JUEVES Ť 31 Ť MAYO Ť 2001
Ť Nada pudo frenar el apetito de hacer historia de los celestes; Rosario, el siguiente rival
Cruz Azul a semifinales de la Libertadores, 3-0 al River Plate
Ť Dos anotaciones de Palencia y una de Cardozo pusieron fin a las esperanzas de los argentinos
Ť La prometida fantasía de Ariel Ortega y Javier Saviola nunca bajó a tierra
MIGUEL ANGEL RAMIREZ
La lucidez con que jugó Cruz Azul provocó un 3-0 sobre River Plate y la locura en el estadio Azteca, ayer prácticamente todo de sangre azul.
Los cementeros se sentaron así en la mesa de los semifinalistas de la Copa Libertadores de América y esperan asegurar la invitación al gran banquete, si pasan otra aduana argentina: la de Rosario Central.
El boleto lo empezó a atesorar desde los primeros 45 minutos. Mientras La Máquina demostraba dominar todas las artes del combate, como espíritu, concentración, contundencia y un entendimiento casi a ojos cerrados, la prestigiada visita buscaba engañar hasta a su sombra, no únicamente al árbitro brasileño Antonio Pereira. Hasta con oler a Pablo Galdames se caía Ariel Ortega.
La inmensa mayoría de las más de 100 mil almas, tal vez no todas eran cementeras de corazón, fueron con la ilusión de que repicaran por fin las campanas del triunfo en el balompié nacional.
Y si llegaron con cualquier duda, esta se fugó pronto. Al minuto 19, José Alberto Hernández filtró un pase cerca de la esquina del área grande de la meta sudamericana.
Julio César Pinheiro llegó justo y envió un centro ante la salida del portero Franco Constanzo, para que llegara Francisco Palencia y con un cabezazo marcara el 1-0 y el inicio de la fiesta.
Dos minutos después, fue el mismo Palencia quien sirvió desde la banda izquierda, pero José Cardozo no pudo llegar a tiempo para conectar con el balón, que se paseó frente al arco de Constanzo.
Ceguera arbitral
Los del River buscaban alguna infracción para detener a La Máquina. Ariel Ortega recurrió a la más criticable. Le asestó un codazo a Hernández sin balón de por medio y los únicos que no lo vieron fueron los silbantes.
Marco Antonio Mendizábal, el auxiliar técnico, hizo lo que desearon muchos: pararse de la banca a protestar, pero lo único que consiguió fue su expulsión.
Al minuto 25 se empezaron a inmolar las posibles frustraciones azules. Porque Víctor Gutiérrez llegó por la banda derecha y mandó un centro que Palencia volvió a rematar con la cabeza en el área; inútil fue el manotazo del guardameta riverplatense para evitar el 2-0.
La persistencia y tenacidad de los cementeros hicieron sufrir en serio a los del River. Ricardo Rojas por poco y marca en su propia meta, al tratar de despejar un cabezazo de Palencia.
Los visitantes en cambio, tuvieron en sus codos su mejor arma. El joven Norberto Angeles y Cardozo lo pudieron comprobar, pero lo único que ganaron fue que los amonestaran y no marcaran penal, respectivamente.
Pero con nada se pudo frenar el apetito de hacer historia con que salió el conjunto celeste al trámite. En la agonía de la primera etapa, Hernández mandó un tiro lejano que Constanzo alcanzó a mandar a tiro de esquina. Vino el cobro de Pinheiro y el balón le cayó en el área a Cardozo, quien remató con la cabeza para el lapidario 3-0.
Para el complemento, Cruz Azul siguió demostrando ser un anfitrión intratable e inagotable y el River Plate vulnerable a todos los virus. Apenas había pitado el árbitro, cuando Cardozo ya había amenazado la meta rival.
La prometida fantasía de Ortega y Javier Saviola esta vez no bajó a la tierra; los argentinos quedaron condenados a escuchar el olé, olé que bajaba de las colmadas tribunas.
Y su desgracia creció esta vez como la mala hierba, porque al minuto 58 Hernán Garce nuevamente le hizo una entrada de pocos amigos a Cardozo y se ganó su expulsión. Las piernas ya les fallaban y se quedaron con dos menos.
