La Jornada Semanal, 27 de mayo del 2001
 

(h)ojeadas

La chicana casa de los espejos

Alejandra Sánchez Valencia

 

 

 
 
 
 
 

Varios autores,
Tema y variaciones de literatura: espejos y reflejos: literatura chicana,
Universidad Autónoma Metropolitana-Azcapotzalco,
México, 2000.

Las proyecciones de crecimiento demográfico consideran que la población de origen latino en Estados Unidos, para el año 2030, será la mayor minoría conformada principalmente por habitantes de origen mexicano. Por lo pronto, los presidentes de Estados Unidos, George Bush, y de México, Vicente Fox, han dado prioridad en la agenda bilateral a la legalización del asunto migratorio, a un trato más justo y humano, a evitar en lo posible la separación familiar en cada lado de la frontera y a estimular las relaciones comerciales que proveerán de mayores recursos a la población. En términos económicos, el tercer ingreso más importante en México es aquél que se obtiene de las remesas enviadas por los mexicanos que viven al otro lado de la frontera norte, y que va de los siete a los nueve billones de pesos anuales. 

Es hoy en día que a los ciudadanos mexicanos y a los méxico-americanos en Estados Unidos, se les reconoce más que nunca el esfuerzo que han realizado generación tras generación por México: tan cercano y al mismo tiempo tan distante. El anhelo de que un día la frontera ya no exista como una demarcación repleta de muros, rejas, patrullas, y la sombra del migrante ilegal, hace pensar en la tarea que actualmente podemos abrazar: una mejor comprensión entre los mexicanos que quedaron en los extremos de la frontera, un esfuerzo por entender la producción méxico-americana desde una perspectiva que además de lo comercial se enriquezca por el conocimiento literario y lingüístico que aporta, principalmente cuando se habla de lenguas en contacto.

Uno de los esfuerzos recientes efectuados en la República Mexicana fue la edición del número 14 de Tema y variaciones de literatura: espejos y reflejos: literatura chicana, cuya presentación nos transporta rápidamente al “aquí y ahora”, al “entonces”, al caleidoscopio que logra armonizar las veinticuatro participaciones de México y el extranjero sobre un mismo tema, para finalizar lleno de esperanza.

Existe en México, cuesta arriba hacia el Castillo de Chapultepec, un lugar denominado la Casa de los Espejos. Los visitantes realizan un recorrido en el que poco a poco se observan los reflejos distorsionados de su propia imagen. En cuestión de minutos se pueden ver más altos, más bajos, más llenos, más esbeltos o completamente desfigurados. Se es todo menos uno mismo. Tal ocurriría si caminásemos al lago del mismo sitio con la ilusión de ver nuestra imagen; bastaría un poco de viento, arrojar una pequeña piedra… y el agua estancada, ahora llena de ondas, reflejaría una fantasía del presente, una distorsión.

¿Por qué esa necesidad humana de verse a sí mismo, y por qué también el miedo a vernos como somos? ¿Por qué a veces el temor y otras, paradójicamente, la comodidad de andar por la vida con la idea que los “otros” tienen de “nosotros”?

En el anterior número de Tema y variaciones de literatura… hubo una primera aproximación al mundo multilingual que es el nuestro, y la mirada se posó en varias comunidades indígenas con sus respectivas lenguas: náhuatl, tzotzil, mazateco, ñañhú, zapoteca y maya, entre otras. Esto haría que más tarde nuestros ojos se posaran en otra realidad, en otro espejo bilingüe y diglósico en que entraran en contacto el inglés y el español. 

Sin duda tocábamos una llaga más al interior del país, pero rescatábamos otra parte de nuestra historia al pensar en el otro México tan cercano y tan distante, que aunque nos cueste reconocerlo ya no es México.

Así, la mirada cruzaba la frontera norte y veía a los hombres de barro hablar en inglés –su lengua–; entonces se aguzaba el oído para escuchar cadencias inventadas y prestar atención a las historias que unas veces hermanaban y otras se despedían.

Fue así como nació este volumen, que cuenta con el entusiasmo de nacionales y extranjeros, quienes tenían un reflejo del espejo para obsequiar, y tal vez juntándolos todos podía obtenerse la imagen más aproximada. Hubo participantes de México, Estados Unidos, España, Venezuela, Alemania y Argentina. La convocatoria estuvo abierta en inglés y español, y algunos escritores chicanos decidieron colaborar en este último idioma. A diferencia de otros números, quisimos inaugurar el 2000 con algunas modificaciones en nuestra revista, y a propósito de la divulgación del tema, tuvimos una variación: dos de los artículos aparecen en inglés y se cuenta con la versión bilingüe de la presentación, las notas biobibliográficas y los abstracts.

