MARTES Ť 22 Ť MAYO Ť 2001

Ť Su película Temblando ante Dios se exhibió en la Cineteca Nacional

Traté a muchos ortodoxos, pero sólo algunos revelaron su preferencia sexual: Dubowski

Ť El realizador y el rabino Greenberg charlaron con el público sobre la dualidad judío-gay

Ť Interpretar los textos sagrados de acuerdo con el presente, función de las religiones

CESAR GÜEMES

La dualidad de ser judío ortodoxo y pertenecer a la comunidad gay al mismo tiempo es el tema central de Temblando ante Dios, cinta de Sandi Simcha Dubowski, que se presentó este domingo en la Cineteca Nacional dentro del ciclo Odisea Mix: Quinto Festival de Diversidad Sexual en Cine y Video.

Después de la exhibición, Simcha y el rabino Steve Greenberg, quien aparece en el filme, participaron en una plática con el público para dilucidar las inquietudes que surgen del conflicto entre la ortodoxia y la existencia gay.

Greenberg solicitó comprensión al público presente a partir de un ejemplo personal: ''En Estados Unidos la mayor parte de la simcha-dubowski2población es liberal. Las comunidades judías son abiertas. Aquí la mayoría de las personas judías son ortodoxas y si no son observantes, sí están condicionadas culturalmente por las tradiciones. En cuanto a ser gay y el comportamiento que ello implica, he aprendido a ser paciente. Si muchas personas se sintieron ofendidas al ver la cinta, yo me descubrí del mismo modo cuanto entendí mi preferencia sexual y tuve que enfrentar esa realidad con mi religión. Si alguien se siente ofendido, bienvenido al club".

Contra la soledad de la incompresión

Sandi Simcha explicó cómo logró el documental en donde el papel central recae en David, judío ortodoxo y gay, quien debió atravesar diversas pruebas antes de enfrentar su preferencia sexual con la realidad religiosa en que creció: ''La mayoría de las personas se acercaron a la ortodoxia siendo gay, o se casaron reprimiendo sus sentimientos y engañando a sus parejas. Para el filme traté a muchos que llevan la práctica ortodoxa, pero sólo algunos tuvieron el valor de alzar la voz. David, quien aparece preponderantemente en la cinta, abandonó la película cinco veces porque deseaba acatar el principio judío de respeto a sus padres. ¿Se imaginan la vida de un varón apuesto, médico y judío? Muchas madres judías lo desearían para casarlo con alguna de sus hijas. David pensaba lo mismo y observaba los preceptos judíos. A pesar de todas las dificultades por las que pasó, nunca dejó de ser religioso. Cuida el sabath, las leyes dietéticas y ama ser un judío ortodoxo al igual que ama a Israel y a la comunidad judía.

''Para él fue complicado porque todo lo que apoyaba su la vida se veía en contra de sus preferencias sexuales. El trató durante 12 años de cambiar, pero no lo consiguió. Entonces tuvo que confrontar su vida con la realidad. Sólo entonces accedió a hablar frente a las cámaras. Y así como es difícil para los gay judíos hablar de ellos mismos, es terrible para sus familias guardar silencio. Mi esperanza es que esta película ayude a la gente que ha crecido en la ortodoxia y a sus familias que se ven en la soledad de la incomprensión."

Greenberg, acerca de la preferencia sexual, aseveró: ''Pienso que para la gran mayoría de seres gay la orientación sexual está fijada a más tardar a los cinco años, así que luego de eso no hay mucho que escoger". Y respecto de por qué relacionar forzosamente la vida privada con el mundo religioso, explicó: ''Los judíos creemos que Dios está fundido en la vida humana; no hay sitio libre de su presencia según el señalamiento místico. De modo que comer, dormir, ir al baño o hacer el amor no son hechos separados de la vida espiritual. El mejor ejemplo de una buena acción es tener relaciones sexuales en el sabath".

Y de la posible contradicción judío-gay, el rabino contó: ''Muchos dicen que los fundamentos ortodoxos están claramente enumerados. Pero si los revisamos, la interpretación que se hace de ellos ha evolucionado. Por ejemplo, está prohibido cobrar interés sobre el préstamo a otro judío. Sin embargo, cuando los periodos económicos así lo requirieron, se encontraron nuevas interpretaciones de los principios.

''La función de las religiones es interpretar los textos sagrados, y lo hacen a la luz del momento en que se leen. Antes las mujeres tenían prohibido entrar a las instituciones ortodoxas; hoy entran, estudian y obtienen grados. Cuando salí del closet, un rabino ortodoxo me dijo algo similar: que no había opción de ser un rabino ortodoxo y ser gay, que era como serlo y comer puerco. Le contesté que lo lamentaba por su esposa, porque hacía equivaler el compromiso más íntimo de la vida a una chuleta."