MARTES Ť 3 Ť JULIO Ť 2001

Astiz, tras las rejas

Para sobreviviente de la Esma, la captura del torturador devuelve la esperanza

STELLA CALLONI CORRESPONSAL

Buenos Aires, 2 de julio. "Levantarse y ver caras como la de Alfredo Astiz en la portada de un periódico con un subtítulo que dice 'detenido' nos hace recuperar la esperanza y fuerza para seguir luchando por la justicia", dice Graciela Daleo, sobreviviente de la Escuela de Mecánica de la Armada (Esma), al enterarse de que el ex capitán, uno de los símbolos del horror de la pasada dictadura (1976-1983), se entregó a la medianoche en el Departamento Central de Policía ante la sede de Interpol, después de eludir una intensa búsqueda.

El viernes la juez María Servini de Cubría ordenó su detención en respuesta a una solicitud de la justicia italiana para que sea extraditado, ya que se le sigue un proceso por secuestro y desaparición de tres ciudadanos de esa nación europea. "Es un tributo necesario a las víctimas", expresó desde Roma el fiscal Francesco Caporale, quien solicitó la captura y la del prófugo ex capitán de fragata, Jorge Raúl Vildoza, que además se apropió de la hija -nacida en cautiverio- de Susana Pegoraro, una de las víctimas de esta causa, junto a su padre Giovanni Pegoraro y Angela María Aietta, madre del dirigente peronista Juan Carlos Dante Gullo.

argentina_astizEntrevistado por La Jornada, Gullo dijo sentir "un gran alivio" y destacó la larga lucha de los organismos de familiares y de derechos humanos, y el significado que esto tiene en cuanto a la madurez de la justicia en el mundo. "Fui detenido en abril de 1975 como integrante de la Juventud Peronista (JP) y durante la dictadura trasladado al penal de Sierra Chica, uno de los más duros y aislados en el sur del país. Mi madre estaba luchando por mí y por los otros compañeros, y fue secuestrada el 5 de agosto de 1976 y desaparecida. Me enteré en aquel lugar de confinamiento y al principio pensé que iba a aparecer".

Gullo entonces se ofreció mediante una carta certificada al Ministerio del Interior para que lo canjearan por su madre, pero no le respondieron y fue acusado de un intento de fuga de presos comunes. Su padre, Humberto Victorio Gullo, murió por la pena y en 1979 su hermano Salvador Jorge Gullo fue también secuestrado y desaparecido. "Mi madre era muy valiente, muy solidaria y activa, y aunque intuyó que algo muy fuerte estaba sucediendo, no dejó de luchar. En la cárcel esto fue una agonía interminable para mí y hasta hoy buscamos su rastro, el mínimo, como buscamos a todos los compañeros".

Gullo salió finalmente en libertad, así como los que estuvieron detenidos bajo el Poder Ejecutivo Nacional (PEN). "Nosotros en aquellos tiempos éramos también muy solidarios con otras causas y esta solidaridad es parte de la lucha por la libertad y los derechos humanos en el mundo", dijo conmovido.

La familia de los Pegoraro está ahora casi destruida. Inocencia, madre de Susana y esposa de Giovanni, constructor italiano del Véneto, recuerda que su hija estaba embarazada de cinco meses y se había encontrado con el padre para un trámite. "Ella era maravillosa. Yo la ayudaba a juntar ropa para la gente humilde. Personal de la Esma los secuestró a los dos. El esposo de mi hija, Rubén Barnes, también fue interceptado en otro lugar. Después de dos años me entero que mi esposo, según varios testigos, fue arrojado al mar y que mi hija dio a luz en noviembre y la vieron con su niña en brazos. Ella me escribió una carta -que nunca me llegó- para encomendarme a su niña hasta que regresara. Ninguna de las dos llegó aquí".

Muchos años después y dentro de la lucha de las Abuelas de Plaza de Mayo, conoció que su nieta estaba en manos del ex suboficial Policarpo Vásquez. "Me bastó verla un día en televisión para saber que esa joven llamada Evelyn Vásquez era mi nieta y Vázquez reconoció que era hija de desaparecidos, pero ella se niega a hacerse los exámenes. Yo no quiero forzarla, sólo quisiera confirmar la identidad para dar descanso a mi corazón y si ella quiere quedarse donde está nunca la molestaré". Inocencia vive con una nieta de 11 años, ya que sus otros tres hijos murieron por distintas razones. No sabe muy bien si debe esperar algo de la justicia, pero al menos ella lo intentó en Italia.

