martes Ť 22 Ť mayo Ť 2001
Marco Rascón
La risa, motor del cambio
El hecho de que antes los políticos se rieran del pueblo y que ahora sea el pueblo el que se ríe de los políticos permite dividir este tiempo de otros. ƑCuál es el motor de la risa y por qué ahora la burla a costa de los políticos? Como gesto social, la risa popular de hoy puede considerarse expresión de democracia y madurez. Reír, además de ser una expresión netamente humana, nace de la rigidez de movimientos, de espíritu y de carácter, por eso un cuerpo que tropieza, una frase sin sustento o la credibilidad ingenua mueven a risa.
Los políticos profesionales se han reído durante mucho tiempo de los pueblos, gracias a la ingenuidad y a la torpeza de la sociedad civil para disputar el poder, pero hoy se da al revés: la risa brota cuando ni gobernantes ni partidos influyentes ni los acontecimientos mediáticos logran credibilidad.
Las cosas han cambiado y por ello en esta transición las máscaras han sido una manifestación de que el coraje de unos se convierte en el regocijo de otros. Lo mismo que en la tarea del caricaturista, para la sociedad la exaltación de las muecas y el ridículo llevan a la claridad y a entender el poder como algo cada vez más al margen de soluciones o más bien como parte del problema.
ƑQué pensará Carlos Salinas cuando sabe que su perversidad es una caricatura que causa risa? ƑCuánto habrá sufrido Zedillo al saber que sus comentarios más serios creaban un humor involuntario y que sus maldades se revertían como en los dibujos animados del coyote y el correcaminos?
La risa ha permitido la madurez política de la ciudadanía y no es que no se tome en serio las cosas, sino que cada vez tiene mayor claridad sobre la esencia del ridículo y esto le ha permitido burlarse de la fealdad y de lo grotesco, reír y luego racionalizar la crítica que emerge desde el fondo de las cosas.
En este sentido la tragedia de Fox es haber sido puesto por una mayoría que se formó en el escepticismo y que ahora no le cree nada. Los mismos que festejaron las formas coloquiales y burlonas, ahora se mofan de las explicaciones sobre las bondades del IVA. Son los mismos que festejaron cuando Labastida se sumergía en el ridículo de las explicaciones, sólo que ahora puede revertírsele porque Fox utiliza los viejos mecanismos del engaño político para explicar lo que son directrices de un mismo régimen económico que no ha cambiado.
Si la crisis de 1995 es distinta, o igual a la de 2001, no importa, pues la gente observa y analiza en función de los efectos y las expectativas, que son las mismas. Fox padece hoy la venganza de la clase política que busca ridiculizarlo frente al pueblo, de la misma manera que él hizo contra los políticos mediante una cascada de burletas que no pudieron responder ni asimilar.
La sociedad se ríe hoy de los políticos y de la política, porque se han convertido no sólo en algo rígido en cuanto a formas, sino que se han deformado en esencia y contenido.
La incongruencia es una torpeza para actuar y pensar políticamente, de ahí que discursos y declaraciones sean cómicas, incluyendo los ataques entre unos y otros, acusándose de conejos a pesar de que todos traen orejas, patas y colas.
Mueve a risa que ahora se defienda el peso como estrategia a favor de la decaída economía estadunidense, que requiere estimular sus exportaciones de mercancías y capitales. Es risible que se reconozca en un peso fuerte la mejor vía en una economía tan débil, pues al igual que sucedió a los zapateros de León, Guanajuato, todo el aparato exportador de México ha sido frenado para que otros sobrevivan.
Es cómico también que Banamex siga siendo "de México" y que Salinas haya recuperado su inversión, luego de tanto rescate bancario, acusaciones y críticas. También es una caricatura que el PRD, en lucha contra el neoliberal Plan Puebla-Panamá, apoye al candidato del PAN en Yucatán, quien propone como centro de su programa la incorporación de la península al plan. Es tragicómico creer que el PAN piensa favorecer al PRD en Michoacán, dada la evidencia de que Fox se apoya cada vez más en los restos del PRI. Y de plano es de risa loca que ahora la austeridad se promocione desde el PRD, como lo hace el gobierno del Distrito Federal, que desde su escenario mañanero festeja el subejercicio presupuestal creyendo que es ahorro. Todo esto mueve a risa a la ciudadanía, aunque al igual que Pierrot sabe que luego seguirá el llanto.
Enfrentar la ridícula expresión del semblante político de México ha sido posible gracias a la risa y al buen humor. Quien ha logrado entender este momento, ha reído a carcajadas. Nada ha sido más sano en estas circunstancias de sumisión y servidumbre a la globalización que reír de las mentiras, pero entre la risa de los políticos y la risa popular existe un profundo desencuentro: no ríen igual ni por las mismas cosas y ahí reside la diferencia entre lo feo y lo cómico: entre autoritarismo y democracia.