MARTES Ť 3 Ť JULIO Ť 2001

Ť Liberan a 94 rehenes tras 10 horas de negociación

Deudores bolivianos toman oficinas de la Superintendencia de Bancos

AP

La Paz, 2 de julio. Noventa y cuatro personas tomadas este mediodía como rehenes en la Superintendencia de Bancos de Bolivia por pequeños deudores del sistema financiero que exigen la condonación de sus deudas fueron liberados 10 horas después por sus captores.

A cambio, los negociadores que mediaron a favor de la liberación, el sacerdote Fernando Rojas y el presidente de la Asamblea de los Derechos Humanos, Sacha Llorenti, y dos diputados, se quedaron en el edificio como garantes de que el gobierno del presidente Hugo Bánzer cumplirá los acuerdos.

El canje se logró luego que los deudores permitieron el ingreso al equipo negociador hacia el final de la tarde, gracias a las gestiones de la abogada de los deudores, Brígida Sagredo.

El gobierno, su vez, manifestó su disposición a revisar "caso por caso", informó un vocero de la Iglesia católica, mediadora en ese difícil diálogo que comenzó apenas los deudores tomaron la Superintendencia con dinamita y cocteles molotov en mano.

Los deudores incluso llegaron a amarrar cartuchos de dinamita en los cuerpos de algunos de sus rehenes.

El compromiso gubernamental, según el secretario ejecutivo de la Conferencia Episcopal Boliviana, Jesús Suárez, consiste en analizar cada uno de los casos de los deudores para ver de qué forma se les puede ayudar.

Sostuvo que, sin embargo, quienes tomaron la Superintendencia se quedarán en el edificio con los garantes hasta que concluyan las negociaciones.

Unos cien deudores irrumpieron al mediodía en la Superintendencia, ubicada en una zona residencial cercana al centro, y desde uno de sus pisos lanzarn una bomba molotov a la calle, sin provocar víctimas o daños materiales.

En el interior del edificio, los deudores derramaron gasolina en las oficinas del superintendente, Fernando Calvo, quien no se encontraba en las instalaciones, así como en otros cubículos, con la amenaza que si ingresaba la policía incendiarían el lugar.

Ante esa situación, el obispo Jesús Juárez anunció que la Iglesia mediaría en el conficto y convocó de inmediato a una reunión al gobierno, la banca y los deudores, desde donde se pidió a los captores que liberaran a los rehenes para que prosiguiera el diálogo.

En Sucre, 424 kilómetros al sureste de La Paz, otro grupo de pequeños deudores tomaron, sin violencia de por medio, un edificio de la Iglesia donde trabajan 50 personas a quienes, sin embargo, no capturaron.

Los deudores, unos 30 mil movilizados en todo el país, exigen el perdón total de su adeudo, que asciende a unos 20 millones de dólares.

Un grupo de cinco mil deudores de La Paz y otros distritos realizan diariamente marchas desde hace tres meses por el centro de esta capital, que suelen concluir con el lanzamiento de piedras y palos contra las instalaciones de varios bancos.

La asociación de bancos ha dicho que no puede atender el pedido de los deudores, pero ofreció reprogramar el pago de las deudas, y el ministro de Hacienda, José Luis Lugo, dijo categórico que el Estado no se encuentra en condiciones de hacerse cargo de ellas.