El número abre con el artículo de Axel Ramírez (figura clave en México en torno a la divulgación de temas chicanos) y gracias a ello el lector puede tener una visión general de la suerte que ha vivido la literatura chicana en México, los momentos por los que ha pasado y los factores que inevitablemente han repercutido en su limitada divulgación. 

Los artículos siguientes tienden a seguir una línea de lo general a lo particular, y así se transita de los aspectos lingüísticos (Judith Hernández) y culturales (Tomás Bernal Alanís) a la palabra viva (una entrevista con Lucha Corpi de Javier Perucho) relacionada también con la novela detectivesca que aborda Marcus Embry para demostrar que la temática chicana se encuentra cada vez más inmersa en la corriente principal de la literatura norteamericana. 

Sheila Ortiz Taylor nos habla de su novela Coachella, donde pueden observarse los temas de actualidad abordados por la comunidad chicana que cada vez tienden a ser más universales, en este caso el sida.

La atención viene a centrarse después en la literatura femenina (tema tratado por Patricia Casasa) para seguir con los análisis poéticos, el primero de identidad (Alejandra Sánchez Valencia) en un poema clave dentro del movimiento chicano, “Yo soy Joaquín”, de Corky González. José Francisco Conde Ortega ofrece un análisis de la obra del poeta Tino Villanueva.

Aunque Pocho fue considerada la primera novela chicana, una vez que se encontró el manuscrito de Las aventuras de don Chipote o cuando los pericos mamen, ésta fue considerada como la novela más antigua dentro de tal literatura. Joaquina Rodríguez Plaza encuadra el tema dentro de la novela picaresca y de manera muy novedosa obsequia al lector un análisis del léxico México-Estados Unidos empleado en la década de 1920; así, no es de extrañarse que también nos haga llegar algunas de las canciones a las que se hace referencia en la novela.

Óscar Mata realza la trayectoria de lo picaresco a lo épico al hacer un parangón entre Las aventuras de don Chipote… y Peregrinos de Aztlán; siguiendo en esta temática, Vicente Francisco Torres analiza la obra de Miguel Méndez.

También se presentan dos obras de carácter totalmente diferente: una escrita por un mexicano en torno a lo chicano (estudio que realizó Alejandra Herrera), y otra escrita por un chicano que nada tiene que ver con “lo chicano”, tal es el caso de John Rechy (Ignacio Trejo Fuentes).

En la recreación histórica y de voces migrantes nos encontramos con el análisis de Klail City y sus alrededores, por Ezequiel Maldonado, para dar un salto y con el trabajo de Isabel Díaz rescatar el performance como otro tipo de lectura, hasta llegar al artículo de Nicolás Amoroso que nos habla de la literatura llevada al cine.

Javier Perucho colabora nuevamente con un trabajo que resulta indispensable para ampliar el conocimiento de la literatura abordada en este número, y así llega a nuestras manos una cronología que va de 1543 a 1996; enseguida aparece el artículo de Elisabeth Albine Mager Hois, de tintes más bien históricos y políticos que sirven como referencia al lector para entender el movimiento chicano y lo que éste simbolizó.

Dentro de la parte creativa de este número contamos con poesía y cuentos. Alfonso Rodríguez y Ricardo Melantzón nos muestran una visión al otro lado de la frontera. Eduardo Torres, por su parte, incluye en su narrativa una experiencia diferente: la vivencia del mexicano que no emigra del campo sino de un medio social más académico y cuenta su experiencia en Estados Unidos.

Finalmente, Severino Salazar cierra el número con un cuento, variación de este lado de la frontera, que no aborda el tema méxico-americano.

Podemos concluir viendo al espejo y señalar que, en lo tocante a México, mientras se siga limitando sólo a aquella literatura que se ha traducido, seguirá viéndose solamente una pequeña porción de lo que es el mundo chicano: paradójico, diverso, complejo y fascinante, pero al fin y al cabo sólo una pequeña porción. Por otra parte, mientras los autores chicanos se ciñan al delimitar sus temas, a salpicarlos con los tradicionales referentes en español so pretexto de unificar a “la raza”, sin proponérselo y tal vez sin darse cuenta, caerán en los estereotipos.

