Felicidad
Sofía
Ramírez
A menudo
nos afectan los ángeles, y los adoramos
John Donne
Si Ángela abre una ventana, quizás
encuentre que Dios está sentado sobre una nube gris, esperando.
Seguramente Ángela sabrá que Dios mira y escucha. Tal vez
Dios cierre sus ojos para disfrutar el silencio que lo tiene sordo, esperando
la irrupción del coro de lamentaciones.
Ante Dios llegan unos mensajeros
alados con un puñado de gritos y los depositan en el extremo izquierdo
de su túnica. Entonces, Dios da un puntapié y arroja más
lágrimas al mundo. De nuevo espera.
Después, otros mensajeros
le entregan el miedo que encontraron entre los muertos y Dios da un ligero
soplido y lo esparce por la vida. Sigue esperando.
Más tarde, otros ángeles
llevan ante sus pies un poco de tedio y ayudan a Dios a arrojarlo a los
hombres. Luego, Dios regresa a su sitio a esperar.
Al final, un insignificante querubín
le entrega un costalito pequeño que contiene felicidad. Dios, sabiendo
lo que es, abre el costalito y aspira. Inhala profundamente dos veces más
y lo guarda con celo en un hueco de su túnica.
Ángela cierra la ventana.
Por hoy es suficiente la espera.
Nacida en 1971, licenciada
en Letras Hispánicas por la Universidad Autónoma de Aguascalientes,
ha publicado poemas en Periódico de poesía y Siempre!,
así como los libros No había mar (coautoría
con Juan Carlos Quiroz), La sonrisa de un condenado a muerte y Dios
y el silencio de los pájaros (en la antología Creció
el mediodía).
El
andante
Claudia
Santa-Ana
Aun cuando lo advierta volver,
cuando no posea más penumbra que
la ausencia,
llevaré las manos al temblor del
cuerpo:
el rostro retraído de mi infancia.
Recorrerá otra vez los vestigios
de la memoria
con el brazo sepulcral del faro
en la península de la Andrómeda
sumergida.
vendrá porque a veces despierto
en el corazón
desleído entre tinieblas,
porque me balancea en la noche
lo mismo que a la péndula de un
puente antiguo.
Cuando lo advierta
pondré oraciones de por medio
como quien deja un puño de arena
sobre el agua.
Nacida en 1974 en la Ciudad
de México, estudió la carrera de Arquitectura en la Universidad
Autónoma de Aguascalientes. Ha publicado poemas en Tierra Baldía
y Talleres, entre otras revistas, así como la plaquette Quinta
estación. Recibió el Premio Nacional de Literatura Salvador
Gallardo 2000 por Un sable en la memoria, y es becaria del Fonca
(en poesía) en la categoría de jóvenes creadores.
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Poema
Patricia
Ortiz Lozano
Yo soy mis dedos
la piel que se refleja,
mano que delata el sitio del silencio.
Vivo en un latido fugaz
que es mi esqueleto
y trazo mi memoria
buscando letras que me nombren.
Yo soy la sed,
el punto donde el prófugo espera
su partida.
Nacida en 1972, licenciada en
Derecho, fue becaria del Fonca estatal y obtuvo mención honorífica
en el Premio Nacional de Literatura Salvador Gallardo en 1996 con Sitio
de sombra. Ha publicado en Tierra Adentro, Periódico
de Poesía, Tierra Baldía, Tiempo de Aguascalientes
y
otras revistas, así como el mencionado libro Sitio de sombra,
Casa
de lluvia y El otro mar, además de estar incluida en
varias antologías.
Lector:
Arlette
Luévano
Quisiera ver tu rostro
mientras conoces mis palabras
Supongo que te alcanzan apenas
como el rumor de un río alejado
o como la respiración de quien
duerme
en la habitación contigua
pero nunca lo sabré de cierto
cuando intentes responderme
los dos habremos olvidado
Nacida en 1976, estudió
la carrera de Derecho en la Universidad Bonaterra de Aguascalientes y desde
1997 dirige el suplemento cultural Ananke del diario Página
24. Ha publicado los libros de poesía Casi verde y Rituales
(este
último en una antología de la Colección El ala del
tigre de la UNAM). |