MIERCOLES Ť 30 Ť MAYO Ť 2001

Ť Mezcla de clases políticas en un ambiente palaciego

Variopinta audiencia para un plan de corte transexenal

Ť Dentro, saludos y parabienes; afuera, protesta magisterial

ROSA ELVIRA VARGAS

Para la presentación de un documento de la talla del Plan Nacional de Desarrollo (PND), el gobierno de Vicente Fox demostró que tiene, como institución, un gran poder de convocatoria. Creó una atmósfera apropiada para practicar la convivencia democrática en un ambiente palaciego, y la tradicional clase política, aquella que perdió la Presidencia de la República pero mantiene importantes espacios partidistas, sindicales o económicos, se mezcló sin rubor con la nueva, la que está en pleno disfrute del poder.

Conspicuos representantes de una y otra intercambiaban afectuosos saludos, se buscaban para comentar algo "muy importante", hacían citas, compartían números telefónicos, acordaban, discernían. Nadie se quedaba solo y tenían mucho que decirse para alertar, convocar, resolver...

En esa misma vorágine comunicativa se mezclaban políticos del PRD, del PT y de Convergencia por la Democracia; líderes empresariales y hombres de empresa; dirigentes sindicales de poderosos gremios como el magisterial y el petrolero; científicos y autoridades universitarias; uno que otro miembro de la farándula y deportistas paralímpicos.

También algunos miembros de la cúpula militar y de la Armada; defensores de los derechos humanos; jerarcas religiosos y, por supuesto, líderes de opinión y directivos de medios informativos. En síntesis, una variopinta audiencia que al llegar a Palacio Nacional pasaba registro por orden alfabético y que sumaría, informó un enterado, "el gabinete legal, el ampliado, más mil".

Llegado el momento culminante, todos se dispusieron atentos a escuchar la exposición de Vicente Fox, quien insistió en la premisa de que la planeación de acciones en su gobierno rebasará el fatídico plazo de seis años y las ubicó en cinco lustros, pues de acuerdo con el documento, "el PND 2001-2006 atiende a los retos que plantean las transiciones a través de la misión de México en el año 2025".

Podría entenderse -desde la óptica de un fox_plan_desarrollo03malicioso presente- que esa es la razón por la cual este martes no hubo mayor prisa y sólo se presentó un manuscrito rector conteniendo grandes objetivos, líneas generales y plausibles propósitos.

O sea que para efectos prácticos, otra tradición se rompió en el mandato foxista. Un priísta que ha ocupado dos secretarías de Estado y cargos legislativos, hizo memoria y concluyó que esta es la primera vez que el PND se presenta sin meta cuantificable para los sectores social o económico, donde está ausente el anuncio sobre megaproyectos de infraestructura y con cero referencias a algo que cualquier familia pueda tomar como palpable como aspiración u oferta de gobierno.

Porque además esa era la idea: "entregar un documento estratégico y no programático", con valores y principios, subrayó Carlos Flores, el artífice del documento, quien además tuvo una intervención antes del mensaje presidencial que no se había previsto en el programa oficial.

Así, la otra noticia es que desde ahora y hasta agosto, periódicamente irán presentándose los programas sectoriales, especiales, institucionales y regionales que cubrirán "de manera detallada" las acciones del Ejecutivo federal en los temas considerados de prioridad nacional.

Entre éstos, además de los obligados relativos a educación, salud, seguridad pública y empleo, en el Resumen ejecutivo del PND se incluyen otros como soberanía nacional, desarrollo empresarial y modernización del gobierno. Al final se apuntan los programas que estarán diseñados para sectores específicos de la población y entre paréntesis se precisa que se trata de los dirigidos a "mujeres, indígenas y personas con discapacidad, entre otros".

Con esa tarea por venir, y como ha ocurrido desde el primero de diciembre, es claro que prácticamente todo el primer año de gobierno de Vicente Fox transcurrirá en una febril actividad mediática. Y esto, porque a los informes trimestrales del Presidente y de cada secretario de Estado, a la incesante campaña por promover las bondades de la iniciativa fiscal, a los programas radiofónicos semanales del mandatario y a toda acción política que se considere destacable, ahora habrá que añadir la presentación de los diversos programas sectoriales del PND.

De hecho, ayer mismo -y eso explicaría ciertas ausencias- los integrantes del gabinete partieron a todos los puntos de la geografía nacional para realizar, por instrucciones expresas, una presentación especial del plan.

