JUEVES Ť 31Ť MAYO Ť 2001

Orlando Delgado

El fantasma del Fobaproa

Con una oportunidad y puntería que envidiaría Robin Hood, cuando la venta de Banamex ha renovado la discusión sobre el Fobaproa, el IPAB ha presentado su Informe anual destacando que "los pasivos derivados del saneamiento bancario de los programas de apoyo a ahorradores y deudores ascendieron a 814 mil 786 millones de pesos" de los cuales 716 mil 428 millones corresponden a los pasivos derivados de los pagarés Fobaproa, del saneamiento financiero, de los adeudos de los bancos intervenidos y de otros pasivos.

Estas cifras son superiores a las del año pasado en 3.61 y 3.54 por ciento, respectivamente, representando la primera 15 por ciento del PIB; este crecimiento del saldo de Fobaproa se dio, pese a que del Presupuesto de Egresos de la Federación se destinaron 35 mil millones de pesos para pagar el componente real de los intereses, esto es, la porción de la tasa de interés de los pagarés que supera la inflación, además de utilizar recursos provenientes de recuperaciones, entre los que se encuentran los ingresos generados por la venta de Serfin, por 43 mil 257 millones.

Se pagaron un total de 78 mil 257 millones, lo que no impidió que la deuda creciera; el IPAB podrá decir que sus resultados son extraordinarios, particularmente en relación con el perfil de los vencimientos, pero lo cierto es que cada uno de los 97 millones 361 mil 711 mexicanos seguimos debiéndole a banqueros extranjeros y a unos cuantos mexicanos, un poco más de 8 mil pesos, que serán pagados escrupulosamente con recursos presupuestales que debieran destinarse a mejores propósitos.

A esta información se suma el reporte periodístico (Carlos Loret de Mola en www.detrasdelanoticia.com, 29/05/00) que da cuenta de que "egresados del Fobaproa son funcionarios foxistas", algunos por haber sido directivos de empresas, cuyos quebrantos asumió precisamente el Fobaproa, como en el caso del secretario de Energía, Ernesto Martens, ex director general de Cintra; Víctor Cabral y José Martínez Huitrón, asesores de alto nivel de Fonatur, el primero funcionario del Hotel Camino Real, cuando era dueño Cabal Peniche, y el segundo cabeza del consorcio SIDEC-SITUR, empresa que individualmente representó el mayor monto asumido por el Fobaproa; otros por ser funcionarios bancarios de Bancomer, institución con pasivos en Fobaproa por 83 mil millones de pesos, como J. McCarthy, director general de Fonatur; V. Borrás, director general del Infonavit; M. Laborin, director general de Nacional Financiera.

Por su parte, la venta de Banamex al Citigroup confirma que los banqueros extranjeros han resultado los beneficiarios finales del "rescate bancario" y que una de las razones que explican la participación creciente en el sector financiero mexicano de este grupo financiero norteamericano, cuyo desapego a las "sanas prácticas bancarias" ha sido documentado, es la elevada tasa de interés pagada por el IPAB. En el Informe anual, con información a diciembre y presentado hasta mayo, se confirma que se liquidó anticipadamente el pagaré a favor de Banca Confia, comprada precisamente por Citibank México, ya que "resultaba más oneroso": Cetes más 3.5 puntos porcentuales; este hecho motivó una disputa legal entre el Citibank y el IPAB para definir la procedencia del pago anticipado del pagaré Fobaproa-IPAB, finalmente ganada por este último.

En este contexto, la exigencia al gobierno federal para explicitar el tratamiento fiscal que tendrá esta operación de compra-venta por 12 mil 500 millones de dólares, junto con la necesidad de conocer la tasa de interés que se está pagando por los pagarés Fobaproa-IPAB en poder de Banamex y el viejo reclamo, alguna vez sostenido por los panistas y ahora reiterado, de abrir los expedientes de los créditos cedidos al Fobaproa, permitirán conocer si esta oferta de la campaña foxista será cumplida o, como en sus ofertas económicas, igualmente se nos dirá que no es lo mismo gobernar que ser candidato.

Lo que está en juego no es, ni podría ser, la confianza de los inversionistas extranjeros en el clima de los negocios en México, sino si el nuevo gobierno está dispuesto a fundar su proyecto económico en la reparación de las atrocidades financieras cometidas por los priístas en el "rescate bancario" o si, como es de esperase, el cambio de manos de la Presidencia mantiene ocultas las operaciones fraudulentas. El Fobaproa, con su carga de cinismo y desvergüenza, sigue y seguirá rondando por mucho tiempo, mientras no lo enterremos adecuadamente.

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