Después de todo, en la Casa de los Espejos acaso estemos cada vez más próximos a la salida, y a ver a cada uno: espejo y reflejo como realmente es •
 

n o v e l a

Ausencia con vida de perro

Silvia Solís



 
 
 
 
 

Daniel Venegas, 
Las aventuras de don Chipote o cuando los pericos mamen
Colegio de la Frontera Norte, 
México, 2001.
 


 

Aunque muchos especialistas en la materia hayan identificado a Pocho (1959), de José Antonio Villarreal, como la primera novela chicana, es de justo rigor cronológico rescatar Las aventuras de don Chipote o cuando los pericos mamen, publicada en 1928, como precursora. No se trata de demeritar la valiosa aparición de una u otra, sino de puntualizar la contribución creativa de Daniel Venegas a la novelística chicana como testimonio histórico y social del inmigrante mexicano. Las aventuras de don Chipote... surge como un irrefutable vestigio del arte literario méxico-norteamericano, el cual, hasta ese momento, se reducía a la crónica periodística.

De la vida de “el Malcriado”, seudónimo de Daniel Venegas, lo poco que se sabe ha sido tomado de los semanarios periodísticos La Opinión y El Heraldo de México donde escribió entre 1924 y 1933, así como de las reseñas de sus obras teatrales.

Con Las aventuras de don Chipote... el autor intenta recuperar la tradición épica y picaresca, y, a la manera de Cervantes en Don Quijote, Venegas se complace en mezclar lo objetivo y lo subjetivo; él mismo es un personaje, y cambia el plano en la realidad narrativa para dar su punto de vista y compartir su experiencia con el único afán de persuadir al iluso, de no caer en la irrealidad del “sueño americano” pues la que se narra aquí es una lucha tan necia como la librada por el ingenioso hidalgo contra los molinos de viento.

Es imposible soslayar el contexto histórico y social de la novela, en donde claramente se identifica un lenguaje emanado de la tradición oral y enriquecido por el estilo personal de Venegas, quien agrega neologismos, refranes populares y anglicismos que, puestos al servicio de una chispa humorística, ofrecen una lectura apasionante; además, el planteamiento sencillo y hasta ingenuo de la narración, lo lleva a combinar escenarios rurales y urbanos hasta confluir irremisiblemente en el ámbito “chicano” cuando el humilde campesino mexicano se transforma en un “cholo”, “verde” o “zurumato”, recién llegado de México, blanco de toda clase de abusos y humillaciones, sobre todo de sus coterráneos, pues, “nomás cruzan la línea divisoria, ya no saben hablar su idioma”.

El término chicano fue consagrado en la novela La dulce Patria (1958) por la escritora tabasqueña María Luisa Melo de Remes: “Ellos son chicanos, recién llegados de México. Los mexicanos nacidos en Estados Unidos llaman chicanos a los mexicanos nacidos en México.”

La novela de Daniel Venegas aborda con sencillez la problemática que tres décadas más tarde afrontarán escritores chicanos, pochos o méxico-americanos: la fractura de su identidad, provocada por el choque cultural, la discriminación, la violencia y la feroz lucha del inmigrante por sobrevivir.

En cuanto a la participación de la mujer en el relato, el autor deja en doña Chipota la custodia de los valores familiares, no sin prevenir contra el peligro de la naturaleza femenina en tanto que es fácilmente manipulable, por lo cual, en cualquier momento, podría “agringarse” con el alto riesgo de convertirse en una de esas “pelonas” chicanas mañosas que se especializan en “desplumar” incautos; por tanto, el escritor propone abiertamente conservarla como especie decorativa y secundaria supeditada a la voluntad y la acción de los varones.

Con franca firmeza, Daniel Venegas señala las innegables razones que puede tener cualquier sujeto para renunciar y a veces renegar de su origen, patria, familia, y hasta de sí mismo: el hambre y el cansancio inagotables de infructuosas faenas a las que es sometido en su calidad de campesino o de obrero, aunque, paradójicamente, lo mismo le ocurre en este país y en el otro.

En todo momento se percibe la desesperación de don Chipote de Jesús Domínguez y sus amigos por comer y descansar para obtener la tranquilidad que brinda la seguridad de un trabajo. La presencia de Sufrelambre, su fiel can, le recuerda constantemente que comparten una vida de perros en el país donde se supone que llegarían “a barrer el dinero de las calles”.

