JUEVES Ť 31 Ť MAYO Ť 2001

Ť Si gana se convertirá en el político latino más importante de EU, estima ex funcionario

Villaraigosa, a la puerta de la alcaldía de LA

Ť Su campaña electoral ha logrado una amplia coalición social que incluye a sindicalistas grupos comunitarios, ambientalistas, actores e incluso las cúpulas política y económica

JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES

Washington, 30 de mayo. Antonio Villaraigosa está a la puerta de la alcaldía de la segunda ciudad más grande de Estados Unidos. Si gana la elección el 5 de junio, no sólo será el primer alcalde latino de Los Angeles en más de un siglo, sino tal vez se convertirá en el político latino más importante de Estados Unidos.

Hijo de padre mexicano y madre mexicano-estadunidense, criado en East Los Angeles, la zona marginada y dura más famosa del mundo latino en Estados Unidos, Villarraigosa, joven furioso, activista político, sindicalista, defensor de los derechos civiles, y tan hábil políticamente que llegó a ocupar el segundo puesto más poderoso de la política estatal, presidente de la Asamblea Estatal de California, en lo que todos coinciden como una carrera política "meteórica".

Ahora, podría ser la figura política latina más importante. "Si gana, automáticamente se convierte en el líder latino del país", comentó el ex secretario de Energía, ex diputado federal, y ex gobernador Bill Richardson, que ha de saber, ya que él fue por un tiempo uno de los políticos latinos más prominentes de Estados Unidos. "Inmediatamente se vuelve un jugador clave en la política del Partido Demócrata y en el politiqueo presidencial".

Este político ahora ha captado la atención nacional. Por un lado, por su campaña política que podría representar un nuevo modelo en este país, de un "líder de la nueva generación latina" que logra armar una amplia coalición social -sindicatos, grupos comunitarios, ambientalistas, organizaciones de mujeres, etc.- además de conseguir el apoyo de actores claves, incluso sorprendentes, de la cúpula política y económica de Los Angeles y California (el alcalde saliente, Richard Riordan, un republicano, lo apoyó; igual que el gobernador Gray Davis, el diario Los Angeles Times y varios multimillonarios, entre otros).

Todo esto es aún más sorprendente dado que hace dos años Villaraigosa era desconocido en Los Angeles. Una encuesta de Los Angeles Times en 1999 encontró que ocho de cada 10 residentes de Los Angeles no lo conocían para nada, o no tenían información suficiente como para opinar sobre él -tres cuartas partes de los latinos no estaban bien enterados de él. Dos años después, en abril de este año, ganó la pri la_mayor mera ronda de la elección para la alcaldía, y en menos de una semana espera ser el próximo alcalde de su ciudad.

Claro, su campaña surge, en parte, por los cambios demográficos, con el crecimiento del poder latino, en Los Angeles y el sur de su estado. Pero también logra trascender ese universo. Para Pilar Marrero, editora política del periódico La Opinión en Los Angeles, Villaraigosa decidió que "su futuro político, así como de los latinos, no está en volver todo en una cuestión racial... es muy pragmático. Pero eso no implica el abandono de sus principios progresistas, eso no lo ha hecho".

Así, este político, considerado a la vez progresista y pragmático, está captando admiración y sospecha. "Algunos lo consideran como alguien dispuesto a hacer todo trato necesario con el diablo para llegar a donde va, otros como un gran talento político que sabe como unificar a diversas fuerzas.... yo lo considero un fenómeno político", comentó Marrero a La Jornada.

Señala como ejemplo que Villaraigosa haya logrado obtener el respaldo tanto de los sindicatos como del alcalde Riordan, cuyas relaciones con los sindicalistas son pésimas. "Eso es casi un milagro" en esa ciudad.

En menos de una semana se sabrá si este "nuevo tipo de político" vencerá a James Hahn, el otro candidato (también demócrata, como Villaraigosa). Los análisis ya se pueden pronosticar: si gana Villaraigosa, todos celebraran el surgimiento de un nuevo tipo de político en este país, con implicaciones nacionales. Si pierde, todos se fijarán en cómo "lo nuevo" de este político no fue suficiente para ganar en la política estadunidense.

Las últimas encuestas lo tienen perdiendo por siete puntos a una semana de la elección. Una semana antes, otras encuestas lo tenían ganando por cuatro puntos por primera vez en dos meses, después de que ambos candidatos estaban en un empate técnico. Todo depende, ahora, de quién salga a votar, cuál sector entrega más de su voto que otro, y qué tanto se superan las divisiones raciales y étnicas, de clase, y de lealtad política. Y de qué tanto cambio desea la mayoría de los angelinos.