JUEVES Ť 24 Ť MAYO Ť 2001
Teresa del Conde
Walter Gruen y Remedios Varo
Un número considerable de personas conocimos y tratamos a Walter Gruen desde hace décadas a través de la casa de música Margolín. Todos sabíamos que era el cónyuge de Remedios Varo. Un par de años antes del fallecimiento de ésta, ocurrido el 8 de octubre de 1963, Walter nos ofreció (a José Antonio Alcaraz, ya musicólogo entonces) y a mí, la posibilidad de visitarla. Remedios era excesivamente celosa de su privacía, y la visita nunca llegó a efectuarse. Me quedé con la imagen de ella que vislumbré cuando expuso por vez primera en la Galería Juan Martín en 1960. Ya era para mí una pintora conocida, pues cuando expuso en la Galería Diana, en 1955, se publicaron muchas notas de periódico y reproducciones de varios de sus cuadros. Yo era neófita entonces, dudaba entre hacerme dibujante publicitaria o estudiar psicología. Estaba lejos de pensar que me dedicaría a los menesteres de la crítica de arte. Acudía a la estación de radio XEN (transmisora de música clásica), donde José Antonio Alcaraz y el jovencísimo Eduardo Mata (qepd) hacían los programas musicales en las oficinas de la calle de Lafragua. Carlos Monsiváis frecuentaba también ese ámbito.
Somos muchas las personas -todavía deambulando en el mundo de los vivos- que conocemos de primera mano la larga vinculación conyugal de Walter Gruen con Remedios. Gracias a él, ella pudo realizar lo que podría llamarse el corpus más nutrido de su obra.
A través de Manuel Felguérez, que formó parte del establo de la Juan Martín desde que ésta abrió sus puertas en 1960, supe tiempo después que las obras de Remedios eran muy buscadas, le hacían encargos, se vendían. Ella no subía sus precios de acuerdo con la demanda (supongo que eso no se usaba en aquellos tiempos, o bien, ella no se percataba del fenómeno, en todo caso, le tomaba bastante tiempo terminar una pintura, aunque no siempre, pues además de minuciosa, imaginativa y muy profesional, era habilidosa). Además, acostumbraba obsequiar cuadros a sus amistades. Cuando ocurrió su muerte, ella no se encontraba en posesión prácticamente más que del último cuadro que realizó: una maravilla de pintura, premonitoria, titulada Naturaleza muerta resucitando. Ese óleo de 110 x 80, realizado en 1963, fue a parar a las manos de Rodrigo Varo, hermano de Remedios, cuando la hija de éste, Beatriz Varo, contrajo nupcias. Así ocurrió, porque Walter fue quien entregó voluntariamente el cuadro junto con un servicio de plata, propiedad de su mujer. Como bien se sabe, la venta de esa pintura en subasta marcó puntaje para los precios no sólo de Remedios Varo, sino de la pintura latinoamericana en general. Alcanzó 550 mil dólares después de la puja.
Recuerdo que Walter se entristeció cuando supo que Beatriz Varo había decidido deshacerse de ese cuadro, parangonable en importancia a otra pintura inusualmente amplia de formato en ella, Tránsito en espiral, de 100 x 115 y que pertenece a selecta colección privada mexicana.
Walter no pudo comprar Naturaleza muerta resucitando. Su costumbre de adquirir obras de Remedios se inició apenas ocurrido el deceso de ésta. Mientras fueron cónyuges él nunca le compró algo, porque ella se negaba terminantemente a venderle a él, alegando su independencia. Le hizo, según creo recordar, dos regalos: uno es un retrato a lápiz del propio Walter, el otro una pintura zodiacal con el signo Tauro. Las pinturas ahora en comodato en el Museo de Arte Moderno son todas adquisiciones de Walter Gruen. Por eso no me cabe en la mente lo de la petición de herencia.
Felizmente, como antes dije, muchos somos los que conocemos la impertinencia de tal petición y puedo incluso mencionar aquí algunos nombres, aparte de los ya ventilados: Juliana González, miembro actual de la Junta de Gobierno de la UNAM, ex directora de la Facultad de Filosofía y Letras, autora de un inteligente y bello texto sobre Remedios, publicado en un libro que ahora es de colección (está súper agotado) en el que también escribieron Octavio Paz y Roger Callois, así como la propia Remedios. El poeta Víctor Sandoval, ex director del INBA, el también ex director de este instituto y notable escritor-historiador, José Luis Martínez, su hijo, ahora embajador José Luis Martínez Hernández.
Nora Horna, la hija de Kati y José Horna, amigos de Remedios y de Walter; la historiadora del arte Ida Rodríguez Prampolini, autora de un libro fundamental sobre el surrealismo en México, aparecido por primera vez en publicación del Instituto de Investigaciones Estéticas en 1969 (después reeditado); Horacio Flores Sánchez, que fue muy fecundo cuando ejerció la jefatura de Artes Plásticas del INBA, desempeñando después diversos puestos culturales como funcionario de embajada en varios países; Mercedes de la Garza, ex directora del Museo de Antropología; los descendientes de la familia Baz-Viaud, Juan y Marysole Worner, pintora y escultora esta última. La fallecida madre de ellos y sus dos hermanos, Ben Hur (localizable en San Pedro de los Pinos) y Emilio Baz-Viaud (qepd) pintores y excelentes dibujantes ambos, fueron amigos de Remedios.
En fin, gente de alto peso moral. šY cómo no mencionar a Leonora Carrington, íntima amiga de Varo, compañera de avatares y gran pintora ella misma, nueve o 10 años menor que Remedios!
Los Gruen, Walter y su actual esposa Alexandra, tuvieron que interrumpir su viaje en Estados Unidos, donde visitaron a la única hermana viviente (pero muy anciana y enferma) de Walter, a la que siempre han ayudado. La noticia de lo que se ha desatado les llegó a Filadelfia, donde pretendían pasar unos días en compañía de Janet A. Kaplan, la investigadora a quien se debe el mejor libro que hasta la fecha se ha escrito sobre la pintora, Unexpected journeys. The art and life of Remedios Varo, cuya primera edición por Abbeville Press de Nueva York apareció en 1988.
Me faculto a escribir estas cosas por las siguientes razones: mi largo trato con Walter y Alexandra, el afectuoso respeto que nos deparamos la Kaplan y yo, la organización en la que colaboré directamente, de la muestra retrospectiva de la pintura, que atrajo interminables filas de visitantes al Museo de Arte Moderno en 1994, bajo la curaduría de mi fallecido amigo Ricardo Ovalle y del propio Walter, mi colaboración (como coautor) en los textos del Catálogo razonado, coordinado igualmente por estas personas y diseñado por Vicente Rojo, cuya tercera edición bajo el sello Era está en ciernes, la responsabilidad de la coordinación editorial y la autoría del escrito del catálogo publicado por ese en 1994 (que obtuvo la distinción Wittenbom, gracias en buena medida al limpio diseño de Martín Flores Carapia) y la asesoría en las gestiones del comodato que ha permitido la presencia de la colección Gruen-Varsoviano en el propio recinto. El aspecto legal del mismo estuvo a cargo de Norma Rojas, actual directora jurídica del CNCA.
Tiene razón Raquel Tibol: ''El dinero es muy cabrón" (o puede serlo). Raquel también, como crítica de arte, y autora amiga, tuvo trato de primera mano con Walter y con la pintora Remedios Varo, nacida el 16 de diciembre de 1908 en Gerona, España.