MIERCOLES Ť 30 Ť MAYO Ť 2001

Ť Reporta en su informe anual violaciones a derechos humanos en 149 países y territorios

Amnistía Internacional censura los efectos "nefastos" de la globalización

Ť Critica el "empobrecimiento y aumento de las desigualdades" debidas al modelo económico

Ť Por lo menos mil 300 millones de personas subsisten con menos de un dólar diario, señala

AFP

París, 30 de mayo. Amnistía Internacional (AI) declaró la guerra a los "nefastos" efectos de la globalización que se tradujeron en el "empobrecimiento y aumento de las desigualdades", según su informe anual 2001, en el cual da cuenta, además, de violaciones a los derechos humanos en 149 países y territorios.

Al dar a conocer públicamente su informe en momentos en que esta entidad defensora de los derechos humanos festeja 40 años de vida, Amnistía Internacional enfrenta el desafío que plantea la globalización en materia de derechos. Pero decidió ampliar su actividad, es decir, no limitarse a la defensa de los derechos civiles y políticos.

"La globalización se ha traducido en un enriquecimiento para algunos y en la ruina y desesperanza para la mayoría", afirma el senegalés Pierre Sané, secretario general de Amnistía Internacional durante casi diez años, remplazado en agosto pasado por Irene Khan, de Bangladesh.
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En más de 80 países, sostiene Sané en el informe, el ingreso por habitante en el 2000 era inferior al de 1990 y "por lo menos mil 300 millones de seres humanos intentan sobrevivir con menos de un dólar diario".

Amnistía Internacional "se esforzará a partir de ahora en actuar (de forma) más directa a favor de los derechos económicos, sociales y culturales" y sus objetivos "ya no se limitarán a la defensa de los derechos civiles y políticos, sino (que abarcará) el conjunto de los derechos fundamentales de la persona humana".

La organización estima que los gobiernos no pueden desentenderse frente a la globalización, sino que "pueden y deben" velar por la protección de los trabajadores y "dejar de tomárselas con los militantes de derechos humanos".

En ese contexto llama a las empresas multinacionales presentes en los países donde las violaciones a los derechos humanos son moneda corriente, a presionar. Este año, apunta, militantes de Amnistía Internacional hicieron campañas para impedir que los diamantes procedentes de zonas de conflicto en Sierra Leona no llegaran a los mercados internacionales. Además, exhortaron públicamente a las compañías petroleras presentes en Colombia, Sudán y Nigeria a intervenir a favor de los derechos humanos ante los gobiernos respectivos.

Tráfico de armamento

Amnistía Internacional revela también que el comercio internacional de armas de la policía o de las fuerzas de seguridad que provocan descargas eléctricas se ha desarrollado notablemente y en los últimos dos años más de 150 empresas instaladas en 22 países han fabricado o comercializado objetos de esta naturaleza.

En el 2000, la agrupación efectuó una campaña contra la tortura en todo el mundo y en particular en Argelia, Bielorrusia, Rusia, Haití, India, Indonesia, República Democrática del Congo (RDC, ex Zaire) y Sudán.

Ese año, al igual que los anteriores, se produjeron tragedias que provocaron reacciones inmediatas, mientras otras situaciones pasaron casi desapercibidas.

Así sucedió con Burundi, "donde la población sigue pagando el precio de la guerra civil", o en China, donde se observa un resurgimiento de la represión de las libertades fundamentales, "o en la RDC, donde la prosecusión del conflicto armado sirvió de pretexto para justificar la represión de disidentes pacíficos, o en Irak, donde Estados Unidos sigue bombardeando a la población civil".

Como si esto fuera poco, Amnistía Internacional registró, en términos globales, ejecuciones sumarias en 61 países, ejecuciones judiciales en 28, la existencia de presos y malos tratos en 125 países o territorios.

Amnistía Internacional estima que esas cifras están muy por debajo de la realidad.