Con esta obra, Daniel Venegas deja asentado categóricamente que los chicanos constituyen una comunidad dentro de otra y se identifican en su propia cosmovisión •


ANUNCIOCIOS

Jazz 2001. La ruleta de la improvisación. Domingos a las 12:00 horas. 20 de mayo, Roberto Aymes; 27 de mayo, Iraida Noriega; 10 de junio, Alejandro Campos; 8 de julio, Astillero. Anfiteatro Simón Bolívar, Justo Sierra 16, Centro Histórico. Informes al 5622 7080, [email protected]

Introducción al análisis político (curso-taller). Inicia el 1o de junio. Sesiones los viernes de 17:00 a 20:30 horas (cuarenta horas en total). Imparten César Cansino, Alberto Olvera, Enrique Serrano, José Antonio Crespo, María Marván y otros. Informes en el Centro de Estudios de Política Comparada, al 5611 3130 y 5611 3563, www.cepcom.com.mx

Lenguajes dancísticos de España, India y México. Temporada Milenium. Del 3 de mayo al 8 de julio. Funciones: jueves y viernes a las 20:30 horas; sábados a las 19:00 horas y domingos a las 18:00 horas. Participan Da. Te. Danza, Astad Deboo, Contempodanza, Utopía Danza Teatro, Compañía Jorge Domínguez y otras. Centro Nacional de las Artes, Churubusco y Calzada de Tlalpan, col. Country Club.

Carnaval de niños con el Grupo Bandula. Música afrocaribeña y baile para niños. Domingo 27 de mayo a las 11:00 horas. Entrada libre. Centro Nacional de las Artes, Churubusco y Calzada de Tlalpan, col. Country Club.

Talleres infantiles del Museo del Templo Mayor. Alimentos originarios de México, plantas medicinales y uso prehispánico de los animales. Domingos a las 11:30 horas. Entrada libre. Museo del Templo Mayor, Centro Histórico.

Taller Coreográfico de la UNAM. Temporada LXV. Viernes y domingos 12:30 horas, hasta el 1º. de julio. Sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario, Insurgentes Sur 3000. Informes al 5622 7096.
 

e n t r e v i s t a 

Detrás del ogro

Guadalupe Bucio Gaona


 
 

 
 
 
 
 

Ricardo Venegas,
Escribir para seguir viviendo,
Instituto de Cultura de Morelos/Universidad Autónoma del Estado de Morelos,
México, 2000. 

Donde posas tus manos,/ la espina de la risa
el caluroso hachazo/ de la pasión encuentras
Federico García Lorca

Corría el año de 1996. Un joven poeta entregaba el pan, hecho con sus manos, a Alberto Vadas, para los desayunos organizados semanalmente. La casualidad quiso que esa mañana conociera a Ricardo Garibay. La valentía y la sinceridad de Ricardo Venegas logró el respeto del hombre de presencia imponente. De ahí nació la amistad y con el tiempo el libro Escribir para seguir viviendo. Entrevistas con Ricardo Garibay.

Los años de lucha periodística de Garibay al lado de Julio Scherer, en el antiguo Excélsior, y sus artículos en la revista Proceso quedaban como testimonio de un hombre con ideas claras y carácter recio. En Los periodistas, Vicente Leñero escribió la opinión que tenía de Garibay: “Es una persona que se exacerba mucho”, y Fernando Vázquez Rosas comentó, en una entrevista para una radiodifusora: “La verdad es que Ricardo es un hombre con una cuenca llena de ternura.” Así era Ricardo Garibay, despertaba opiniones encontradas en todos los sitios marcados por su presencia, y defendía sus ideas con arrogancia a pesar de la feroz lucha entablada contra el cáncer que habría de vencerlo el 3 de mayo de 1999.

Ricardo Garibay caminaba por la vida armado con la sabiduría obtenida en sus múltiples lecturas, en la convivencia diaria, en las pláticas de sobremesa, en el mundo que contemplaba. La mejor muestra de su pasión por la vida la encontramos en sus novelas: Beber un cáliz (1965), Bellísima bahía (1968), La casa que arde de noche (1971), Fiera infancia (1982), Par de reyes (1983), Triste domingo (1991), por destacar sólo algunas de las cincuenta y ocho obras escritas a lo largo de su vida.

