MARTES Ť 3 Ť JULIO Ť 2001
Ť La residencia oficial de Los Pinos se colmó de aplausos, besos y algunos desahogos
Martha Sahagún, el inicio de una nueva etapa
Ť Momentos de catarsis, después del enlace de la vocera presidencial con Vicente Fox
JUAN MANUEL VENEGAS
Tres horas habían transcurrido de su enlace matrimonial con el presidente Vicente Fox. Ya era, pues, la primera dama del país cuando Martha Sahagún apareció en público: "viene otra etapa, šqué etapa! Pero créanme, šno voy a fallar!"
Lucía radiante. Punto. Su felicidad, su emoción, sus deseos, sus nervios a flor de piel, sus nuevos compromisos... todo lo quería compartir. Un suspiro, los ojos cristalinos, la voz con la seguridad del sueño cumplido: "šsoy inmensamente feliz!"
Y apenas a su llegada, la que hasta ayer fue su oficina en la residencia oficial de Los Pinos se colmó de voces, de aplausos, de abrazos y de algunos desahogos. Fue para muchos, sin duda, un momento de catarsis.
"La distinguida esposa del Presidente de México... ahora sí". Alguien la anunció. "šAhora sí!", contestó ella. Un paso, dos. Sus hijos Manuel, Fernando y Jorge que llegaron con ella, discretos, se hicieron a un lado. Sería una escala de unos 20 minutos: una larga fila de amigos, colaboradores, conocidos y empleados de Los Pinos se formó para felicitarla.
Francisco Ortiz, quien ya para entonces se hacía cargo de la Dirección de Comunicación Social de Los Pinos, rompió la solemnidad que todavía algunos mostraban en la felicitación: "Martha, šyo fui el primero que te dije señora Fox!"
Gina, Maru, Verónica, Claudia, Marcela, Fernando, Ernesto Vidal... los colaboradores de siempre... la secretaria, la recepcionista, la señora que sirve el café entendieron que era tiempo de relajarse.
La señora Fox contribuyó: "ƑQué no están contentos? šHoy es día de fiesta!"
-šViva la primera dama! -se escuchó. Y sólo entonces, lo que ella quería compartir...
-ƑQué sentiste?
-Uyyy, šqué nervios! Pero estoy feliz, feliz... Ƒno se me nota?
-šTe ves muy guapa!
-Gracias, gracias... šes la felicidad!
-Se ve usted muy guapa, muy linda...
-šGracias chiquita! Por su apoyo, por su cariño, por su amistad y solidaridad.
La primera dama vestía falda y saco beige en seda yacarta con bordados de grecas de la misma tela; zapatillas Gucci del tono... "pero no se fijen en eso"... Lo que ella quería enseñar lo llevaba en el anular de su mano izquierda:
"šMiren, miren!", estiró el brazo para mostrar su anillo. Oro de 24 kilates grabado: "Vicente 02-07-01".
-Está muy lindo señora...
-šRamo, ramo, ramo..! -empezaron los gritos. Ya era ambiente de fiesta.
-Vamos chicos, šclaro que sí!
Caminó hacia lo que era su privado. De un arreglo floral -que nunca faltaron en su oficin- no faltó quien se apresurara a tomar una, cuatro, cinco rosas. Ella se detuvo un poco para bromear: "ƑYa recibieron mi renuncia, chicos? ƑYa recibieron mi boda, chicos?"
-šEstá listo el ramo!
-Sale pues, fórmense las chicas...
Ahí están todas. Una, dos... y tres. El ramo se lo repartieron María Eugenia Hernández, su secretaria particular, siempre vivaz, y Marcela Rojas, la secretaria adjunta que más tarde anunciaría, contenta, que va a seguir "al lado de la señora".
Siguieron más fotos. Otra fila. Más felicitaciones... Ya la señora que pide un momento, porque quería decir:
"Muchas gracias a todas y a todos. Ahora les pido: šéchenle las mismas ganas y échenle la mano a Paco! Gracias".
-ƑViene una nueva etapa señora?
-Sí, viene otra etapa, šqué etapa! Pero créanme: šno les voy a fallar!
Y se marchó a su casa en la residencia oficial de Los Pinos. "Vamos a seguir viéndonos... šno les voy a fallar!"