MARTES Ť 29 Ť MAYO Ť 2001

Rolando Cordera Campos

Los consejos del banco

Como el Jarabe loco, el documento del Banco Mundial (BM) presentado el martes pasado resucitó a más de un muerto. Como debía haberse esperado, al menos por parte del gobierno y del propio banco, una agenda para el desarrollo para la "nueva era", presentada al público antes de que el presidente Fox hiciese lo propio con el Plan Nacional de Desarrollo (PND), no podía sino despertar todo género de suspicacias y arrebatos nacionalistas o globalifóbicos, más aún cuando el Presidente lo hace suyo de inmediato "porque está en su línea" planteada desde antes, en la misma campaña electoral.

El BM hizo lo que acostumbra hacer, pero su presentación en sociedad tuvo que haber sido consultada con el gobierno, como también se acostumbra. Porque el gobierno consideró pertinente que el documento se hiciera público antes del plan, es cosa que todavía debe entenderse, y desde luego explicarse.

Por años, el BM fue un excelente proveedor de información y análisis privilegiados, porque eran muy pocos los que tenían acceso a sus trabajos institucionales. Más adelante, con la llegada de Mr. Xerox a tierras aztecas, esos estudios comenzaron a circular entre cada vez más usuarios, lo mismo que los del FMI, hasta llegar a las "grandes revelaciones" de los setenta, cuando se dio a conocer sin autorización alguna la Carta de Intencion firmada con ese organismo por el gobierno del presidente José López Portillo. Luego, estudios y visitas de los funcionarios de ambas organizaciones se volvieron costumbre, al igual que las crisis interminables que justificaban esa práctica del Estado y de las instituciones internacionales.

Poco a poco quedó claro que los técnicos que entraban y salían de México como si se tratara de una puerta revolvedora eran, sobre todo, voceros y apoyadores de lo que aquí se decidía, y que cuando se extralimitaban, como ocurrió en algún momento, era debido sobre todo a la propia debilidad de los gobiernos, que estaban contra la pared por falta de recursos o acceso al crédito. La presencia del BM y el FMI, de cualquier forma, tendió a exagerarse, entre otras cosas porque era más fácil reinventar un enemigo malo y externo, que hacerse cargo de las grandes dificultades que traía consigo el desplome económico nacional, junto con el del propio Estado. Y de esto abusaron con estridencia algunas izquierdas, pero con discreción y sigilo también se hizo en el PRI y en el propio gobierno: eso de que "no se puede con el Fondo" no fue pretexto excepcional por aquellos tiempos.

Pero estamos, nos propone el BM, en una nueva era, en lo que sí coincide con la línea presidencial. Lo que no es nuevo es la recurrente lentitud del crecimiento y la presencia permanente de crisis a la vuelta de la esquina, que siguen haciendo las veces de petates del muerto para tener quietas y bien dispuestas a las oposiciones..

Lo ideal hubiese sido que la agenda del BM fuera de inmediato recibida y sometida a estudio por las Cámaras, los partidos y los organismos sociales, y que el gobierno se aprestase a presentar ya, hoy, el PND. Pero eso es pensar en un reino tolteca gobernado por sabios y adivinos, olvidando que vivimos en Kafkahuamilpa. Aquí mandan la ocurrencia y la bravata y un constante poner la carreta por delante de los bueyes.

La agenda de marras desatará los gritos y rechazos de siempre, así como hosannas de bienvenida por parte de quienes la ven como parte de los bonos que el Mesías nos obsequia por nuestro buen comportamiento al despegar la nueva era. Lo que no se hará, es poner con claridad sobre la mesa las propuestas del banco y las que aquí existan o se generen al calor del debate, entre otras cosas porque todo indica que en materia económica lo que no se quiere es un debate de fondo, que abra el arcón donde los financieros públicos y privados guardan sus tristes y mezquinos secretos, y haga que los grupos sociales poderosos admitan que, de una vez por todas, es a ellos a quienes corresponde dar el primer paso en materia de riesgos para crecer y cooperación para hacerlo con equidad.

Las convocatorias a la competitividad que hace de nuevo el BM, lo mismo que su insistencia en el tema social, de pobreza e inicua desigualdad, serán no sólo insuficientes sino tal vez de nuevo perniciosas, si sirven como pretexto para el ruido y la furia de unos y la obsecuencia de otros, pero no para inspirar una reflexión que nos corresponde hacer primero que nada a nosotros. Sigue sin reconocerse que en la vida real la economía es inseparable de la política, en especial cuando de democracia se trata y se habla. La democracia sorda y miope ante la economía y la cuestión social que por lo visto se busca vender por aquí, es la peor versión del new age extraída de los libros de aeropuesto por los fieles de la autoayuda. Lo malo es que no son pocos.