El poeta y ensayista Ricardo Venegas conoce la obra literaria de Ricardo Garibay, antes que al hombre. Después de un rato de convivencia sabe de su polémica personalidad, ha visto su “ira fulminante ante lo que considera inadmisible”; pasa el tiempo y se cultiva la amistad. Se acerca al hombre-mito con respeto, confianza y un profundo conocimiento de los personajes, situaciones, historias y atmósferas de las novelas escritas por el entrevistado; no deja nada a la casualidad, no improvisa, de tal suerte que con preguntas cortas logra respuestas largas. Garibay contesta, aclara, puntualiza cada tema, el entrevistador da la pauta y el entrevistado enseña, a todo aquel que quiera leer el libro, los secretos de una vida dedicada a la lectura y la escritura.

En la primera entrevista, “Escribir para seguir viviendo”, una guía para los jóvenes escritores, afirma que “la literatura no imita a la realidad, la literatura es el revés de un tejido, cuando uno voltea el tejido se da cuenta de cómo están tramados los hilos, se da cuenta de cómo se hizo ese tejido”. Habla de Alejandra, el personaje central de Triste domingo: “Está sola y no puede pedir ayuda a nadie para poder organizar su vida […] al tropezar con esta ceguera, con esta incapacidad para definirse a ella misma en la vida, se la quita.” En ejemplos como éste encontramos el trabajo del escritor que perfila a sus personajes y les da vida al mismo tiempo que revela cuál es el material usado para construir historias: “Se puebla de anécdotas la escritura porque cada anécdota aporta un sentido de la vida.”

Se aproxima el fin del siglo: cada hora, cada día, la muerte acecha al hombre cuyo himno se hace novela, ensayo, guión, noticia o cuento. La mirada asombrada y crítica no se deja vencer, su palabra es fuerte y contundente. “Nos espanta la desnudez; no nos espanta la prevaricación, el peculado, la corrupción que nos invaden por todas partes. Eso está bien. Ah, pero la desnudez, ¡Dios nos ampare! El gobernador del pan ha ordenado que las mujeres no anden con minifalda, esto es el colmo de ser imbécil, hipócrita y falaz”, dice en la segunda entrevista, “Ninguna mujer es intercambiable”. 

Rememora los años pasados sin nostalgia, por hacer un recuento de lo aprendido, como un esfuerzo por rescatar las enseñanzas de una vida dedicada a las letras. “Desde el año de 1953 vivo de leer y escribir, y esto me vino revelando algo: nada de lo que se lee cae en el vacío, y cuando se acumula cierto montón de lecturas viene uno advirtiendo que no se dan solas, que cada lectura nace acompañada de las que se han hecho.”

Sigue contestando preguntas. El entrevistador le recuerda la muerte del padre, retratada en Beber un cáliz: “Es algo evidente y eminentemente personal, atañe al autor de manera directa; no pude evadirme de las emociones que los acontecimientos procuraron.”

Confiesa su estado de salud y madurez literaria. “Escribo, ya sé escribir por fin, sí. Pero también comprendo que estoy cerca del fin. Me han diagnosticado cáncer.” A pesar de eso sigue enseñando, dando consejos: “Hay que ser arrogante ante los hombres […] y profundamente humildes ante el trabajo, ante el oficio de escribir.”

La muerte gana la batalla, arrebata de la tierra a un hombre incansable, buen lector, excelente escritor, un ser tierno, lleno de amor, escondido bajo el disfraz de ogro. El triunfo de la muerte es momentáneo porque hoy, en cualquier librería, podemos encontrar las obras de Ricardo Garibay, podemos verlo en su sueño de pistolero en Par de reyes o vivirlo en La casa que arde de noche, o conocer sus recovecos en esta serie de entrevistas. Mejor aún: podemos saber que Garibay venció a la muerte con su pluma •
 

 FICHERO
LOS LIBROS QUE LLEGAN A NUESTRA REDACCION

ensayo (literario)

• El paraíso de Lezama y el infierno de Lowry: dos polos narrativos, Eliana Albala, Col. Ensayo, Amate/Instituto de Cultura de Morelos/Fondo Estatal para la Cultura y las Artes, México, 2000, 313 pp.

ensayo (político)

• La reforma política del Distrito Federal, Oziel Serrano Salazar, Centro de Asesoría Multidisciplinaria, s.c./Plaza y Valdés, México, 2001, 309 pp.

