DOMINGO Ť 27 Ť MAYO Ť 2001

SEMANA POLITICA EN ESTADO S UNIDOS

Ť Nueva base de poder político mediante el voto religioso

Ť Bush busca alianzas entre su gobierno y las iglesias

JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES

Washington, 26 de mayo. Aquí en esta capital el Partido Republicano perdió el control del Senado, esta semana, como resultado de la decisión de uno de sus legisladores de abandonar el partido, pero afuera de Washington el Presidente George W. Bush se dedicó a construir una nueva base de poder político entre el voto religioso, particularmente el católico, que podría tener un efecto aún más profundo sobre la dinámica política nacional.

Viajando por el país en los últimos días, el presidente ofreció un discurso de graduación en la Universidad de Notre Dam, en Indiana, que es una de las principales universidades católicas de Estados Unidos, se reunió con un grupo de clero latino en la Casa Blanca, y visitó una organización benéfica católica en Cleveland, Ohio, todo con el mensaje del papel clave que ejercea la Iglesia católica en este país.

El presidente, además, rechazó la opción de su secretario de Estado como próxmo director de asuntos de refugiados del Departamento de Estado, y en cambio, nombró a un ex representante del Vaticano.

Aunque la Constitución de Estados Unidos establece una estricta separación el Estado y la Iglesia, Bush, más que cualquier otro presidente en la historia reciente, ha buscado establecer una alianza entre su gobierno y las iglesias, buscando incorporar dentro del propio gobierno programas de cooperación entre ambos mundos.

La religión siempre ha estado presente en el Estado estadunidense, cada discurso político suele concluir con un "Dios bendiga a América y a todos ustedes"; las sesiones legislativas se inauguran con palabras de algún líder religioso, y los billetes de dólar afirman que "en Dios confiamos".

Pero muchos analistas señalan que la presencia religiosa dentro del gobierno no ha sido tan marcada en mucho tiempo. El presidente ha dicho que Jesucristo es su filósofo político preferido y que ha tenido una gran influencia en su vida personal; el procurador general John Ashcroft lleva a cabo sesiones de estudios bíblicos todos los días en su oficina.

Uno de los primeros actos del nuevo presidente fue inaugurar una nueva oficina de relaciones religiosas dentro de la Casa Blanca encabezada por un prominente católico, y declaró que el gobierno impulsará programas de servicios sociales con base en las "comunidades de fe".

Como parte de esta política, Bush ha lanzado una campaña mayor para ganar apoyo para su programa de otorgar fondos públicos a programas caritativos de las iglesias que ofrecen alimentos a los pobres, vivienda y atención a los sin techo y servicios médicos para comunidades necesitadas.

Este financiamiento es ya tan controvertido que algunos políticos -incluso varios cristianos- se oponen a que el gobierno ofrezca asistencia financiera directa a instituciones religiosas. De hecho, las grandes iglesias institucionales de este país son bastante ricas aún sin fondos públicos, generando, según un cálculo publicado esta semana, casi 75 mil millones de dólares, cifra del año pasado.

Pero los políticos también han reconocido durante décadas que el apoyo de la comunidad religiosa en este país es una de las claves en los triunfos electorales. BUSH_TAXES Hace unos 20 años el Partido Republicano empezó a construir una base electoral de gran poder en parte por el apoyo de la Coalición Cristiana del Reverendo Pat Robertson y la Mayoría Moral del Reverendo Jerry Falwell -ambas fuerzas fueron claves tanto en las elecciones de Ronald Reagan en los 80, como de la conquista republicana del Congreso encabezada por Newt Gingrich en los 90.

Sin embargo, hoy día esta base de poder es inestable. La Coalición Cristiana se ha debilitado por escándalos internos, demandas legales y el retiro de algunos de sus mejores estrategas, y la Mayoría Moral se desplomó con los escándalos sexuales de su líder religioso.

También, algunos dirigentes influyentes del Partido Republicano culpan al extremismo de algunos sectores de la ultraderecha religiosa por haber derechizado al partido a tal punto que ganó el demócrata Bill Clinton. Sin embargo, el poder de estas filas sigue vigente, como lo constata el nombramiento de John Ashcroft, figura muy cercana a estas bases, como procurador general, al igual que varios cristianos ultraconservadores como jueces federales.

Pero lo notable ahora es la estrategia de la Casa Blanca para conquistar la Iglesia católica en este país. Para entender qué tan importante es este esfuerzo, vale recordar que Bush es un metodista quien, durante la campaña electoral, no tuvo problemas en visitar la Universidad Bob Jones, bastión del cristianismo protestante ultraconservador y que en el pasado había advertido a estudiantes que los católicos "arderían en el infierno".

A pesar de esto, Bush tuvo un éxito relativo con los votantes católicos en la elección presidencial, y ahora la Casa Blanca, reconociendo este sector, ahora sostiene una teleconferencia semanal con activistas y líderes católicos. Desde que asumió la presidencia en enero, Bush ya se ha reunido en dos ocasiones con agrupaciones de obispos católicos en la Casa Blanca y nombró a un católico como encargado de la nueva oficina de "iniciativas basadas en la fe".

Esta cada día mas íntima relación con los católicos hasta provocó que un obispo metodista se quejara recientemente de que para lograr una invitación a la Casa Blanca, ahora tenía que buscarla a través de los obispos católicos. "Ha olvidado su propia iglesia (Bush)", se quejó otro metodista irritado.

Pero no es que se sospeche que Bush esté considerando ser católico, sino que sus estrategas entienden muy bien que la Iglesia católica, la denominación religiosa más grande del país, podría ser un buen vehículo para ampliar las bases tradicionales del Partido Republicano, especialmente para un presidente firmemente en contra del aborto y en favor de rezar.

Muchos de los aproximadamente 50 millones de estadunidenses que se identifican como católicos forman parte una clase trabajadora que tradicionalmente ha sido base del Partido Demócrata. Los estrategas republicanos están muy interesados en atraer a algunos líderes y activistas de esa base, y con ello, captar el apoyo de una parte de sus seguidores.

Pero una parte clave de esta estrategia de Bush se topó con un revés esta semana, cuando el Senado postergó la aprobación de legislación que hubiera permitido al gobierno otorgar más fondos a caridades religiosas. Ahora, después del retiro del senador James Jeffords del partido del presidente, y con ello, la pérdida del control de la cámara alta por los republicanos, se espera que sea más difícil lograr la aprobación de esta iniciativa.

Sin embargo, el presidente continuó con sus visitas a escuelas y reuniones con clero y caridades católicas esta semana. Al parecer, Bush entiende muy bien que una de las mejores rutas para cambiar la política en Washington no es negociar con los legisladores en esta capital, sino con las bases claves que determinan las carreras políticas de esos políticos en todo el país.

De repente, la conexión católica se ha convertido en una de las claves para la estrategia del poder político del nuevo presidente.