DOMINGO Ť 27 Ť MAYO Ť 2001
Ť De aprobarse la medida habrá más muertes, sentencian
Caminata silenciosa antisida; protestan por IVA a fármacos
Ť Se calcula que hay 230 mil contagiados en el país
CLAUDIA HERRERA BELTRA
En la caminata silenciosa contra el sida, más de 5 mil personas expresaron ayer su repudio a la propuesta del gobierno federal de aplicar el IVA a medicamentos, y señalaron que de aprobarse esta medida habrá más muertes por una enfermedad cuyos tratamientos son muy costosos.
Para recordar a 23 mil personas que, a causa del sida, han fallecido en México en dos décadas, miles de enfermos, portadores del VIH, familiares, amigos, defensores de los derechos humanos, integrantes de organismos de apoyo y de la Iglesia anglicana marcharon, como cada año, del Hemiciclo a Juárez a la Plaza de la Constitución.
En el Zócalo, Jorge Sosa, ministro de la Iglesia de la Comunidad Metropolitana, exigió a los gobiernos federal y locales que destinen recursos suficientes para implementar campañas de difusión, otorgar medicinas y atención médica de calidad, así como capacitación para médicos y enfermeras, a fin de evitar malos tratos a quienes padecen el sida.
A la sociedad le pidió respeto, para que se ponga fin a la discriminación que sufren los infectados por el VIH, e hizo un llamado especial a las instituciones religiosas, con el fin de que enseñen a sus ministros a dar una atención alejada de los estigmas.
El creciente número de víctimas
Han transcurrido 14 años desde la primera marcha contra el sida que se hizo en México, y el número de muertes que provoca la enfermedad sigue creciendo. Desde 1980 se han notificado 47 mil 717 casos, desde luego en cifras oficiales. Se calcula que actualmente hay 230 mil personas infectadas, de las cuales 90 por ciento lo ignora.
Los jóvenes son la población más vulnerable. Más de 50 por ciento de los portadores del virus tienen entre 15 y 25 años, y casi todos lo adquirieron por transmisión sexual.
Azucena Rodríguez, en representación de personas seropositivas, se expresó así de la marcha: "fue para recordar a quienes quisimos y ya no están con nosotros, también para ayudar a crear conciencia y para solidarizarnos con quienes viven con el VIH".
Fue un día largo para quienes participaron en la caminata, que llevó por lema "Contra el sida, todos y todas marcamos la diferencia". Desde el mediodía hasta las seis de la tarde, la Alameda Central se convirtió en un gran tianguis, donde los organizadores dieron información, realizaron talleres sobre el uso del condón y el sexo seguro.
Poco antes de las 19:00 horas, miles de personas silenciaron el bullicio del centro histórico, y a paso lento caminaron durante más de dos horas, desde el Hemiciclo a Juárez al Zócalo.
Ahí estaban integrantes de organizaciones como Albergues de México, AVE de México, Cappsida, Conasida, CURAS, Fundación Mexicana para la Lucha contra el Sida, GAMA, Iglesia Anglicana de México, la Casa de la Sal, el Centro de Derecho Humanos Miguel Agustín Pro Juárez y Vih...ctoria.
Al frente iban una niña y un niño sosteniendo una cruz de madera. Atrás avanzaban hombres y mujeres con un lazo rojo prendido de sus ropas y carteles recordando a quienes han fallecido a causa de la enfermedad del siglo.
Callaban, pero no dejaban de expresar las dimensiones de esta enfermedad. "šNo más víctimas!", "acceso a medicamentos", "IVA a medicinas igual a muerte y sida", se leía en las mantas que sostenían tres jóvenes embozados con pasamontañas blancos.
En el trayecto se hizo de noche. Brillaban aún más las velas, las veladoras, los faroles que llevaban los manifestantes, que entraban al Centro Histórico por la avenida Madero. El silencio apenas fue interrumpido por la música de un bar y el sonido de una estación radiofónica.
En ese momento, el locutor de la radiodifusora se quejaba de la marcha: "šLo que nos faltaba! Primero los maestros y ahora los gays", exclamaba molesto. šCuánta ignorancia!, dijo una de las marchistas y leyó un volante: "el VIH no distingue edad, sexo, preferencia sexual, religión ni raza. Todos y todas estamos expuestos a infectarnos".
A las 21:45 horas, la Plaza de la Constitución se convirtió en un gran altar con banderas y veladoras, mientras un grupo de jóvenes se turnaba en la lectura de los nombres de víctimas de esta enfermedad. Los números quedaron atrás, y en el recuerdo aparecieron Mario, Ramón, Toño, Efrén, Mariana, Elena, Gonzalo... y una enorme lista que ya no debiera crecer más.