JUEVES Ť 31 Ť MAYO Ť 2001

Ť Evidentes, sus vínculos con las sangrientas dictaduras del Cono Sur en los 70

Documentación demuestra la intervención de Kissinger en el golpe de Estado de Pinochet

Ť El ex diplomático de EU debe ser juzgado: investigador británico Christopher Hitchens

STELLA CALLONI CORRESPONSAL/I

Buenos Aires, 30 de mayo. Si el ex secretario de Estado estadunidense Henry Kissinger, premio Nobel de la Paz 1973, es llamado a declarar por distintos jueces que llevan adelante causas vinculadas con la Operación Cóndor, no se trata de una actitud caprichosa de los magistrados actuantes, ya que hay suficiente documentación que demuestra su intervención directa en el golpe militar de Augusto Pinochet en Chile, el 11 de septiembre de 1973, y sus vínculos con todas las dictaduras regionales que coordinaron ese plan criminal y otras sangrientas conspiraciones en el mundo.

Los archivos desclasificados por Estados Unidos, a partir de la cantidad de juicios abiertos en el Cono Sur, el descubrimiento de los Archivos del horror de Paraguay (1992), la detención de Augusto Pinochet en Londres a solicitud del juez español Baltasar Garzón, que juzga el genocidio en América Latina --y en ese encuadre in-vestiga la Operación Cóndor--, muestran no sólo la vinculación de Kissinger sino sus órdenes directas.

También en Argentina se piensa citarlo en el juicio contra la Operación Cóndor.

Visitando París lo sorprendió la citación del juez Roger le Loire, el mismo que ordenó la detención en Roma el año pasado del militar argentino Jorge Olivera por el se-cuestro y desaparición de Anne Marie Eri-ze, una joven de origen francés.

Olivera fue liberado poco tiempo después, mediante una maniobra que incluye pruebas falsificadas, lo que dejó mal parada a la justicia italiana.

La aparición del libro The Trial of Henry Kissinger, del periodista e investigador británico Cristopher Hitchens, es tan revelador como otros libros y documentos acumulados en los últimos tiempos sobre el papel del ex secretario de Estado de dos gobiernos de su país, los de los republicanos Richard Nixon y Gerald Ford .

"Kissinger y su equipo idearon el proyecto destinado a asesinar al general chileno René Schneider, que no sólo era líder de las fuerzas armadas de Chile sino que no hu-biera aceptado el golpe de Estado", dice Hitchens, en una entrevista con el corresponsal de Página 12 en París.

Agrega: "Se trata de una atrocidad absoluta y nosotros contamos con todos los detalles del atentado planeado por Kissinger y que le costó la vida a Schneider. Hay que decir también que se trata de una atrocidad contra la democracia chilena. Durante 25 años Kissinger impidió que los chilenos eligieran a su presidente".

Nueva atmósfera internacional

Analizando la política estadunidense hacia América Latina, y especialmente lo sucedido en los años 70, Hitchens sostiene que Kissinger debe ser juzgado ya que el arresto de Pinochet cambió la atmósfera internacional para quienes en el pasado cometieron crímenes de lesa humanidad.

"La presión que la comunidad internacional ejerció en la ex Yugoslavia y la instauración de un órgano institucional para juzgar los crímenes contra la humanidad muestran la necesidad de que Estados Unidos, que se cree y se presenta como maestro de los derechos humanos, empiece a aplicar la ley en su propio país", dijo.

Esto es, "sin embargo, imposible mientras se siga defendiendo a Kissinger para que no sea interrogado por los crimenes que cometió mientras ejerció el poder.... Desde el principio de la administración Nixon hasta el fin de la administración Ford las huellas que dejó Henry Kissinger son visibles y van desde Vietnam hasta Camboya, pasando por Chile, Bangladesh, Grecia y Timor Oriental", dice el periodista, quien piensa que el mayor "pasatiempo" del ex funcionario es el poder.

Mucho también deberán aclarar Kissinger y el ex presidente George Bush sobre el asesinato del ex canciller chileno Orlando Letelier y su secretaria estadunidense Ronnie Moffit, sucedido en Washington en septiembre de 1976, cuando el ex mandatario era director de la CIA.

Bush no sólo intentó desviar la atención sobre los responsables, arguyendo que se trataba de luchas entre "izquierdistas" (una reproducción de lo que se hizo durante la temible Operación Colombo en 1975), si-no que también retuvo información sobre la participación de la Dirección de Inteligencia Nacional (Dina) chilena en declaraciones que publicaron varios medios de comunicación estadunidenses como The Washington Post, Newsweek y otros, donde aparecieron "reportajes que afirmaban que la CIA había concluido que la Dina no tenía nada que ver", dice el sociólogo Heinz Dieterich en un trabajo que desmenuza la Operación Cóndor.

Agrega que el director de la CIA, Bush, "se supone que había informado personalmente al secretario de Estado Henry Kissinger sobre sus conclusiones acerca de la Dina", donde cita The Rise and Fall of the Bulgarian Connection, de E.S Herman y F. Bordhead (Sheridan Square Publications, Nueva York 1986).

Tampoco hablaron Bush ni Kissinger de la participación de los cubanos anticastristas que continuarían actuando en otros crímenes por encargo, aunque fueron juzgados en el caso Letelier, y que formaron parte de "los hombres del presidente" en esos años del lobo.