A fin de acatar la disposición legal de entregar el PND al Congreso "para su conocimiento y opinión", se eligió el remozado Salón de la Tesorería de Palacio Nacional. Sillas blancas para los invitados, y en el presídium acompañaron a Vicente Fox los secretarios de Hacienda, Francisco Gil; de Gobernación, Santiago Creel, y de la Contraloría, Francisco Barrio, además del presidente de la Cámara de Diputados, Ricardo García Cervantes; el coordinador para la Alianza Ciudadana, Rodolfo Elizondo, y Carlos Flores.

Espacio donde se han realizado elegantes cenas para jefes de Estado y otras elegantes recepciones, el Salón de la Tesorería fue cubierto ayer en sus muros de cantera por pendones donde se intercalaban, siempre en fondo azul, collages fotográficos y aquellas palabras clave del mensaje foxista: Humanismo, Cambio, Equidad, entre otras. La bandera mexicana y dos pantallas de televisión, en cada extremo, salvaron a la concurrencia de no percibir algo de lo que ocurría al frente.

Nadie asistió con la representación del Poder Judicial ni tampoco fue el jefe del GDF. La ausencia de los ministros de la Suprema Corte de Justicia se explicó oficialmente por la necesidad de finiquitar en pleno controversias constitucionales cuyo término de resolución vencía precisamente ayer. En el caso de las autoridades capitalinas nadie comentó en la reunión matutina que hubiese invitación oficial para la ceremonia, y no se dio argumento institucional sobre este hecho.

Entre las instantáneas de los prolegómenos de la ceremonia no faltó quien captara que cuando el secretario general del PRI, Rodolfo Echeverría, se aprestaba a saludar a Adolfo Aguilar Zinser, un conocido de ambos no pudo evitar la exclamación: "šSí que fue una pirueta la de Yucatán!" El primero hizo acopio de convivencia democrática y sólo alzó los hombros.

Los priístas que ayer fueron a la presentación del PND trataban de mantener aquello que llaman casta. Eran convidados para conocer lo que piensa realizar un gobierno presidencial que ya no es el suyo y al final, alguno, cariacontecido y resignado, confesaba que la derrota de Yucatán se debió llanamente a la elección de un mal candidato y no por el partido, pues no de otro modo se entiende que hayan ganado el Congreso y numerosas alcaldías.

También admitía que la única oportunidad que le queda este año al ex partidazo para ganar una gubernatura está en Tabasco, "porque en Michoacán va a ganar Lázaro". Y a modo de conclusión ante tan sombrío panorama, ese mismo priísta decía: "urge que lleguemos a noviembre para que entonces se vaya toda la gente de Labastida, que tanto daño nos ha hecho".

Por el PRD, el coordinador de los diputados, Martí Batres; el secretario general, Jesús Zambrano, y el legislador Héctor Sánchez. El rector de la UNAM compartía comentarios con el ex titular de esa casa de estudios José Sarukhán, hoy parte del gabinete de Vicente Fox y a quien correspondió el diseño de todas las acciones que tienen que ver con los mínimos de bienestar que con el PND se impulsarán. Parámetros a alcanzar, explicaría momentos antes el científico, "debajo de los cuales no puede estar nadie en el país".

Pero si de demostrar plenitud debía hablarse, ahí estaba la cúpula panista. Luis Felipe Bravo Mena, con el triunfo de Yucatán en el bolsillo; García Cervantes concediendo entrevistas a diestra y siniestra, y Diego Fernández de Cevallos con su propia agenda, su sonrisa condescendiente y su satisfacción inocultable.

Porque ayer, el jefe Diego tenía para todos. Retomaba sus expresiones de rechazo al trato que se ha dado a Mario Villanueva, bromeaba con los periodistas en tono subido y dedicaba largo rato a atender a mujeres compungidas o solicitantes de fotografía que lo abordaron en la calle y con las cuales -y algunos hombres también- se detuvo largo rato en improvisada audiencia.

Es la nueva clase política en el poder y no puede resistirse a disfrutarlo. Es bello, embriaga, dicen.

Afuera de Palacio Nacional, contenidos por vallas y elementos del Estado Mayor Presidencial, decenas de maestros disidentes se expresaban con sus mismas consignas y su acusación sin matices contra aquellos que en esos momentos salían del recinto: "šEsos son, esos son, los que roban a la nación!"