JUEVES Ť 24 Ť MAYO Ť 2001

Ť Instituciones como la UNAM deben asumir sus responsabilidades: De la Fuente

Conjurar la amenaza de la supremacía de los mercados, reto de las universidades públicas

JOSE GALAN

Las universidades públicas en México, como la UNAM, tienen ante sí el reto de asumir plenamente su responsabilidad para conjurar la amenaza de que esta era del conocimiento, fincada en los avances tecnológicos, llena de enormes potencialidades, revierta a una nueva edad oscura caracterizada por falsas creencias: la supremacía de los mercados, la confusión generada por la realidad virtual y los fundamentalismos sociales disfrazados de avanzada progresista.

Juan Ramón de la Fuente, rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, sostiene lo anterior en el ensayo Perspectivas de la Educación Superior en México, y agrega que es necesario que los gobiernos tengan una concepción clara del papel que pueden desempeñar las universidades en ayudarles a acortar las brechas sociales que, de lo contrario, pueden llegar a ser insondables.

Publicado en el número de marzo-mayo de este año de la revista Universidad de México, De la Fuente argumenta en su ensayo que si lo esencial en política es dar respuestas a los problemas de la sociedad, hoy más que nunca la política debe centrar su mirada en la educación para encontra solución a los problemas y hacer el propósito de sacar el mayor provecho posible tanto de la globalización como de la revolución tecnológica.

Y advierte que, como postura ideológica, es preciso insistir en la necesidad de evitar que las leyes del mercado se instalen de lleno en el sistema educativo. "Si esto ocurre, la educación acabará convirtiéndose en el mejor de los casos en una industria", añade. "La polémica es conceptual y define la política educativa de un país: si la educación es un bien público, Ƒpor qué habría de subordinarse a las leyes del mercado?"

Considera necesario insistir en que el problema de fondo radica en que, donde prevalezca la ley del mercado, la educación correrá el riesgo de desnaturalizarse. "Y es que el mercado no es sensible a las aspiraciones sociales de los países, ni necesariamente solidario con sus mejores causas", remata.

Luego de un repaso a la globalización que, apunta, "no se puede negar, eludir o disimular", y de reflexionar sobre "lo poco viable" que puede resultar la posibilidad de graduar la revolución tecnológica para limitar su costo social, se pregunta: ƑCómo avanzar en un desarrollo con justicia en estos tiempos? ƑCuál puede ser el papel de las universidades dentro de esos procesos y en este contexto?

"Intelectuales y estadistas, críticos independientes, empresarios y partidos políticos, se dan a la tarea de tratar de contestar la primera pregunta y, en un ámbito más restringido, también la segunda. No hay respuestas unívocas, pero lo que parece cada vez más claro es que éstas sólo podrán formularse dentro del sistema educativo".

Refiere que en la sociedades democráticas existe una demanda creciente de educarse cada vez mejor, al tiempo que los estudios duran cada vez más y son cada día más costosos. Para limitar esos costos, algunos países han comenzado a reducir su oferta educativa, mientras que otros "confían" al mercado la tarea de hallar recursos necesarios para financiarlas. ƑDónde quedan entonces los compromisos sociales de los gobiernos liberales?

Lamenta que algunas instituciones de educación superior se han convertido ya más en empresas que ofertan sus servicios que en instituciones que forman recursos humanos, generan conocimientos y difunden la cultura. Y considera que si las universidades no pueden sustraerse a las leyes del mercado, "a las entronadas leyes del beneficio", sí pueden contribuir a modularlas, a menos que se acepte que éstas van a definir todas las actividades humanas.

Ante los escenarios actuales hay pues aspectos de las universidades que deben mantenerse y otros que deben cambiar. "Lo que debe preservarse son, esencialmente, sus valores, los principios éticos que norman su vida y definen su misión: la búsqueda de la verdad, el respeto a las diferencias, las formas rigurosas de acercarse al conocimiento. Tal es el verdadero valor agregado que la educación universitaria tiene, y que no contienen por sí mismos el disco compacto, la red conocida como Internet, ni la educación virtual".