ensayo (sociológico)

• Crónicas del sur. Utopías campesinas en Guerrero, Armando Bartra (compilador), Col. Problemas de México, Ediciones Era, México, 2000, 428 pp.

filosofía

• El erizo y la zorra, Izaiah Berlin, Col. El ojo infalible, Muchnik Editores/Editorial Océano de México, México, 2000, 110 pp.

memorias

• Cartas y memorias (1511-1539), Alonso de Zuazo, Col. Cien de México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, México, 2000, 414 pp.

narrativa

• Clarisa ya tiene un muerto, Guillermo Fadanelli, Col. Literatura Mondadori, 123, Editorial Mondadori, Barcelona, España, 2000, 203 pp.

• Herir tu fiera carne, Eloy Urroz, Col. Plaza mayor, Editorial Nueva Imagen, México, 2000, 166 pp.

• Imagen del hechizo que más quiero. Autobiografía apócrifa de José Joaquín Fernández de Lizardi, María Rosa Palazón, Editorial Planeta, México, 2001, 176 pp.

• Managua, salsa city (¡Devórame otra vez!), Franz Galich, Editora Géminis/Universidad Tecnológica de Panamá, Panamá, 2000, 92 pp.

poesía

• A la luz de la sangre, Jaír Cortés Montes, núm. 198, Fondo Editorial Tierra Adentro, México, 1999, 70 pp.

• Frutero y yo, Guillermo Landa, Ediciones Cultura de Veracruz, México, 2001, 71 pp.

• Renato Leduc. Obra literaria, prólogo de Carlos Monsiváis, compilación e introducción de Edith Negrín, Col. Letras mexicanas, Fondo de Cultura Económica, México, 2000, 752 pp. 


 

revistas

• Archipiélago, núm. 31, enero-marzo 2001, año 6, textos de Ana Lorena Carrillo, Félix Báez-Jorge, María Rosa Palazón, entre otros, Confluencia, México, 80 pp.

• Cordillera, núm. 1, octubre 2000, año 1, nueva época, textos de María del Socorro Soto Alanís, Héctor González, José Ángel Leyva, entre otros, Sociedad de Escritores de Durango, A.C., México, 40 pp.

• La Pluma del Ganso, núm. 22-23, noviembre 2000-abril 2001, año 6, textos de Patricia Romana Bárcena Molina, Cristina Caballero, Antonio Madrigal Hurtado, entre otros, Publicaciones Armol, México, 60 pp.

• Liberaddictus, núm.49, mayo 2001, año VII, textos de Julio González Molina, Óscar Emir Olivares Alonso, Jesús García Rosete, entre otros, ContrAdicciones, Salud y Sociedad, a.c., México, 32 pp.

• Los Universitarios, núm. 7, abril 2001, nueva época, textos de Ignacio Solares, Arnoldo Kraus, Paulina Lavista, entre otros, Universidad Nacional Autónoma de México, México, 64 pp.

• Metapolítica, núm. 5, enero-marzo 2001, textos de Renée de la Torre, César Cansino, Octavio Ianni, entre otros, Centro de Estudios de Política Comparada, a.c., México, 184 pp.

• Novedades Educativas, núm. 122, febrero 2001, año 13, textos de Martiniano Román Pérez, Jacobo Setton, Irene Alfiz, entre otros, Centro de Publicaciones Educativas y Material Didáctico, Buenos Aires, Argentina, 95 pp.

• Reencuentro, núm. 27, abril 2000, textos de Pilar Viviente Solé, Pedro Emilio Zamorano Pérez, Laura Regil, entre otros, Universidad Autónoma Metropolitana, México, 64 pp.

• Origina, núm. 99, mayo 2001, año 8, textos de Alberto Chimal, Rocío Aznar Montejo, Luis Ramón Bustos, entre otros, Gilardi Editores, México, 80 pp.

• Tierra Adentro, núm. 108-109, febrero-mayo 2001, textos de Aurora Noreña, Verónica Ordaz Trujillo, Nohemí Sosa Reyna, entre otros, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, México, 104 pp.

• Universidad y Utopía, núm. 19-20, mayo-diciembre 2000, año VII, textos de Fernando Gallardo Rodríguez, Álvaro Reyes Toxqui, Horacio Acuña Pérez, entre otros, Sindicato de Trabajadores Académicos de la Universidad Autónoma Chapingo, México, 101 pp.