Astiz tuvo varios alias. Fue Cuervo ángel de la muerte o Gustavo Niño, el nombre con el que se infiltró entre Madres de Plaza de Mayo, cuando éstas comenzaban su lucha. Egresó de la Escuela Naval en 1971, hizo un curso de lucha antisubversiva en Estados Unidos y en plena dictadura fue enviado a la ESMA para tareas de inteligencia. El 8 de diciembre de 1977 el Grupo de Tareas 3.32 con el que trabajaba secuestró a Azucena Villaflor, fundadora de Madres y luego a otros familiares en la Puerta de la Iglesia de Santa Cruz.

Fue en esos momentos que también entregó a las dos monjas francesas Alice Domond y Leonie Duquet. En 1978 se infiltró en un grupo de exiliados en París pero fue descubierto. En 1984 es detenido por la justicia por el caso de las monjas y quedó libre gracias a las Leyes de Obediencia Debida y Punto Final (1987).

A pesar de su pasado y de su cobarde actuación en la Guerra de las Malvinas(1982) fue ascendido dos veces más en la marina en los años 90. Condenado en Francia no podía salir del país y también en Suecia se le siguió juicio cuando vecinos de un barrio de Buenos Aires lo reconocieron como el militar que disparó a la espalda de la joven de 17 años Dagmar Hagelín de origen sueco y se la llevó herida para desaparecerla.

En 1996, Astiz fue ubicado realizando tareas de inteligencia en la marina y en abril de 2000 fue condenado a tres meses de prisión por apología del delito, después de un reportaje aparecido en 1998 en una revista local. Varias veces fue reconocido en la calle por sus víctimas, insultado y hasta golpeado.

El tema de la extradición es complejo y el abogado del detenido, Pedro Bianchi, advirtió que no puede ser juzgado por un tribunal extranjero por hechos que ocurrieron en Argentina. Bianchi defendió a connotados personajes de la última dictadura, a ultraderechistas y nazis como el militar nazi, Erich Priebke, que finalmente fue extraditado a Italia. El gobierno mantiene el principio de la extraterritorialidad que aplicó el anterior para no extraditar a varios militares responsables de delitos de lesa humanidad y genocidio, requeridos por el juez español Baltasar Garzón.

Ahora quedan trámites y dudas, ya que el Ministerio de Justicia italiano tiene un plazo de tres meses para solicitar formalmente la extradición de Astiz, y puede llevar casi un año el procedimiento. Sin embargo, será difícil, por ejemplo, unir otras demandas similares como sucede con Francia, donde fue condenado "en ausencia" a cadena perpetua por el secuestro y desaparición de las monjas francesas.

A este proceso largo y complicado se unen los obstáculos políticos, que los hubo y los hay. "Cada uno de los que va preso tiene para nosotros dos aspectos: por una parte la celebración, la confirmación de nuestra razón cuando durante tantos años debimos escuchar que nada se podía hacer. Pero también hay que verlo desde las contradicciones del presente, cuando estamos viendo hechos que nos deben alertar como lo sucedido en General Mosconi, Salta (17 y 18 de junio pasado) donde vimos todos actuar a la Gendarmería, ahora rearmada y con alto poder de fuego como en los tiempos dictatoriales, en contra de un pueblo desesperado.

"Esto nos obliga a pensar Ƒvuelve la teoría de seguridad nacional que causó este genocidio en toda la región? ƑVuelve la tesis del enemigo interno? En Gendarmería hay remanentes de ese pasado trágico, ya que era la que custodiaba varios centros clandestinos de detención.

"Lo que hicieron en General Mosconi es terrible y si a eso se agrega el discurso del actual secretario de Seguridad (Enrique Mathov) que vuelve a hablar de los dos demonios: una ultraizquierda y una ultraderecha, como si de eso se tratara este tiempo, y mirando a Astiz creo que debemos estar preparados para no dejar que regrese ese pasado. Hay algo más que una celebración, hay una sensación de alerta muy fuerte", dijo a este periódico Graciela Daleo.

Beneplácito de Human Rights Watch

Desde Nueva York, Human Rigths Watch describió como "increíblemente saludable" para América Latina, el hecho de que Astiz se encuentre detenido, refirió Afp. "Ahora esperamos que sea juzgado", dijo Reed Brody, un alto responsable de la organización humanitaria, y consideró que los familiares de las víctimas de las dictaduras del Cono Sur, que usualmente lloraban en silencio, "están empezando a tener esperanzas de obtener justicia", principalmente tras la detención en Londres del ex dictador Augusto Pinochet.

Al congratularse de que en varios países se enjuicia a los "hombres fuertes", Brody sentenció: "ya no hay la impunidad que existía en Latinoamérica hace cinco años".