Lunes en la Ciencia, 21 de mayo del 2001
El papel de la ciencia y la tecnología en la era de la rentabilidad ƑInvestigación sobre pedido? Ana Luisa Anaya, Rocío Cruz, Wilhem Hansberg y Arturo Hernández Para conformar el Plan Nacional de Desarrollo, las dependencias gubernamentales consultan al inicio de cada sexenio la opinión de las personas involucradas en los programas sectoriales. Por ello, el director de Conacyt, el ingeniero Jaime Parada Avila, convocó a un sector de los investigadores a opinar sobre la ciencia y la tecnología en nuestro país a través de una encuesta por internet. Sin embargo, simultáneamente, en sus declaraciones ha quedado claro que, aunque sí habrá financiamiento para la ciencia básica, fundamentalmente se apoyarán proyectos vinculados con los problemas nacionales y con la actividad productiva del país. Esto quedó de manifiesto en el foro sobre la investigación científica organizado por el Conacyt que con toda intención se tituló: ƑCómo incrementar la participación de la investigación científica en beneficio del nivel de bienestar de la sociedad? Al parecer la decisión está tomada: habrá una "política de Estado para la ciencia y la tecnología" y se financiarán "áreas estratégicas del conocimiento". Entonces Ƒpara qué se nos pregunta? Por si fuera poco, en el congreso de la Asociación Mexicana de Directivos de la Investigación Aplicada y el Desarrollo Tecnológico, realizado el pasado 5 de abril en Veracruz, Parada Avila dijo: "el Conacyt será sujeto de una profunda transformación conceptual, como de sus formas operativas y en la nueva visión que va a tener la ciencia y la tecnología para la economía". Según el ingeniero en los últimos 30 años el Conacyt siguió un enfoque "orientado fundamentalmente a fortalecer la oferta del conocimiento" y que su administración pretende "transformar el conocimiento en la solución de problemas y necesidades de los distintos sectores. Tenemos que explicitar (sic) la demanda de conocimiento..." y agregó: "planteemos la producción de conocimiento como nuevo reto para las causas de interés nacional y en la solución de problemas tecnológicos, operativos y de competitividad del sector productivo". O sea que el quehacer científico y tecnológico se reduce a un problema de oferta y demanda. Esta reforma, aunada a la reforma fiscal que pretende eliminar la exención del impuesto a los insumos para la ciencia y la tecnología, amenaza los cimientos de nuestro de por sí castigado quehacer científico y tecnológico. El Conacyt ha tenido una importancia central en el desarrollo de la ciencia y la tecnología en el país. Sin embargo, las políticas científicas y tecnológicas han dependido más de las concepciones que han tenido sobre la ciencia y la tecnología los responsables del gobierno que de un plan nacional de desarrollo científico de largo plazo. Por ello, la magnitud de la actividad científica del país ha dependido más de los políticos que de los científicos. Nuevamente, la elite política de nuestro país parte del supuesto de que lo hecho por el gobierno anterior no fue bueno y, como "el pueblo votó por el cambio", ahora las cosas van a ser distintas. No se requieren "nuevas políticas" ni mucho menos "políticas de Estado", se requiere una continuidad en un plan general trazado y convenido con la comunidad científica nacional y la rectificación en algunos programas específicos. Las experiencias en otros países apuntan invariablemente a lo mismo: si se invierte más, se hace más ciencia y de mejor calidad y se genera con el tiempo un desarrollo tecnológico paralelo. ƑPor qué entonces caer en la tentación de "orientar" la investigación científica nacional? Los efectos de este tipo de políticas en otros países y también en México han sido desastrosos. La naturaleza de la investigación hace imposible el apoyar la investigación en problemas rentables. Nadie sabe cuáles son éstos hasta que se convierten en rentables y, además, las investigaciones rentables se apoyan en investigaciones teóricas que son imposibles de improvisar. No todas las áreas del conocimiento se pueden vincular con los problemas y necesidades de los distintos sectores de la sociedad o de las empresas; no todo el conocimiento es comercializable como productos de consumo. Si realmente se quisiera desarrollar la ciencia y la tecnología en México, se necesitarían cumplir dos condiciones: 1) un apoyo real, continuo y creciente a la educación superior y a la investigación científica y tecnológica por parte del gobierno y 2) que las políticas en ciencia no dependan de los políticos sino fundamentalmente de los científicos. Las autoridades de Conacyt cometerían graves errores al querer imponer, sin conocimiento de causa, una política en materia de ciencia y tecnología que pone en riesgo la tradición científica del país y malgastará los pocos recursos con los que contamos. El hecho de que finalmente haya salido la convocatoria del Conacyt para presentar las solicitudes de financiamiento a los proyectos de investigación básica sugiere que, por lo pronto, no ha prosperado la política de "proyectos prioritarios" o que ésta se ha aplazado para más tarde. Esta interrogante se aclarará, en parte, cuando se conozca el monto que será asignado para los proyectos de ciencia básica y el que se destinará para apoyar los proyectos de investigación "vinculados" con las secretarías de Estado. Es importante que la comunidad científica nacional esté alerta para impedir que se imponga una política utilitaria para la ciencia y la tecnología en el país. Los autores son investigadores de los institutos de Ecología y de Fisiología Celular de la UNAM |