La pata de la suerte
Esto facilitó la tarea de Cruz Azul, que empezó a sobrellevar el encuentro. River, por su parte, trataba de hacer menos penosa su caída y al menos obligó a algunas intervenciones de Oscar Pérez, el popular Conejo que tuvo un primer tiempo más que tranquilo.
La mejor oportunidad de los argentinos fue cuando Nelson Cuevas apareció en el área e intentó cruzar un disparo, pero hasta con el pie detuvo el balón Pérez. "Es la pata de la suerte. Por eso usa un zapato grande", se escuchó en la tribuna.
Y cuando se anunció que se agregarían tres minutos al encuentro, la gente dio rienda suelta al festejo. Empezaron los brincos y el "olé, olé, oléee..azul, azul".
Los del River lo único que querían escuchar eran los latidos, una pizca de vida, porque demostraban estar muertos físicamente, sobre todo.
Pero todavía hubo oportunidad de un gran final, cuando Cardozo soltó un cañonazo desde lejos, pero el portero Constanzo alcanzó a desviar. Hubiera sido uno de esos finales que se salen de los cuentos.
Ť México tuvo un rendimiento ineficaz al iniciar la Copa Confederaciones
El Tri, cerca de la crisis total; 0-2 ante Australia
Ť Claudio Suárez empató el récord mundial de partidos jugados en la selección, con 157
Suwon, Corea del Sur, 30 de mayo. La selección mexicana entró en una zona de riesgo que amenaza con desembocar en crisis total, de la que no todos coinciden que se pueda salir con un cambio de técnico.
La inapelable derrota sufrida hoy por 2-0 ante Australia, en su primer partido de la Copa Confederaciones, desnudó la realidad del Tri. No sólo es aplastado por equipos poderosos como Inglaterra (5-0 el pasado viernes), sino también por equipos modestos y sin historia como Australia.
México sufrió un duro golpe a sus ilusiones de conquistar por segunda ocasión consecutiva este torneo. Ahora exhibió un rendimiento alarmantemente ineficaz, sin mostrar ninguna virtud e inclusive pudo haber sufrido una derrota más clara, pero los australianos anduvieron erráticos en el remate final.
Bajo el mando de Enrique Meza, el Tricolor sufrió su séptima derrota en 12 partidos. La única nota positiva para los mexicanos fue que el capitán Claudio Suárez empató el récord mundial de más partidos jugados con una selección nacional, al sumar 157 e igualar la marca del egipcio Hossan Hassan.
El escenario estuvo acorde con la pobreza mexicana y del partido en general, ya que apenas unos 3 mil espectadores se desperdigaron por unas gradas con capacidad para 43 mil.
La actuación mexicana en el primer tiempo fue especialmente raquítica. Australia, haciendo bastante poco, se paseó por el área del arquero Oswaldo Sánchez con una comodidad inusual.
En la noche de su récord mundial de partidos internacionales, Suárez jugó para el olvido. Entre él y Duilio Davino pasó cuantas veces quiso el gigante Clayton Zane, que cabeceó una y otra vez, sin oposición, dentro del área.
Fue precisamente Zane el primero en generar peligro en el partido, al cabecear a las manos de Sánchez a los dos minutos. Tres más tarde, José Manuel Abundis probó de media distancia forzando el corner.
Zane siguió siendo dueño y señor de la ofensiva australiana, pero a los 16 Juan Pablo Rodríguez casi abre el marcador con un tiro raso a la izquierda del arquero Mark Schwarzer, que desvió con problemas a corner.
Pero el gol debía ser de Australia y lo fue a los 20 minutos, cuando Shaun Murphy cabeceó sin marca y batió a Oswaldo.
La defensa mexicana era a esas alturas una coladera y el resto del equipo trasmitía una sensación de liviandad de juego, sin variantes ofensivas, lo que invitaba a esperar el segundo tanto del conjunto de Oceanía.
Y pudo haber llegado un par de veces por intermedio de Zane o de Josip Skoko, aunque Marco Antonio Ruiz tuvo a los 41 una oportunidad de igualar que desperdició por mala definición.
Con el tiempo de descuento ya agotado, Tony Popvic tiró fuera lo que era el segundo tanto de los australianos.
