DOMINGO Ť 27 Ť MAYO Ť 2001

Ť Samuel Ruiz recibió el doctorado honoris causa de la Universidad Autónoma de Sinaloa

Renunció el Congreso a su compromiso histórico cuando modificó la ley Cocopa

Ť "Aun cuando se está en guerra hay posibilidad de llegar a la paz", dice el obispo emérito

Ť Ver al movimiento indígena como un mestizo testarudo y que fuma pipa es limitarlo, indica

CESAR GÜEMES ENVIADO

Culiacan, Sin. "Aun cuando se está en guerra hay posibilidad de llegar a la paz", dice monseñor Samuel Ruiz acerca del momento que viven las comunidades indígenas del país, luego de que se aprobara una ley distinta a la acordada por la Cocopa.

El que fue obispo en Chiapas cuatro décadas, recibió la noche del martes el doctorado honoris causa de la Universidad Autónoma de Sinaloa. La casa de estudios le confirió el grado académico, entre otras razones, porque "don Samuel, hombre polémico y controvertido, no ha abandonado nunca el carácter humilde y tolerante, pero a la vez firme y decidido, que caracteriza a quienes, como él, se comprometen con las causas más nobles. En multitud de ocasiones ha dado testimonio de su ejemplar actitud -soportando presiones de toda índole- ejerciendo sus deberes y derechos como ciudadano, oponiéndose a los poderes establecidos que niegan el avance democrático en nuestro país y pugnando por una sociedad más justa e igualitaria''.

Previsibles epítetos a zapatistas

-El estado de cosas ha cambiado, don Samuel, a partir de que se aprobó una ley indígena distinta a la propuesta por la Cocopa. En diversos medios de comunicación hay un claro retroceso en la forma como entienden la respuesta del EZLN.

-Era previsible que se dijera en algunos medios que los zapatistas están radicalizados, que no son flexibles, que cuando se hace una ley en su favor ellos la rechazan. Y creo que por esa razón vendrá una andanada aún mayor contra los zapatistas a través de los medios de comunicación.

-Finalmente, fue el Congreso el que apoyó la ley indígena. La mayor parte de la responsabilidad radica en sus miembros.

-Justamente por eso pienso que era previsible, por su funcionamiento reciente, y no se dijo que no iban a estar a la altura de los acontecimientos. Era previsible que no iban a tomar la dimensión que la sociedad exigía. La recomendación de la sociedad podía ser por tanto que estuvieran respondiendo a las situaciones concretas, no a cualquier aprobación de ley, sino a los compromisos heredados y asumidos por el gobierno actual para que se cumpliera lo que se había acordado y discutido ampliamente en la primera de las siete mesas por el diálogo de paz en San Andrés Larráinzar. ruiz-samuel

"Lamentablemente no hubo una aprobación de esa ley, no hubo una modificación de los términos requeridos para que tuviera un acuñamiento de ley, sino que se dio otro punto de partida, se pusieron candados a los acuerdos de San Andrés. Por tanto, aquellos que dicen que es necesario esperar a la reacción de los congresos estatales me parece que están en un error. El camino no es ese. No se trata de mejorar una ley, sino de aprobar una que ya estaba acordada y cuya formulación sólo requería ser modificada adecuadamente pero no cambiarla. Lo que resta es esperar la reacción negativa de los congresos locales; es un camino lento y difícil. Lejos de que estemos asistiendo a una radicalización de los zapatistas, lo que vemos es que el Congreso no cumplió con su tarea y responsabilidad histórica. La lucha es a favor de que se apruebe la propuesta que se hizo en un principio, no una ley que tiene que ver nada o muy poco con su antecedente directo".

-Todo indica que hubo un retroceso en las condiciones que privaban antes del alzamiento zapatista. ƑDiría usted, sin embargo, que es viable aún un camino hacia la paz?

-Nos hemos preguntado en repetidas ocasiones si hay condiciones para la paz o no las hay. A mí me parece que hasta cuando se está en guerra hay posibilidad de llegar a la paz, precisamente porque no es la ley de la fuerza la que priva entre los seres humanos para resolver sus diferencias. Cuando la desesperación o la imposición dejan un margen escaso para hablar adecuadamente y los mecanismo legítimos utilizados para reclamos justos son violentamente reprimidos puede no justificarse, pero sí explicarse la insurgencia de movimientos como el que estamos viendo, aunque éste tiene una especificidad distinta en relación con otros movimientos del continente. Mientras en El Salvador hubo 11 años de guerra y en Guatemala más de 35, en Chiapas sólo se dieron 11 días de violencia activa. Entonces, se puede decir que la condición del ser humano exige que sea por el camino del diálogo como se resuelvan las situaciones por difíciles que éstas sean. Todos tenemos que poner el empeño para que sea posible el camino del diálogo y no el de la violencia".

-ƑQué estrategias restan para conseguir que se reinicie el diálogo?

-Debo señalar primero que estábamos llegando a un momento histórico donde el clímax de la convergencia de todas las fuerzas sociales anunciaba que ya definitivamente se iba a cerrar el camino de la violencia, pero eso ya no queda tan claro hoy. No quiero decir que estén totalmente eliminadas las veredas para el diálogo, pero sí que se hace mucho más cercana la posibilidad de volver a la violencia cuando sectores sociales importantes no han cumplido con una tarea histórica.

"Debemos entender, en este momento, que nosotros como ciudadanos, no somos contempladores de una realidad, sino que ejercimos en las circunstancias adecuadas un voto responsable. No podemos decir como aquel esposo al día siguiente de casarse. "a ver cómo resulta mi mujer", como si no la hubiera conocido antes. No podemos decir "a ver cómo nos resulta nuestro Presidente", como si hubiéramos querido elegir una persona con características determinadas al cual no le podemos exigir lo imposible, que de la noche a la mañana elimine todas las cargas sociales que se heredan de los largos años del pasado sistema, pero sí le podemos exigir que cumpla con aquello que él prometió y nosotros demandamos y por eso le dimos un voto. No debemos esperar a ver qué hace, sino tener la suficiente capacidad para impulsar los movimientos. La sociedad civil constituye el sujeto de cambio. A la autoridad le toca ratificar las iniciativas y dar los pasos jurídicos necesarios, pero el sujeto de cambio es la sociedad, no podemos echarle la culpa proyectivamente a otros. Posibilidad para el diálogo y la paz la hay".

-Parece que el subcomandante Marcos, luego de todos estos años de labores, hubiera perdido la batalla, y no se contempla que quien pierde en realidad es la población indígena.

-Hay quienes lo ven así, pero eso encierra detrás la afirmación de que los indios no piensan, no se pueden organizar, no reflexionan. Parece que tiene que haber un mestizo testarudo y que fuma pipa para que el movimiento progrese. Ver las cosas de esa manera es limitar injuriosamente el movimiento indígena. Aunque no niego la importancia que Marcos ha tenido en el movimiento.