista en su conjunto y de sus diversas partes que operan en el margen.
Tomo como muestra un hecho reciente. La euforia del mercado de dinero y de capitales por la venta de Banamex a Citigroup, y compartida abiertamente por el gobierno, representa de modo evidente esa forma de dominación. Esta operación es la más reciente de una serie de fusiones y adquisiciones en el sector bancario durante los últimos cinco años y expresa de nueva cuenta la manera en que se socializan las pérdidas privadas y se mantienen privadas las ganancias.
Los bancos y sus dueños se pusieron a flote traspasando la carga al conjunto de la sociedad mediante el Fobaproa, los accionistas más pequeños perdieron su capital y los más grandes pusieron más recursos y se asociaron con bancos del exterior para capitalizarse. La banca ha cambiado de dueños (y la verdad es que no importa si son mexicanos o extranjeros) después de sanearse en buena parte con recursos de la sociedad y que tendrá que pagar por muchos años más.
Banamex fue muy beneficiado por el rescate bancario y ahora sus dueños realizan un gran negocio personal que muestran con gran beneplácito en las planas de los diarios. Hoy habría que felicitar a los accionistas de Banamex por el jugoso negocio que han hecho por los 12 mil 500 millones de dólares que recibirán por su banco. Pero lo menos que podrían hacer es un agradecimiento público al pueblo mexicano que ha hecho posible "sanear" las deudas de ése y todos los bancos.
Pero la dominación no terminará en este beneficio privado de las pérdidas sociales como las que hemos visto pasivamente, sobre todo en los últimos meses. Seguirá con la especulación en la bolsa de valores y con el valor del peso frente al dólar. Todos saben que el costo de la apreciación habrá que pagarlo pronto y para ello también habrá una explicación que, por supuesto, no resarcirá el costo que provoque. Seguirá ofreciéndose menos interferencia pública en los asuntos económicos, el gobierno seguirá enfocado en sacar como sea una reforma fiscal, el Estado seguirá sin suficientes recursos y, sobre todo, sin vocación para hacer lo que debe y la libertad continuará asfixiada por la dominación, que es ya una forma del fatalismo que padece esta sociedad. ƑSerá?