JUEVES Ť 5 Ť JULIO Ť 2001
CIUDAD PERDIDA
Ť Miguel Angel Velázquez
Ť Ley indígena para el DF
Ť Sólo buenas intenciones
EN LOS pasillos de la sede del gobierno de la ciudad cada día crece más el rumor de que la pretendida "ley indígena" para el Distrito Federal no es más que una tomadura de pelo o una ocurrencia de las autoridades.
POR LO pronto, varios asesores del jefe de Gobierno andan a la caza de algún dato, de algo legal de dónde agarrarse para hacer efectiva la ocurrencia que, en bien de quien lo dijo, si algo tiene es buena voluntad.
ESTO PORQUE pareciera que algunos funcionarios de la administración local desconocen los alcances legales de este gobierno que aún se halla acotado, es decir, no tiene todas las facultades de las que gozan los gobiernos estatales, por ejemplo.
DE ESA forma, lanzar una declaración que implique la creación de una nueva ley es un acto de engaño, es más, se le podría calificar de demagógica y eso sí hace daño al gobierno que jura tener perfectamente delineados sus proyectos de trabajo.
PERO ADEMAS, entre las prioridades de Andrés Manuel López Obrador no están los grupos indígenas que habitan la ciudad como tales. Si bien es cierto que existe apoyo para la población marginada de la capital, también lo es que las necesidades de los indios de la ciudad no se parecen casi en nada a las de los otros grupos, a los que se les han proyectado sistemas asistenciales.
LOS INDIOS, además de ser viejos, niños o discapacitados, son indios y allí se encierra parte de porqué su atención o apoyo deben ser planteados de manera diferente. Para no ir más lejos, se debe tener presente que en muchos casos ni siquiera comparten la misma lengua de los demás defeños.
TAMPOCO SE puede olvidar la discriminación que sufren ni las vejaciones a las que son sometidos nada más por ser indígenas, y no es todo, hay muchas más deferencias.
LA COSA es que hoy por hoy, junto con ellos, el gobierno de la ciudad también está marginado y no puede, por eso mismo, crear una ley a favor de este grupo, aunque decirlo suene muy bonito.
LA PRUEBA más cercana y tal vez la más demoledora está en la discusión de la llamada ley Cocopa, que ha dividido opiniones entre las diferentes entidades del país y que no será tocada por los miembros de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal.
EN LA ciudad de México habitan miles de indígenas de casi las 56 etnias del país y aparecen todos los días, sin que nadie los vea, por decirlo de alguna manera, en las esquinas de las calles limpiando parabrisas, vendiendo chicles o dando maromas y saltos para ganarse uno pesos, porque más de 60 por ciento están desempleados.
PERO SU desgracia más grande, esa que les impide ser sujetos de una atención institucional correcta, es que casi ninguno cuenta con su tarjeta de elector, lo cual significa que mañana o pasado no podrán emitir ningún voto a favor de sus benefactores.
SI, HACE falta un marco legal para dar atención a estos grupos y es urgente, pero no se vale tratar de engañarlos a ellos o la sociedad entera con una mentira de buena voluntad, y menos aún tratar de marginarlos por su calidad de ciudadanos sin registro para votar.
DE CUALQUIER forma, ya que no es posible crear una ley que los proteja, por lo pronto el Gobierno del Distrito Federal debería tratar de diseñar políticas de asistencia en las que la calidad de indio sirva para diferenciarlos de los otros millones de marginados en la ciudad.
La libertad de expresion
RECIBI, COMO esperaba, una carta del diputado priísta Arturo Barajas, ese del que hace un par de días les platiqué en este espacio, en la que dice que me va a demandar por mentiroso.
EL DEMANDANTE diputado dice que todo esto de que se trató de apoderar de un inmueble en la delegación Venustiano Carranza es pura y méndiga mentira, y por eso recurrirá a la ley para que todo se aclare.
ME PARECE la mejor de las decisiones porque de esa manera podremos saber si son falsos o no los documentos que le acreditan la posesión del terreno que juran las autoridades le pertenece al Gobierno del Distrito Federal.
POR LO que hace a la libertad de expresión a la que alude en su carta el señor diputado, que no se preocupe, yo seguiré escribiendo y él, ni modo, seguirá demandando. šSuerte señor diputado!
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