Lunes en la Ciencia, 28 de mayo del 2001
Un vistazo al Sol Rita Abreu Santa Cruz de Tenerife, especial para La Jornada. Acercarse a 30 millones de kilómetros del Sol y salir 40 grados de la órbita eclíptica (donde se encuentra la órbita de la Tierra), son los principales fines científicos del satélite solar Orbiter, proyecto impulsado por la Agencia Espacial Europea, que ha motivado la discusión y el debate de 145 científicos, expertos en física solar, reunidos en el congreso Solar encounter: the first solar orbiter workshop, realizado en el Puerto de la Cruz, de la isla de Tenerife, del 14 al 18 de mayo del 2001. El congreso se propuso definir las preguntas científicas que el satélite debe responder y a partir de ellas establecer qué instrumentación requiere. Así pues, con objeto de observar los polos solares por primera vez, así como estudiar los fenómenos magnéticos que ocurren a pequeña escala y que no se pueden ver desde la Tierra, deberá ponerse en marcha la construcción de cuatro telescopios y 20 instrumentos de medidas in situ. Los primeros harán la teledetección y los segundos, aprovechando que el satélite entrará en la heliósfera solar, medirán las propiedades in situ, como la temperatura, las partículas, el viento solar, el campo magnético, etc., lo que permitirá conocer los valores del sitio donde se encuentre el satélite. El Instituto de Astrofísica de Canarias, institución anfitriona, va a participar en el diseño del magnetógrafo visible. Respecto a qué sucede en los polos del Sol, Valentín Martínez Pillet, astrofísico, investigador del Instituto de Astrofísica de Canarias y organizador del congreso, responde: "Desde la Tierra lo que vemos siempre es el ecuador solar; sin embargo, los polos son una zona donde ocurren fenómenos magníficos muy interesantes que nos influyen mucho a la Tierra. Ver los polos norte y sur por primera vez será muy revelador, allí ocurre la muerte y comienzo de un ciclo solar, y no lo vemos." El mismo investigador estableció que una tormenta solar es "una explosión magnética que produce radiación electromagnética y radioactividad, partículas como protones y electrones que se aceleran a altas energías." El Sol tiene un ciclo magnético de 11 años en donde se genera un cierto campo magnético que son como imanes, éstos son capaces de absorber energía de los movimientos que ocurren en el Sol, pero no se acumula de manera estable. La naturaleza no sabe cómo acumular tanta energía, entonces ocurre una explosión o tormenta y a veces se dirige a la Tierra. Cuando no nos llega se presentan las auroras boreales, que son muy llamativas y no ocasionan ningún problema. Sabemos que ocurren fenómenos magnéticos muy importantes para las condiciones de vida en la Tierra, ocurren a escalas espaciales muy pequeñas, pueden llegar a ser de pocos kilómetros y desde aquí no podemos verlos en detalle. "Cada vez más la tecnología que se usa en la Tierra depende de satélites que están allá afuera, orbitando alrededor de la Tierra, como la telefonía móvil que usamos. Pues si ocurre una de estas tormentas electromagnéticas los satélites pueden perder la órbita, perder la conexión con tierra, pueden producirse cortos circuitos. "Las rutas áreas que atraviesan por las líneas polares también puede verse afectadas. "La radiación electromagnética viaja a la velocidad de la luz, hay rayos gama y rayos X; luego la radiación de protones y electrones que no van a una velocidad tan rápida tarda uno, dos, tres días en llegar a nuestro planeta. Por eso es importante la capacidad de predicción." El investigador informó que el satélite Orbiter tiene previsto ser lanzado en el 2009, o el 2013, aún no se sabe. No se puede lanzar en cualquier momento, porque usa lo que se llama gravedad asistida de planetas, de la Tierra y de Venus. Los encuentros con Venus van a ir sacando al satélite de la órbita eclíptica y lo van a ir inclinando, así podrá ver los polos. El satélite tiene que llegar al Sol, una forma es darle mucha gasolina, lo que resultaría costoso y no sería muy viable; la otra, es con los paneles solares coger mucha energía pero tampoco se puede, y, la tercera opción es llegar a Venus, y que éste le dé un empujón, no entrar en su órbita, simplemente que la gravedad de Venus le empuje y le conduzca hacia el Sol. También lo impulsará la Tierra. Tenemos tres semanas de cada año y medio para lanzarlo al espacio. Cerca del verano del 2009 es una fecha propicia siempre y cuando ya se cuente con la tecnología propicia para que no se achicharre". El Solar Orbiter recibirá 16 veces más radiación que la Tierra, tendrá un costo de 180 millones de euros, más el costo de su equipamiento e instrumentos, que se calcula dupliquen la cifra. La inversión inicial correrá a cargo de la Agencia Espacial Europea. Así, aunque hoy nos parezca ciencia ficción, el doctor Valentín Martínez Pillet (Alicante, 1964) asegura que habrá en el futuro un interés cotidiano de la población por conocer si se avecina o no una borrasca espacial procedente del Sol. |