¿LA FIESTA EN PAZ?
Ť Leonardo Páez
JUAN JOSE HINOJOSA, AFICIONADO PENSANTE
SI SU VIDA FUE tan lograda como la de un gran torero, su partida física no dejó de tener tintes tauromáquicos: el pasado 20 de mayo -fecha también de los decesos de Gaona y de Arruza- y "a las cinco en punto de la tarde", como cantara García Lorca, uno de sus poetas favoritos, Juan José Hinojosa descansó de exhibir y cuestionar a través de sus artículos periodísticos a tanto sepulcro blanqueado metido a político.
INCANSABLE CRÍTICO DEL PRIÍSMO durante 56 años -en puntuales y elegantes colaboraciones en medios como el Excélsior, de Julio Scherer; Siempre! y Proceso, desde su fundación-, Hinojosa fue también un destacado hombre de empresa y entusiasta militante panista que, sin embargo, supo ponerse a prudente distancia del neopanismo amnésico y concertacesionero. Tras las elecciones del 2 de julio y fiel a su espíritu crítico, puso en tela de duda un cambio no por ruidoso menos remoto. "Las contradicciones se acumulan, las promesas se devalúan", escribió en su postrer colaboración.
APASIONADO Y CONGRUENTE, supo ser un autodidacta ejemplar, disciplinado y comprometido; ser humano carismático, de vasta cultura, fogosa oratoria y amena conversación, así como un católico responsablemente libre, en quien la fe jamás inhibió su gusto por la vida, su sentido del humor y su agudeza.
Y POR UNA EXTRAÑA coincidencia, Juan José acabó siendo, sin mucho convencimiento de su parte, ¡mi compadre!, ya que su hijo Javier se alcanzó la puntada de pedirme que fuera su padrino de confirmación cuando íbamos en preparatoria. El y sus hermanos se convirtieron en los que no tuve, e inolvidables fines de semana en una modesta pero acogedora casa de campo rumbo a Villa del Carbón, me arroparon de amistad, de alegría y de charlas inolvidables.
ADEMÁS, JUAN JOSÉ fue un aficionado pensante a la fiesta de los toros. Cierta ocasión tuvo la gentileza de prestarme el libro con las Crónicas, de Carlos Septién García, y la afectuosa elegancia de nunca pedirme que se lo devolviera. Varias veces, con sus hijos y mi padre, fuimos al Toreo de Cuatro Caminos, donde presenciamos las primeras actuaciones de El Cordobés, y otras tantas al coso de Insurgentes, mucho antes de que fuese convertido en el Cecetla (Centro de Capacitación para Empresarios Taurinos de Lento Aprendizaje).
EN AÑOS RECIENTES, de cuando en cuando solíamos desayunar y platicar de la vida en general. Como a esos desayunos, incluso el último, hará un par de meses, invariablemente llegaba yo con retraso, solía decirme: "Levántate temprano y nunca olvides atreverte".
SOBRE MIS EXASPERACIONES taurinas, me reconvenía: "Ocúpate menos de las empresas y más de tus lectores, que esperan más información crítica y menos moralina infructuosa sobre cómo debería caminar la fiesta". Y luego caíamos en otros temas como la política y la religión o religiosidad subyacente en la naturaleza humana.
VIDA LOGRADA SI LAS ha habido, la de Juan José Hinojosa ?79 años de decirle sí a cada día?, como la de los grandes toreros, dejó a su paso un aroma de elegancia y una sucesión de desafíos bien resueltos, de faenas ejemplares y de grandeza de espíritu, el único que salva a los individuos y a los pueblos.