El ingreso de Daniel Osorno por Chima Ruiz y de Cesáreo Victorino por Alberto Coyote insinuó un leve cambio de actitud de México en el inicio del segundo tiempo, pero todo se diluyó pronto y Australia terminó de aplastar cualquier esperanza con el gran gol de Skoko a los 53.
Un zurdazo secó desde fuera del área batió limpiamente a Sánchez y ahí se acabó prácticamente el encuentro, con un México sin saber qué hacer y Australia cómoda con una victoria que le permite empezar con tranquilidad un torneo en el que es un protagonista menor.
México jugará su próximo partido el viernes contra Corea del Sur, mientras Australia enfrentará a Francia.
El Tri jugó con Sánchez; Pável Pardo, Claudio Suárez, Duilio Davino, David Oteo y Marco Antonio Ruiz (Daniel Osorno, 2T); Víctor Ruiz (Joaquín Reyes, 61), Alberto Coyote (Cesáreo Victorino, 2T) y Juan Pablo Rodríguez; Jared Borgetti y José Abundis.
Ť No sabemos qué nos pasa: Oswaldo; despedir al técnico afectaría al plantel: Claudio
Pudo haber sido peor, admitió Enrique Meza
Suwon, Corea del Sur, 30 de mayo. Una ola de pesimismo y preocupación se apoderó de la selección mexicana luego de la derrota ante Australia.
El entrenador Enrique Meza dijo estar "muy preocupado y triste", y consideró que este día "dimos un paso hacia atrás". Sin embargo, observó el lado positivo e indicó haber sacado conclusiones, con lo que anticipó posibles cambios en el plantel.
Contrario a su costumbre, el Ojitos criticó a sus pupilos. "Tuvimos una actuación bastante mala. Por momentos generamos oportunidades, pero no las concretamos, con lo que se acentuó la ineficacia.
"El final del juego fue desalentador, porque fuimos un equipo entregado. Esto pudo haber sido peor, nos podrían haber hecho más goles", observó.
Señaló que con el ingreso de Victorino y Osorno el conjunto inició bien el complemento del partido, "pero nos pesó mucho el segundo gol y a partir de ahí combatimos sin idea".
El entrenador dijo estar preocupado porque "a los muchachos no se les puede haber olvidado cómo se juega". Indicó que Corea del Sur será un rival muy peligroso, "porque viene de una derrota muy dolorosa ante Francia".
Estimó que sus pupilos tienen tiempo para cambiar, pero dijo no saber si deben mejorar la actitud o la condición física. "Vamos a ver, es una mezcla. La realidad es que hoy perdimos todo", admitió.
Por su parte, Claudio Suárez dijo que no se preocupa por el récord que hoy empató y que superará este viernes, sino por la actuación del equipo. "Habría sido bueno igualar la marca con una victoria, pero lo que me interesa es el equipo", expresó.
El experimentado central dijo que "no todo está perdido" y que podrían recuperarse en los dos encuentros que faltan.
Añadió que despedir a Meza sería "totalmente perjudicial, ya que implicaría empezar de nuevo desde cero. El técnico es la cabeza del equipo, pero la responsabilidad es nuestra. Nos está costando adaptarnos a las incorporaciones de jugadores jóvenes y en la cancha no hay diálogo", reconoció.
Jared Borgetti señaló que "todas las cosas salen en contra, como dicen, estamos mal y de malas y ni modo, hay que levantar cabeza y enfrentar al siguiente partido con la mejor actitud que se pueda".
Por su parte, Marco Ruiz señaló que no tuvieron la fortuna de concretar "y en los momentos en que el equipo se va asentando y empieza a tener posesión del balón viene el gol contrario y eso nos desestabiliza y perdemos el orden. Estamos dolidos y trataremos de mejorar".
La dureza en el análisis fue de Oswaldo Sánchez: "No sé qué nos pasa, esa es la pregunta que todos nos hacemos".
La facilidad con la que ganaron sorprendió a los australianos. "Ninguno de nosotros está en su mejor nivel físico, pero nos alcanzó para ganar", dijo el veterano Tony Vidmar. "Jugamos bien, no más que eso", coincidió Frank Farina, entrenador del conjunto.